La Subsecretaría de Derechos Humanos del gobierno porteño presentó ayer un programa dirigido a los damnificados de la tragedia de Cromañón. El plan fue elaborado por un equipo de profesionales dirigidos por el médico israelí Moty Benyakar, un especialista reconocido por su trayectoria en la intervención de desastres.

El Programa Integral para el Abordaje de la Prevención, Intervención y Reconstrucción en Desastres se realizó en base al impacto de la tragedia de Cromañón. “Se trata de un abordaje amplio que partiendo de los aspectos centrales de salud física y mental, se extiende a toda una gama de respuestas a los damnificados: el diagnóstico de las necesidades, el seguimiento de su recuperación hasta el alta; la formación y la capacitación continua, el apoyo en la búsqueda de empleo”, entre otros aspectos, se informó desde la secretaría a cargo de Helio Rebot.

Benyakar, doctor en Medicina y Psicología, trabajó en Israel durante la primera Guerra del Golfo; en Paraguay, en asistencia luego del incendio del centro comercial Ycuá Bolaños; también en el comité del tsunami ocurrido hace cuatro años en el sudeste de Asia; en los ataques a la Embajada de Israel y la AMIA en Argentina, entre otros desastres.

Los primeros pasos para el diseño de este programa fueron la realización del relevamiento psicofísico por parte del Ministerio de Salud y un estudio socioambiental realizado por profesionales de la Universidad de Tres de Febrero. Luego se presentó la propuesta a los damnificados, que fue aceptada.

La cantidad de beneficiarios hasta el momento es de 1932, de los cuales el 94 por ciento fue incorporado en el año 2005, el 4 por ciento se sumó en el año 2006 y el restante 2 por ciento durante 2007.

El programa será llevado a cabo por un equipo de profesionales y organizaciones. “La coordinación estará a cargo de la Red Iberoamericana de la Cátedra Unesco de Bioética y la Organización Mundial de la Salud (OMS)”, informó la subsecretaría.

Si bien la incorporación al programa es voluntaria para los afectados, quienes se incorporen al mismo deberán respetar una serie de condiciones, como la necesidad de no interrumpir los tratamientos tantos médicos como psicológicos o no abandonar los cursos de capacitación que se inicien.

“El objetivo es que las víctimas no reciban solamente un subsidio”, subrayaron el la cartera porteña de Derechos Humanos. Los sobrevivientes de Cromañón se atienden en hospitales públicos y los profesionales que los asisten, en muchos casos, lo hacen ad honorem.