EL PAíS › RONDAS Y DENUNCIAS DE MUJERES

Madres tucumanas

 Por C. R.
Desde San Salvador de Jujuy

Todos los martes, a las siete de la tarde, en la plaza Independencia, frente a la Casa de Gobierno de Tucumán, como hicieron las Madres de Plaza de Mayo durante la dictadura militar y buena parte de la democracia, otras mujeres de la provincia están buscando a sus hijas e hijos. “Tenemos 160 denuncias de desapariciones de chicas, en Tucumán, en Santiago del Estero y en otras provincias. Lo que nosotros pensamos es que en todos los casos están involucrados agentes del poder porque nada se resuelve. Ellos matan y todos salen en libertad.” Mercedes Ana Saldaña es la mamá de Pamela Láinez, desaparecida desde hace seis años, “uno antes que Marita Verón”, el caso emblemático de la provincia de Tucumán. Las rondas, que ya llevan siete meses, se motorizaron a partir del secuestro y asesinato de Paulina Lebbos y de la desaparición de Beatriz Algañaraz. También marchan víctimas del gatillo fácil o de hechos violentos que siguen impunes.

Las madres tucumanas llegaron al XXI Encuentro Nacional de Mujeres para plantear sus casos y pedir solidaridad a sus pares de todo el país, para impulsar las investigaciones. “Los 160 casos de chicas desaparecidas que pasaron en los últimos años siguen impunes y mucha gente ni nos cree cuando hablamos de lo que nos pasa. Está pasando lo mismo que ocurrió durante la dictadura.” Mercedes Saldaña tiene la certeza de que su hija “ha sido secuestrada para ser prostituida. Ella desapareció cuando estaba en la Terminal de Omnibus de Tucumán. A ella la venían siguiendo y finalmente la secuestraron”.

“Nosotras ya hemos hecho tres viajes, dos a La Rioja, y uno a Santiago del Estero, y de ese modo pudimos rescatar a tres chicas que estaban desaparecidas, pero tenemos que reservar los nombres, porque ellas tienen miedo de que las maten. Que hayan aparecido confirma a las claras que existe una organización que se dedica al secuestro de chicas jóvenes para prostituirlas. Vamos a hacer un viaje a España porque, se supone, a algunas de las chicas las han llevado a Europa”, relató a Página/12 Mercedes Saldaña. Mientras hace su denuncia, no deja de mirar a su nieta. “Ella es hija de Pamela y se tuvo que quedar conmigo”, cuenta. Los viajes a otras provincias y el próximo con destino a España cuentan con el respaldo de la Oficina Antiimpunidad creada por el gobierno nacional.

“La esperanza de las madres es hallarlas con vida, pero todo esto ocurrió hace muchos años, en mi caso seis, y usted ha visto cómo funcionan las mafias. Las tres chicas que liberamos nos contaron que a ellas las han amenazado con la muerte en caso de que los denuncien. ‘Acá no se puede llorar ni hablar, porque te matan sin compasión’”, asegura que es lo que dicen las chicas liberadas.

Cuando Mercedes Saldaña termina su parte, aparece otra madre, Rosa Rodríguez, que asegura que en Tucumán “hay mucha causa impune porque los jueces se venden por la plata, no le interesa el dolor de la persona”. Es la mamá de Marcelo Argañaraz y asegura que su hijo fue “asesinado por su propio primo. Seis meses después del crimen se fue a vivir a otro lugar y la causa está impune, nadie la investiga”.

Sofía de Orellana es otra tucumana que tiene denuncias por hacer y que ha encontrado un lugar en el XXI Encuentro Nacional de Mujeres. “A mi hijo Mauro Rodrigo Orellana le disparó el policía Walter Daniel Taljú, que era el custodio del hermano de nuestro gobernador José Alperovich. Mi hijo falleció el 22 de noviembre de 2004. El policía está libre porque los políticos le pagaron una fianza de 20 mil pesos. Yo todavía no tengo la fecha de comienzo del juicio oral y él sigue libre por las calles. No sabemos cuánto tiempo va a pasar y tenemos miedo que se escape porque hay muchas pruebas en su contra.”

La señora de Orellana recalca que vinieron al encuentro porque “es la única posibilidad que tenemos para que el caso llegue al nivel nacional. En Tucumán hacen oídos sordos. Andamos recorriendo todos los medios de prensa, hacemos la marcha todos los martes en la plaza Independencia, pero no tenemos respuestas positiva. Nos ignora el periodismo y la autoridades judiciales hacen con nosotros lo que quieren. No tenemos ninguna posibilidad de acceder a la Justicia y por eso queremos que de la Nación nos ayuden”.

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La Catedral, con guardia pretoriana a la espera de las mujeres.
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