SOCIEDAD › MALESTAR Y HUELGAS DE HAMBRE DE PRESOS COMUNES POR EL INDULTO

Por qué a ellos sí y a nosotros no

Tractorcito Cabrera reclamó su indulto. Y hay pedidos grupales. El perdón a Seineldín y Gorriarán agitó las aguas en los penales.

 Por Horacio Cecchi

“Hay mar de fondo.” En forma reservada, una fuente oficial reveló a Página/12 el estado de conmoción que se vivía ayer en la cárcel de Ezeiza. Los indultos a Mohammed Seineldín y Enrique Gorriarán Merlo provocaron el reclamo de los presos comunes, que exigen igualdad ante la ley. La pretendida pacificación que argumentó Eduardo Duhalde al firmar el decreto se dio vuelta como una tortilla y caldeó los ánimos. Ayer, la información oficial no era precisa. Mientras Daniel “Tractorcito” Cabrera se comunicaba con los medios para anunciar que iniciaba una huelga de hambre, familiares de presos agregaban que la medida era masiva en Ezeiza, las tres unidades de Córdoba capital, y en parte de Devoto, mientras que era notorio el malestar en Olmos y en la nueva U9 de La Plata. El Servicio Penitenciario Bonaerense negó anormalidades con un argumento tragicómico: en el momento de la consulta aún no se había repartido la comida como para saber si había o no huelga. Entretanto, voceros de las penitenciarías federales reconocían a este diario que se estaban presentando pedidos grupales de indulto.
El indulto a Seineldín y Gorriarán Merlo, más que en aras de la pacificación nacional, según argumentó el presidente saliente Eduardo Duhalde, terminó caldeando los ánimos de por sí fácilmente irritables de los presos comunes. El rumor ya era ostensible apenas se conoció la intención de firmar el decreto. Se hablaba de una movida general, una especie de estallido hacia dentro. Y ayer tomó cuerpo con el nombre de Daniel “Tractorcito” Cabrera, detenido en Ezeiza por asaltar blindados. Telefónicamente, Tractorcito comunicó a los medios que ayer iniciaba el ayuno. El reclamo: “Se debe aplicar el principio de igualdad ante la ley –dijo Cabrera–, ya que si indultan a un asesino que mató a 50 personas por qué no pueden tener el mismo derecho los delincuentes comunes. Yo no maté a nadie y ellos pusieron en riesgo a la democracia”.
La Fundación de Familiares de Presos Sociales (Fundeso) aseguró que el clima estaba muy enrarecido en las unidades bonaerenses de Olmos y la nueva de La Plata, y había encontrado un eco muy importante en las tres unidades de la capital cordobesa, además de Devoto y Ezeiza. Al mismo tiempo, el Servicio Penitenciario Bonaerense desmentía los conflictos. “No recibimos partes de anormalidades –citó un vocero del SPB–. Hasta las ocho de la noche nadie puede estar en huelga de hambre porque recién a esa hora se reparte la comida.” Y pasada esa hora, la misma fuente ratificó la desmentida.
Desde una lectura superficial, el reclamo tiene sus grietas y no desde lo legal sino desde el sentido común: resulta difícil digerir que se abran las puertas a asaltantes, ladrones y demás. En su discurso, Duhalde intentó separar las aguas: dijo que Seineldín y Gorriarán Merlo se habían levantado contra el sistema “por convicciones políticas erróneas, pero honestas” y sin ánimo de beneficio personal. Y colocó a los banqueros en el otro extremo, el del beneficio propio, como aquellos a quienes no se podría indultar. Ayer, Duhalde admitió que “la mayoría de la gente está en contra, pero fue una decisión que tomé para pacificar al país”.
Pero hay otras lecturas posibles del reclamo. Según Daniel Barberis, de Fundeso, “el recorte que hizo Duhalde deja afuera el problema más grave en la cárcel, que es el de los presos comunes. Que yo sepa, banqueros presos hay uno o dos, y no la pasan como los comunes. El problema grave de las cárceles no está en Seineldín ni Gorriarán Merlo, ni en los banqueros, sino en las pocilgas donde tienen a los presos comunes”.
–¿Por qué hacen la huelga de hambre si desde el vamos se sabe que indulto amplio no va a haber?
–Porque abrieron la puerta, dijeron “momentito, ustedes no”, y la cerraron. Qué van a hacer. ¿Van a quedarse mirando como si fuera una película? –respondió Barberis.
Según Fundeso, Duhalde eludió mencionar el problema carcelario. “No digo que conceda los indultos a todos, pero sí que presente un plan para poner a las cárceles en los niveles humanos mínimos”, agregó Barberis. Entretanto, en la provincia y en la Capital, los subsecretarios del área hacían nerviosos llamados intentando conocer la situación. En Ezeiza aseguraban que “hay mar de fondo, y ya presentaron cincuenta pedidos por escrito”. Por la noche, el subsecretario de Política Penitenciaria bonaerense, Eduardo Madar, sondeó el clima. “No se registró malestar –señaló un vocero–. Sabemos que están preparando un petitorio, pero hasta ahora no recibimos nada.” Mientras, Tractorcito inició su primer día de ayuno. El lunes presentará un pedido de indulto en conjunto. Lo acompañan “Cacho la Garza” Sosa, Julio Pacheco y los que se quieran subir al colectivo.

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El célebre Daniel “Tractorcito” Cabrera anunció que iniciará una huelga de hambre en protesta.
 
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