SOCIEDAD › UNA OLIMPíADA INTERNACIONAL EN MAR DEL PLATA

Matemática de competición

Más de 550 adolescentes de cien países participan de las competencias que este año se desarrollan en el país. Seis de ellos son argentinos. Hoy termina el plazo para resolver los problemas que les dieron. Los campeones se anuncian el domingo.

 Por Pedro Lipcovich

Hoy se completa la última jornada de pruebas de la Olimpíada Internacional de Matemáticas, en Mar del Plata, donde participan más de 550 adolescentes de cien países. Deben resolver un total de seis problemas: “Son de matemática elemental, pero bien difíciles: quizá yo mismo no podría resolverlos en el tiempo asignado”, comentó uno de los organizadores, profesor titular de matemática en la UBA. Sólo un puñado de participantes obtendrá el “oro perfecto”, el puntaje máximo, pero alrededor de la mitad accederá a medallas de oro, de plata o de bronce. Y es previsible que, dentro de 20 o 30 años, alguno de los mejores obtenga un Premio Nobel, como ya lo recibieron varios de los participantes en estos eventos, que empezaron en 1959. Pero lo más importante, según los organizadores, es la movida matemática que, durante todo el año, se desarrolla para designar al equipo que competirá el año siguiente: competencias escolares, interescolares, provinciales y, en noviembre, nacionales: “Gracias a esto, unos cuantos chicos se dan cuenta de que las matemáticas no son algo inaccesible y se entusiasman con el desafío de plantearse problemas y resolverlos”. En cuanto a esta Olimpíada Internacional, el domingo se conocerán los nombres de los campeones.

Son 553 jóvenes de cien países. Típicamente, cada delegación se compone de seis participantes, un adulto que es el líder y otro adulto, acompañante. Los cien líderes, en conjunto, constituyen el jurado, y hay una mesa de coordinación formada básicamente por matemáticos del país anfitrión, en este caso la Argentina. La preside el destacadísimo matemático Luis Caffarelli, que actualmente reside en Estados Unidos. La mesa coordinadora propone y el jurado decide los seis problemas que se plantean a los participantes: tienen nueve horas en total para resolverlos, a lo largo de tres días que concluyen hoy.

¿Qué nivel de conocimiento requieren estos problemas? “Son entendibles por un alumno de escuela secundaria; corresponden a lo que llamamos matemática elemental, que requiere pocos elementos, pero sería un craso error suponer que por eso son fáciles –explicó a este diario Juan Carlos Pedraza, profesor de matemática en la UBA e integrante de la mesa coordinadora de la Olimpíada–: son bien difíciles. Yo, que soy matemático profesional, probablemente no podría resolverlos en ese tiempo. De hecho, hay problemas de matemática elemental que están desde hace siglos sin resolver. Y los chicos que resuelvan los de esta competencia, los campeones, han de tener una capacidad y un entrenamiento fuera de lo común. Estamos ante participantes muy buenos y, si pusiéramos problemas más fáciles, no podríamos discernir los campeones.”

Cada problema se califica de acuerdo con un puntaje que va de 0 a 7. En la calificación interviene la mesa coordinadora, en conjunto con el líder y el acompañante del participante a evaluar; si hay desacuerdo, vuelven a discutirlo dos horas después; si persiste el desacuerdo, retoman la discusión al día siguiente y, si todavía no hay acuerdo, decide el gran jurado que integran los representantes de todos los países: “Pero esto es rarísimo; en general se llega a acuerdos, porque lo que está en juego es la matemática; claro que cada líder tiende a ver a sus chicos con mejores ojos que los de la mesa coordinadora”, comentó Pedraza.

Como se ve, no es tan fácil establecer cuál es la mejor solución para un problema matemático: “Cada problema tiene distintas soluciones posibles. El jurado trabajó mucho en imaginar varias respuestas, pero muchas veces un chico genera una solución inesperada. Por lo demás, aunque el resultado final sea correcto, requiere pasos de elaboración que, a juicio del jurado, pueden no haber sido bien realizados. Estas discusiones se dan en la matemática profesional: cuando alguien publica un trabajo, sus colegas lo examinan, lo critican, buscan otras respuestas. Está bueno que los estudiantes hagan matemática de la misma manera que los que nos dedicamos a esto”, señaló el profesor de la UBA.

Los que obtienen el máximo puntaje no suelen ser más que tres o cuatro. A ellos se les otorga “el oro perfecto”. En función de la cantidad de oros perfectos se determina la cantidad de medallas de oro, plata y bronce, que suelen otorgarse a poco menos de la mitad de los concursantes. Más de una docena de premios Nobel en distintas ciencias (no se otorgan directamente a matemáticos) pasaron por estas competiciones. La Argentina participa desde 1988 y obtuvo hasta ahora cinco medallas de oro. El país que se destaca regularmente es China, sobre la base de detectar desde los 10 o 12 años a los niños más brillantes en matemática, retirarlos del sistema educativo común y entrenarlos en forma intensiva.

“Para nosotros, lo más importante es que las olimpíadas fomentan vocaciones que de otro modo podrían no haberse manifestado. Cada año empezamos por las competencias escolares, luego interescolares, regionales y finalmente, en noviembre, las olimpíadas nacionales, a las que llegan unos 500 chicos de todo el país. Unos cuantos se dan cuenta así de que las matemáticas no son algo inaccesible y se entusiasman con el desafío de plantearse problemas y resolverlos”, destacó Pedraza.

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