SOCIEDAD › PROYECTO DE EUROPA EN ARGENTINA

Una estación de apoyo a viajes interplanetarios

Por sus singulares características geológicas y climáticas, y por el “estado de virginidad” en que se mantiene su espacio radioeléctrico, libre de ondas y señales de telecomunicaciones, un predio desolado de Malargüe, al sur de Mendoza, es el escenario que la Agencia Espacial Europea (ESA) eligió para instalar una estación de apoyo interplanetario a sus misiones de investigación del espacio exterior profundo. La única de América latina y la tercera en el mundo. La decisión, que forma parte de un acuerdo de cooperación internacional entre esa agencia y la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae), permitirá la integración de la comunidad científica espacial argentina en el estudio del espacio exterior. Tal fue la razón que se sopesó en la opinión del canciller argentino y presidente del directorio de la Conae, Jorge Taiana, al respecto: “Es un hito para el desarrollo espacial argentino”, consideró.

El predio de un kilómetro cuadrado, deshabitado pero con dueño –cedió el terreno una vez anoticiado de la decisión de la ESA– y ubicado en Malargüe, fue seleccionado entre 20 posibles escenarios dispersos por América latina, luego de un estudio técnico que expertos de la agencia europea llevaron a cabo entre 2008 y este año. Allí se construirá una antena de 35 metros de diámetro y de más de 600 toneladas, junto a un pequeño centro de proceso y almacenamiento de datos.

La ESA financiará la construcción de la estación en su totalidad para utilizarla como apoyo en el monitoreo de los satélites en distintas misiones abarcadas por el programa Deep Space que busca conocer en detalle el espacio exterior profundo. En la actualidad existen dos instalaciones de iguales características en el mundo y con iguales objetivos: una en Cebreros, España, y la otra en New Norcia, Australia.

No obstante, el prestigio no es la única ventaja que la decisión trae al país. Según consideró el secretario general de la Conae, Félix Menicocci, “la elección nos incluye en las misiones interplanetarias de exploración del espacio exterior. Hasta ahora, los satélites argentinos estuvieron abocados sólo a estudiar al planeta, porque la prioridad siempre fue la obtención de información sobre el territorio. Ahora formaremos parte de misiones cuyas metas son a muy lejano plazo y que no sólo buscan la exploración sino que tienen en cuenta la colonización futura del espacio”. Y hay más. Porque en el marco del acuerdo de cooperación internacional en el que se dará la instalación de la estación, una de las condiciones fundamentales que estableció la Conae es la posibilidad de que la antena sea utilizada por los científicos argentinos para la puesta en marcha de proyectos propios. “Argentina podrá utilizar el 10 por ciento de la vida útil de la antena –estimada en 50 años– para estudios propios. La Conae convocará a la comunidad científica del país a acercar sus propuestas”, explicó Menicocci. Ese 10 por ciento se repartirá en “los huecos de no uso que existan en el trabajo de la antena con los satélites de la ESA”, añadió.

Además, generará nuevos puestos de trabajo, ya que “si bien el funcionamiento de la antena es en su mayoría automatizado, su construcción y mantenimiento posterior empleará a un gran grupo de personas”, sostuvo el secretario general, que agregó otra ventaja teniendo en cuenta que Mendoza cuenta con un inminente polo tecnológico especializado en energía atómica que “no para de crecer”. “La estación de dará un gran impulso”, calculó.

Si bien desde la Conae lo consideran “un hecho de inigual importancia”, la realidad es que aún falta mucho tiempo para que la estación de apoyo interplanetario realmente exista. “Dos años, por lo menos”, calculó el experto que insumirán “las firmas de los tratados, la aprobación de los convenios por parte de cada país miembro de la ESA y demás trámites”. Entre tanto, los gobiernos de Malargüe y Mendoza utilizarán ese tiempo para “acondicionar el terreno”, explicó, en referencia a las obras de infraestructura –acondicionamiento de caminos, instalación de redes de agua y de electricidad– como parte del acuerdo de cooperación internacional.

El arreglo entre Argentina y el conjunto de países que conforman la ESA –más de 15 de toda Europa– apunta a nutrir al Plan Nacional Espacial, cuyo objetivo principal es lograr, entre 2004 y 2015, el desarrollo del conocimiento y la infraestructura tecnológica necesarios para generar más y mejor información necesaria para incrementar la productividad y competitividad de los sectores socioeconómicos y productivos del país.

Informe: Ailín Bullentini.

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Una antena como la que se construirá en Mendoza.
Imagen: ESA
 
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