ESPECTáCULOS

LA FICHA

En lo sonoro, Los Shakers se encuentran seguramente entre los grupos más notables de la década del sesenta en el Río de la Plata. Deslumbrados por A hard’s day night, surgieron mediando 1964 y al año editaron un simple que arrasó: Break it all, más conocido como Rompan todo. A nadie le importó que lo cantaran en inglés. El tema, “bancado” por EMI, provocó una shakermanía y posibilitó al grupo grabar un disco sin desperdicios: Los Shakers. Una docena de canciones de merseybeat del –muy– bueno, 90 por ciento de composiciones propias –para destacar, Don’t ask me love y Give me–, una gira explosiva por Sudamérica y la edición de Break it all en Estados Unidos a través del sello Audio Fidelity de Nueva York marcan la trascendencia del grupo. En 1966, Hugo, Osvaldo, Pelín y Caio profundizaron su amor por Los Beatles con fieles versiones de Michelle y Yellow Submarine y ese mismo año publicaron Shakers for you, con Do not disturb y el sambeado Waiting como altos temas. El tercer disco llegó en 1968: enrolados en la corriente Sargent Pepper –hasta se dejaron los bigotitos–, Los Shakers pusieron el arte delante del billete y se despacharon con un disco medular para la historia del rock rioplatense: La conferencia secreta del Toto’s Bar. Mi tía Clementina, Una forma de arco iris o Acostumbro a ver TV los martes 36 son simplemente maravillosos. Se separaron a fines de 1968, para luego reaparecer en fracciones: los hermanos Fattoruso presagiaron su futuro al año con La Bossa Nova de Hugo y Osvaldo, mientras Pelín y Caio editaron el poco difundido The Studio Again en 1971. El último brillo –hasta hoy, claro– fue el disco Otros Shakers (1981), también de Hugo y Osvaldo, que Litto Nebbia quiere recuperar y reeditar.

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