SOCIEDAD › LA PERIODISTA MEXICANA LYDIA CACHO, SOBRE LA EXPLOTACIóN SEXUAL EN LA ARGENTINA

“Una nena se puede vender cientos de veces”

En una conferencia de prensa cuestionó la inacción del Estado, especialmente en la ciudad de Buenos Aires, para combatir la explotación sexual. También aportó datos de su investigación sobre el caso Martins.

 Por Soledad Vallejos

“En Argentina, hay medio millón de mujeres atrapadas en redes de trata, existen ocho mil prostíbulos, entre ellos los mil verificados en la ciudad de Buenos Aires por (la ONG) La Alameda. La trata es un problema conocido.” Con esos datos fríos y contundentes comenzó la periodista mexicana Lydia Cacho su conferencia de prensa en Buenos Aires. Durante cerca de una hora, se explayó no sólo sobre los casos documentados en su libro, Esclavas del poder, sino que también actualizó fluctuaciones del mercado que sobrevive a costa de secuestrar y explotar sexualmente a mujeres y niñas “y algunos varones, que son menos y suelen quedar invisibilizados”. Entre el público, la escuchaban la activista trans Lohana Berkins, la actriz Dolores Fonzi y Lorena Martins, la mujer que denunció a su padre, el ex agente de inteligencia Raúl Martins, como proxeneta e integrante de una red de trata de mujeres. Cacho la mencionó en más de una oportunidad, al referir la causa, pero también al recordar que la trata y la explotación sexual pueden existir no sólo por apoyos y redes entre sectores del Estado sino también por cuestiones culturales y sociales. “De otra manera no se entiende cómo un jefe de Gobierno pueda hablar, supuestamente como chiste, de la importancia de crear prostíbulos y lavanderías, en obvia referencia al lavado de dinero, como hizo (Mauricio) Macri.”

La referencia era a los videos que registraron que, en descansos de grabación de spots de la campaña electoral, Macri bromeaba con que a Pino Solanas, durante un debate televisivo, debía respondérsele: “Pino, hay que darle trabajo a Constitución; yo puse una tintorería y un prostíbulo, una tintorería y un prostíbulo. Porque si no las sábanas están sucias”.

De paso en Buenos Aires para la grabación de un programa televisivo, Cacho explicó que “el mercado” que generan y abastecen las redes de trata y explotación sexual en los últimos años cambió. “Durante más de una década y hasta hace unos cuatro años, en los prostíbulos mexicanos había gran cantidad de argentinas. Pero en los últimos años se registran cambios, son llevadas mujeres de algunos países de Europa y Asia. Un día cambió. No tengo claro por qué. Y nadie lo cuestionó.” En América latina, evaluó, las redes y la esclavitud sexual fueron visibilizadas más fuertemente por la sociedad civil que por la acción de los Estados, por “el movimiento de mujeres y las feministas y las organizaciones civiles”. Sin embargo, “no conozco ningún otro país donde sea tan efectivo el trabajo de la sociedad civil como la Argentina”, señaló, pero “a la vez nunca encontré un país con tanta resistencia de un Estado a ir contra la trata” como el argentino.

“La cultura prostibularia no se puede desarrollar sin apoyo y protección política, pero no sólo eso, sino también de los militares. Ese ha sido el proceso cultural en el mundo”, desde la instauración de los circuitos de prostitución forzada en Tailandia y Camboya.

Poco antes, Martins contaba a este diario que desde hace meses ella y Cacho permanecen en contacto constante. “Todavía me acuerdo de que cuando salió el libro (Esclavas...) yo estuve por hacerle una demanda, porque hay todo un capítulo que es sobre mi papá. Sí, no le creía. Todavía no creía. Después empecé a ver que era verdad”, contaba. Poco después, Cacho retomaba la historia que narra en ese capítulo, “El intocable”, para ratificar que las organizaciones de trata operan a nivel trasnacional, como lo demuestran “las vinculaciones entre redes de México, Argentina y Venezuela”. En México “comenzó Raúl Martins, muy vinculado con un gobernador, un personaje muy importante porque tiene casinos y relación con las mafias del norte” del país. “Martins y (Gabriel) Conde (hijo de un dirigente de Boca, mencionado también en la causa penal) se instalaron en Cancún con protección de jueces.”

Los vínculos que ya se han podido demostrar entre diferentes acusados, dijo Cacho, ratifican que las redes existen y tienen estrategias, objetivos e intereses en común. “Sería importante lograr que Argentina y México vincularan sus investigaciones, y lograran que Interpol se sumara” para dar cuenta acabadamente de las ramificaciones de estos negocios clandestinos.

“Expertos mexicanos dicen que si Raúl Martins fuera extraditado a Argentina, las cosas cambiarían en la región”, evaluó Cacho, habida cuenta de que un avance significativo en el caso de quien fue apodado “el rey de la prostitución” podría influir en “el corredor entre Paraguay, Brasil, Bolivia, México, y que también pasa por Guatemala”. Entretanto, los prostíbulos mexicanos atribuidos a Martins siguen funcionando, con menos mujeres argentinas, “porque ha cambiado el mercado. Al mercado lo determinan los clientes y ahora los clientes buscan más cubanas, brasileñas y paraguayas”.

De todos modos, en los últimos años, señaló Cacho, ha habido cambios también en los modos de operación de los tratantes de personas. Las investigaciones demuestran que los carteles mexicanos Los Zetas y el de Sinaloa, por ejemplo, se han metido de lleno en estas operaciones, porque “vender un ser humano es mucho más redituable que vender droga”. “Lo dijo un ex traficante detenido en California al que pude entrevistar: un kilo de cocaína lo vendes una vez y ya; a una niña puedes venderla cientos de veces.”

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Lydia Cacho, en la conferencia de prensa a la que asistió Lorena Martins, la mujer que denunció a su padre.
Imagen: Pablo Piovano
 
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