ESPECTáCULOS

Un prodigio perdido en las calles de la nueva Pekín

A diez años de la fama internacional ganada con “Adiós mi concubina” y luego de un traspié en el cine occidental, el director chino Chen Kaige regresa a las fuentes, con un nuevo relato de iniciación.

 Por Martín Pérez

Un niño se niega a salir al mundo en un pueblo de China. Pero el responsable del parto sabe cuál es la solución para el problema y manda llamar a Xiaochun, prodigio del violín y orgullo del pueblo, para que toque y toque hasta que el (futuro) recién nacido se convenza de que vale la pena salir al mundo, que lo está esperando. “Su hijo conoce la forma de la vida”, dice el médico, luego de que el llanto del bebé deja en claro que el parto finalmente ha salido bien. El padre de Xiaochun, un cocinero de pueblo, lo escucha sonriente, asintiendo en silencio. Sabe bien lo que vale su hijo, que con su violín ha ganado un premio por año. Por eso es que padre e hijo abandonarán el pueblo para ir a probar suerte en la inmensa Pekín, donde el padre de Xiaochun sueña que su hijo se convertirá finalmente en toda una estrella de la música.
A diez años de la fama internacional ganada con una película como Adiós mi concubina, y luego de un sonoro traspié en su acercamiento a la industria occidental (el thriller erótico Killing Me Softly), el director chino Chen Kaige regresa a las fuentes con el relato de iniciación de Xiaochun, un joven con un talento innato para la música pero que apenas está asomándose a la vida. Recién llegado a la gran ciudad, Xiaochun aprenderá rápidamente dos lecciones urbanas. Primero, que con el talento no alcanza para destacarse, sino que también hacen falta contactos. Y segundo, pero no menos importante, que la ciudad está llena de mujeres hermosas capaces de besar a sus amantes a la vista de todo el mundo.
Postal por momentos fascinante de una China urbana contemporánea que, a ojos occidentales, aún parece perdida en el tiempo, Soñando... es una película extraña, que se disfruta cuanto más suelta las riendas de su(s) relato(s), pero que se torna previsible cuando enfoca su tema central. Que es el de los sacrificios y abdicaciones necesarios para alcanzar el éxito. Con curiosos saltos de edición que –buscados o no– aceleran el paso de un relato extenso, las demoras del film en las relaciones iniciáticas de Xiaochun con su primer maestro por un lado, y con una hermosa vecina mucho mayor que él por el otro, tal vez encierren lo mejor de su metraje. Pero la tragedia y la épica de ese éxito que podría alcanzar Xiaochun de la mano de un maestro más ambicioso (interpretado por el propio director) irán cargando el film de una gravidez tal que su relato sólo puede avanzar rindiéndose al sentimentalismo más flagrante.

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El muchacho aprenderá rápidamente dos lecciones urbanas.
 
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