SOCIEDAD › ACUSAN A GRASSI DE ESTIRAR EL JUICIO CON MANIOBRAS

Un testigo cada muerte de obispo

La defensa del cura acusado de abuso y corrupción de menores tiene una lista de 230 testigos y cita a uno por día. La fiscalía denunció que el juicio ya es más extenso que el Juicio a las Juntas. “Es una chicana burda”, dice uno de los acusadores.

El fiscal Alejandro Varela se dirigió al tribunal y dijo: “Llevamos siete meses. La defensa ha logrado que este juicio sea más extenso que el de Nuremberg y que el Juicio a las Juntas”. La cita del fiscal fue curiosa y llamativa. En la sala, el padre Julio César Grassi miraba al cielo, mientras que sus abogados acababan de anunciar que los dos testigos citados para el día no habían podido ser ubicados, pese a pertenecer al círculo de allegados al acusado de abuso y corrupción de menores. “En cuarenta años de profesión es la primera vez que me pasa asistir a un juicio en el que estirar los plazos indefinidamente sea una estrategia jurídica”, dijo Jorge Calcagno, abogado del denunciante Luis Gutiérrez. Al ritmo que propone la defensa, el juicio al cura Grassi debería llevar alrededor de dos años más.

Cuando se inició el juicio, en Morón, el 19 de agosto de 2008, como en todos los juicios, se había establecido una agenda de citación de testigos. Vale decir que en la causa ambas partes se habían esmerado en la convocatoria de testigos que superaban los 300. La acusación había presentado nada menos que 110 testigos, unos cuantos de ellos compartidos con la defensa. Pero la defensa superó esa cantidad y presentó 230 testigos.

Pero el tratamiento fue bien diferente uno de otro. Mientras que la acusación, apenas se iniciaron las citaciones, convocó a tres y hasta cuatro testigos por audiencia, la defensa lleva un ritmo bien lejano al frenesí.

Los jueces Luis María Andueza, Mario Daniel Gómez y Jorge Eduardo Carrera, del Tribunal Oral 1 de Morón, establecieron que las audiencias se realizarían en forma rotativa, tres días una semana, cuatro días la siguiente y así sucesivamente. Pero ante el escenario que se abre, ya pidieron a la defensa de Grassi que determine con mayor precisión de qué testigos desiste y con cuáles se queda.

A qué viene tanto pedido: “No sabemos concretamente cuántos testigos tienen, cuántos le faltan, de cuántos desisten –aseguró Calcagno–. Habían propuesto 230 testigos, pero citan de a uno por día, no se presentan porque dicen que no los pudieron localizar, pero muchos tienen domicilio declarado dentro de la misma Fundación, cómo no los van a encontrar”.

Para Calcagno, la estrategia es “un chicaneo medio burdo, a mí no me gusta adjetivar, pero no hay más remedio. Traen de a uno, hoy (por ayer) no tuvieron testigo, dijeron que no los habían encontrado”.

Pero no sólo no concurrieron testigos de la defensa, sino que Grassi pidió ampliar su declaración. “Parecía que lo hizo para llenar el rato porque no agregó nada nuevo, salvo unos documentos que son fotos y que no puede agregar.” Durante cincuenta minutos, mientras la defensa ponía cara de poker y los jueces miraban absortos y la acusación se restregaba los ojos para determinar si era cierto o imaginario, Grassi, con voz de misa de domingo, declaró durante cincuenta minutos. Después de declarar, se dio por terminada la audiencia.

“No lo puedo creer –insistió Calcagno–, de los 230 testigos de la defensa deben haber pasado unos 15. La estrategia de la defensa no es jurídica, lo único que parece es que quieren estirar lo más posible el juicio. Tardaron seis años y medio en llegar al juicio oral del mismo modo. En mi opinión, esto puede pasar porque jurídicamente la probanza es tan abrumadora que es ilevantable, no es un juicio de esos peleados, esos juicios grises, con argumentos importantes a favor o en contra y en los que no queda demasiado claro quién lleva las de ganar porque depende de muchas interpretaciones. Acá no es así. En mi criterio, lo que está haciendo la defensa es estirar para postergar la definición del juicio lo más lejos posible.”

“Llevo cuarenta años en el ejercicio de la profesión y nunca me pasó esto de ver cómo traen con cuentagotas los testigos como si el estirar el caso fuera una estrategia jurídica.”

A todo esto, el Tribunal Oral ya ordenó a la defensa que informara con la debida anticipación la lista de testigos pendientes para lo que resta del juicio, de cuáles desistirá y con cuáles insistirá. “No se puede informar con dos horas de anticipación cuáles son los testigos que van a ser citados porque nosotros, para cumplir un buen interrogatorio, tenemos que saber quién es, cuál es el rol que jugó en el caso, cómo ubicarlo en la trama. Esto, insisto, no me pasó en los cuarenta años de profesión que llevo.”

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El cura Julio César Grassi está acusado de abuso y corrupción de menores en al menos diecisiete casos.
Imagen: Télam
 
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