EL PAíS › EL TESTIMONIO DE UN ASISTENTE

“Buscaban una coima”

 Por C. A.

Franco Pastura no tenía edad durante la última dictadura para participar de las fiestas que en la época solían terminar en razzias y detenciones masivas. Sin embargo, este profesor de filosofía, que a los 44 años es además el presidente de Osos de Buenos Aires, una agrupación de gays, tuvo la inequívoca sensación de estar retrocediendo veinte años en el tiempo la noche de abril en que la Policía Federal entró sin orden de allanamiento a la fiesta de la que participaba. “La policía sostiene un discurso homofóbico, aunque en las fiestas sexuales sea sumamente frecuente encontrar oficiales, cabos y comisarios gays, como los hay de a montones. Son corporaciones donde lo homosexual no es raro, aunque sí castigado y reprimido”, le dijo a Página/12.

Pastura es uno de los testigos que se sentó ante el fiscal Manuel Garrido para contar lo ocurrido en la disco Cero Consecuencia. “Era la primera vez que iba a estas fiestas, aunque se organizan hace ya siete años. Había acompañado a una persona que estaba interesada y no se animaba a ir sola. Es un lugar cerrado al que sólo se accede por invitación o por un registro por Internet”, explica. El acceso a estas fiestas solo para hombres está pautado para la primera hora de la convocatoria. Por eso ellos llegaron temprano, a las 20. “Entendimos que era hora de retirarnos porque estaba cumplido el objetivo y buscaba antes de salir a uno de los organizadores porque le quería proponer preparar una actividad conjunta cuando me dice que no puedo salir, que hay un pequeño problemita”, recuerda.

El inconveniente eran dos policías de civil y dos uniformados que no permitían que salieran del lugar. Fue Pastura, que como el noventa por ciento de los asistentes estaba en ropa interior, el que llamó desde un celular a la Comunidad Homosexual Argentina. “Yo soy abogado –le dijo a Franco uno de los gays presentes– y estuve hablando, pero escuché que están tratando de arreglar, el problema es que la dueña del local no está y nunca quiso pagarles la coima”, cuenta Franco. Cuando después de preguntar varias veces uno de los policías reconoció que no tenían orden judicial para allanar el sitio, Franco le gritó a los asistentes que podían irse y se abalanzaron hacia la salida. Pero en la puerta lo detuvo un oficial que le dijo:

–¡Puto de mierda, adentro te cagaste todo y ahora te hacés el macho!

A lo que el profesor de filosofía contestó:

–Yo me hago el macho acá, adentro, en pelotas, como quieras.

Acto seguido lo corrió, cuenta, y junto a otros siete y su amigo logró salir. Pero tras ellos se volvió a cerrar la puerta. Adentro todavía estarían encerrados durante una hora y media más. En fila. Algunos desnudos. Otros en slip. “Se cebaron cuando vieron de qué fiesta se trataba y pensaron que podrían coimear. Había gente que públicamente no revela su orientación sexual, como la persona que salió corriendo por los techos y se cayó escapando de la policía. El del garaje donde se cayó decía: ‘Se me cayó un tipo en bolas del techo y me arruinó un auto’. Con ese miedo especulan ellos.”

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Franco Pastura se estaba por ir cuando llegó la policía.
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