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“No prestemos mucha atención a lo que dice”

Esta frase corresponde a Eduardo Duhalde en referencia a los dichos del secretario del Tesoro de Estados Unidos, Paul O’Neill. En la Casa Rosada la interpretación fue unánime: el Presidente está cansado de los aprietes del FMI.

“Cada vez que estamos por hacer un gol nos corren el arco”, solía decir Eduardo Duhalde a la hora de graficar las dificultades para alcanzar un acuerdo con el Fondo Monetario. Ayer, pese al temblor que provocaron las críticas de Paul O’Neill, el Presidente intentó hacer un discurso más optimista –”vamos camino hacia la reinserción internacional”–, aunque su verdadero pensamiento se mantuvo intacto: está convencido de que las posibilidades de cerrar trato con el FMI durante su mandato son ínfimas.
“Cada mañana un periodista nos sorprende con una pregunta porque siempre un señor de Estados Unidos o de otra parte del mundo hizo cierta apreciación sobre las posibilidades de reenlazar la economía argentina con el mundo. Yo quiero decirles que no prestemos mucha atención de lo que dicen”, minimizó Duhalde las palabras de O’Neill como si en vez del secretario del Tesoro norteamericano se tratara de un analista político de segunda línea del gobierno de Kamchatka.
O’Neill había afirmado por la mañana que la propuesta presentada por el gobierno argentino ante el FMI, para lograr un acuerdo que permitiera reabrir las puertas al crédito externo, “realmente no es suficiente para crear una base de estabilidad”.
Duhalde le contestó al funcionario norteamericano sin mencionar en ningún momento su nombre y apellido. “El país se encamina en paso firme para poder darle una buena noticia a los argentinos que de nuevamente somos aceptados dentro de la comunidad internacional”, dijo durante un acto en el Salón Blanco de Gobierno, donde se firmaron convenios para la realización de obras públicas en la Capital y municipios de las provincias de Córdoba, Buenos Aires, Entre Ríos y Sanfa Fe.
Flanqueado por el jefe de Gobierno porteño, Aníbal Ibarra, y el gobernador bonaerense, Felipe Solá, el Presidente siguió con su prédica optimista. “El crédito reaparecerá lentamente en Argentina y nuevamente el sistema bancario y financiero comenzará a funcionar, no como queremos por las dificultades, pero hay evidencias de que puede recomenzar este proceso”, dijo.
En este punto pareció aludir directamente al enviado del Fondo y auditor en argentina, el inglés John Thornton, quien desembarcó en el país para exigir un “paquete de garantías” al Gobierno, entre ellas el freno a los amparos judiciales contra el corralito y la reestructuración de la banca pública.
Hasta ahora Duhalde había mantenido siempre la misma línea discursiva. “El Fondo no nos cree”, “cada vez que estamos por hacer un gol nos corren el arco” y “a O’Neill no hay pistola que le venga bien”, fueron cronológicamente las frases que sellaron la queja oficial por la imposibilidad de firmar un acuerdo con el FMI.
Esa percepción de la realidad fue retomada por su jefe de Gabinete, Alfredo Atanasof. “El Gobierno hizo todo lo que tenía que hacer...y más. Ahora la iniciativa le corresponde al Fondo Monetario Internacional”, se quejó.
Atanasof no sólo pareció desdecir a O’Neill sino también al propio ministro de Economía, Roberto Lavagna, quien viene transmitiendo el desencanto norteamericano por la restitución del 13 por ciento a estatales y la suspensión del CER.
El funcionario no fue el único que manifestó su enojo con el titular del Palacio de Hacienda. Varios legisladores justicialistas lo tienen en la mira por las críticas que recibieron en los últimos días. Y de más está decir el encono con Aldo Pignanelli, titular del Banco Central, que parece no tener fin.
Pese a ello, voceros oficiales negaron que por esos tironeos se haya pensado en pedir la renuncia de Lavagna. Aunque la bronca por la falta de acuerdo parecía difícil de disipar. “Primero fue la Ley de Subversión Económica, después el pacto fiscal con las provincias, después insinuaron la necesidad de adelantar las elecciones...en todos los casos cumplimos y,sin embargo, siempre aparecen cosas nuevas”, señaló un secretario de Estado con despacho próximo al de Duhalde.
“A mí me parece que el Presidente ve cada vez más lejos la posibilidad de un acuerdo y, si éste finalmente no llega, no va a tener otra alternativa que defaultear... ¿qué más podemos así?”, concluyó su pronóstico reservado un ministro con buena llegada a Lavagna.

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