ESPECTáCULOS
La ficha
Se inició en La ola está de fiesta, con Flavia Palmiero, y después siguió con la comedia Son de diez, a principios de los ’90, prometiendo una carrera televisiva de alto rendimiento. Pero pronto eludió la actuación recitada por un carácter más teatral. Trató de correrse del molde para actores de tira y se ganó un lugar destacado en Carola Casini, Poliladron e Ilusiones, todas de la usina Pol-ka. En teatro, fue tan precoz como en la tele, compartiendo cartel estelar con Ricardo Darín en la obra Algo en común e iniciándose como galán joven en la puesta de El cartero. Después de pagar el derecho de piso en Gasoleros se ganó el protagónico, junto a Mariano Martínez, en Son amores y, en 2004, el de la miniserie de acción Sin código junto a Adrián Suar. Le quedan bien los roles muy definidos, antítesis de la expresión lavada y el gesto rígido de otros compañeros. En cine llegaron Yepeto, Déjala correr y Fuga de cerebros pero asume que la pantalla grande es, todavía, una cuenta pendiente. Con El gran regreso debutó junto a Alfredo Alcón y llena el teatro en Mar del Plata. “Es la primera vez que un drama –dice– les pelea el primer puesto a la revista y el vodevil.”