SOCIEDAD › EL FUNERAL DE JADE GOODY CONMOVIó A LOS MEDIOS Y A MILLONES DE EUROS

Lágrimas verdes por Big Sister

El entierro de Jade Goody, la ex enfant terrible de Big Brother 2002, recorrió las calles de Londres. El funeral fue vendido a los medios por cifras millonarias, según los deseos de la joven que hizo un negocio mediático de su propia enfermedad y muerte.

 Por Marcelo Justo

Desde Londres

Como en vida, el entierro de Jade Goody tuvo tres protagonistas: ella, las cámaras y la gente. Precedido por un cortejo fúnebre de 21 coches, el Rolls Royce que trasladaba por las calles de Londres los restos de la estrella de la telerrealidad fue saludado por miles de personas que arrojaban flores o lloraban en un país no demasiado proclive a las lágrimas. Desde helicópteros y desde la tierra, las cámaras transmitían el espectáculo en directo cumpliendo con el último deseo de Goody: que también su funeral fuera un acontecimiento mediático.

El funeral de Jade Goody, que murió el 22 de marzo a los 27 años de un cáncer terminal de útero, tuvo la misma visibilidad que su vida. Desde que entró por primera vez en Big Brother en 2002, Goody se convirtió en una extraña “enfant terrible” de la pantalla. Una de las productoras del Big Brother que consagró a Goody ese año, Gigi Eligoloff, captó a la perfección lo que la haría famosa. Mientras los otros productores no querían incluirla en el programa porque hablaba sin parar, no escuchaba a nadie, era inculta y ordinaria, Eligoloff intuyó que eso la iba a destacar respecto del resto de los participantes.

No se equivocaba. En sus apariciones en el Gran Hermano la espontaneidad con que Goody exhibió su personalidad y su vida, su origen marginal, sus padres drogadictos, su alarmante ignorancia la convirtieron en una estrella para esa devoradora máquina de crear “celebrities” que es la sociedad moderna. Goody constituía un espectáculo en sí misma, un personaje excéntrico y circense que despertaba afecto por la paradójica vulnerabilidad de su estilo estridente y avasallador. Sus frases se convirtieron en leyenda como cuando preguntó si “East Angular (por East Anglia)” era un lugar en el extranjero (Anglia es Inglaterra en latín: East Anglia es el este de Inglaterra).

A partir de ese primer Big Brother su vida se convirtió en un hecho mediático permanente. Goody empezó a ser una participante habitual de los “talk shows” y sus dos años de relación con Jeff Brazier, un presentador del mundo de la telerrealidad con quien tuvo dos hijos, se convirtieron en una de las comidillas favoritas de los tabloides. En 2007 su decisión de volver a Big Brother produjo una de las polémicas más intensas de un programa que se ha caracterizado por la controversia. Los comentarios marcadamente racistas que hizo Goody sobre la estrella india de Hollywood Shilpa Shetty provocaron unas 45 mil quejas al ente regulador televisivo británico, manifestaciones en la India y un virtual incidente diplomático. Goody terminó pidiendo perdón ante las cámaras, pero su carrera parecía definitivamente terminada. Su autobiografía, los perfumes que promovía, de-saparecieron de los negocios: las cámaras tan fascinadas hasta ese momento empezaron a huirle como a un espejo lleno de imágenes terroríficas.

Confirmando que el único pecado mortal del mundo del espectáculo es la falta de “rating”, Goody volvió con una tercera versión del Big Brother, esta vez en la India, recibida por la misma Shilpa Shetty. El programa batió records de teleaudiencia. La carrera de Goody parecía encaminarse otra vez cuando en pleno Big Brother recibió una llamada telefónica de su hospital que cambiaría todo para siempre: el diagnóstico médico de cáncer transmitido en directo. De ahí en más, nada se salvó de la mirada implacable de las cámaras y la caja registradora de contratos millonarios. El tratamiento médico, la pérdida del cabello por la quimioterapia, su boda con Jack Tweed fueron parte de un espectáculo en que se fueron consumiendo las últimas semanas de su vida. La caja registradora sigue recaudando. Se calcula que la venta de derechos de su boda, muerte, entierro y artículos especiales para fans superó los cinco millones de euros. En febrero Goody le dijo al The Sun que hacía todo por sus hijos. “No quiero que tengan la misma vida de pobreza y drogas que me tocó vivir.” Nadie podría reprochárselo.

Compartir: 

Twitter

Familiares y amigos llevan el ataúd con los restos de Jade a la iglesia San Juan Baptista, en Essex.
Imagen: EFE
 
SOCIEDAD
 indice

Logo de Página/12

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados

Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.