ESPECTáCULOS › THE END HACE COVERS DE PINK FLOYD

El ladrillo argentino

La banda, que reproduce a escala local el repertorio floydiano, actuará hoy y mañana en el teatro Gran Rex.

 Por Cristian Vitale

The End es una banda atípica de covers. Imitar a Pink Floyd de por sí implica un rasgo diferenciador. Pero la manera de hacerlo tal vez sea el más sustancial. En escena, la parafernalia escenográfica que utiliza el grupo reproduce a escala argentina la grandilocuencia de sus imitados: cuarenta tachos móviles de luces robotizadas conviven con efectos pirotécnicos, un coro de ocho personas para sostener, por ejemplo, “High Hopes” (del Floyd pos Roger Waters) y la típica pantalla redonda de fondo. “No hacemos volar un chancho inflable porque el techo del Gran Rex no da para eso”, se agranda Grogui Moffat, el cantante, presagiando los shows que ofrecerán hoy y mañana en el teatro de Corrientes al 800 luego del éxito obtenido el 23 de mayo, cuando lograron meter 1800 personas en el mismo sitio. “Los fans tienen a Floyd en las venas y nosotros también. Muchos vienen con escepticismo a ver qué pasa y terminan convencidos de que lo hacemos bien. Somos como un puente entre la música de Floyd y su gente”, aporta el tecladista Charly Kleppe.
–¿Los fans más dogmáticos se resisten a escuchar covers?
G.M.: –Es central que Waters y Gilmour digan que nunca más volverán a tocar juntos. Eso hace que la gente se tenga que conformar con bandas como la nuestra. Además, sabemos que algunos fanáticos cambiaron de opinión asistiendo a nuestros shows. Llegan como para darte con un caño y luego se convencen. Se dan cuenta de que yo, por ejemplo, no imposto la voz para imitar a Waters. Perciben cierta personalidad en ese sentido.
–¿Ustedes qué sienten al reconocerse como fans de Floyd y hacer covers?
Ch.K.: –Placer y responsabilidad. Uno inevitablemente se automatiza, pero cuando caés en que estás tocando Pink Floyd te equilibrás. Ensayás, te saturás y al final te recomponés cuando te felicitan.
Además de las obvias, hay diferencias que permiten cierto grado de autonomía en la postura de la banda. Por ejemplo, la movilidad del cantante en escena. Lejos de imitar a ese Roger Waters totalmente abstraído del marco que lo rodea, Moffat parece una especie de Iggy Pop cantando, por ejemplo “Money”, el clásico de The Dark Side of The Moon. “Si tengo que saltar de lado a lado del escenario salto, si tengo que estar hecho mierda lo estoy. No buscamos imitarlos completamente. Metemos luces, efectos y sonido, pero también la garra de estar interpretando verdaderas maravillas”, dice el frontman. Completan la banda Gastón, Gustavo y Juan Guillén en batería, guitarra y bajo, respectivamente, Hernán Simó en piano, Alejandra Peralta y Natalia Del Castillo en coro, Matías Dietrich en guitarra acústica y Martín Camelo en saxo.
En el repertorio de The End no existen canciones que vayan más atrás de The Dark Side... “Pensamos en la gente. Si tocás canciones de la etapa Barrett van a enloquecer muchos fanas, pero el 80 por ciento no entendería nada”, explica Moffat. “Igual hay rarezas –aclara el tecladista–, hacemos un set sintetizando todo Animals que dura 14 minutos.”
–¿Respetan a rajatabla las canciones?
G.M.: –Las melodías son exactas. Varía la versión que tomamos. A veces nos dicen “che, a este tema le metieron cambios” pero lo que hacemos es elegir una versión pirata que el común de la gente nunca escuchó.
–¿Qué opinan de Ummagumma, la otra banda argentina que imita a Floyd?
G.M.: –Ellos se vinculan con un período anterior de la historia de Pink Floyd. Me parece que lo nuestro es más show... en cambio ellos están más en parecerse a Floyd, sin bandearse. Son dos estilos distintos.

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Grogui Moffat y Charly Kleppe, músicos y fans al mismo tiempo.
“Somos un puente entre Pink Floyd y su gente”, señalan.
 
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