SOCIEDAD › INVESTIGADORES ARGENTINOS DESARROLLARON UN SISTEMA DE TESTEO RáPIDO DEL BACILO DE KOCH

Detección rápida de tuberculosis

Un equipo argentino desarrolló un sistema de testeo utilizando el ADN del bacilo de la tuberculosis. El resultado se tiene en dos horas, contra 40 días del sistema actual. En Argentina se contagian ocho mil personas al año y mueren 60 por mes.

 Por Pedro Lipcovich

“Toda persona que tenga tos y catarro durante más de 15 días seguidos debería consultar al médico por riesgo de tuberculosis”, advirtió Raúl Alvarez, titular del Programa de Control de la Tuberculosis de la Nación. Esta advertencia puede sorprender, ya que “existe baja percepción de riesgo para esta enfermedad. Cuando uno la menciona, la gente exclama: ‘¿Todavía hay tuberculosis?’”. Pero casi 60 personas por mes mueren de tuberculosis en la Argentina. Cierto que la enfermedad está desigualmente repartida, y la mayoría de sus víctimas pertenecen a los grupos sociales más desfavorecidos –como lo reveló Página/12, el 6 de enero pasado, para el caso de los trabajadores en talleres clandestinos–; pero la facilidad de su contagio hace que todos los sectores estén expuestos, especialmente si su sistema inmunitario está comprometido como en los que tienen VIH, los trasplantados o los ancianos. Un equipo de investigadores argentinos desarrolló un sistema de testeo que, utilizando el ADN del bacilo, abrevia a dos horas un diagnóstico que, con los métodos convencionales, puede requerir 40 días. Se registran más de 8000 nuevos casos de tuberculosis al año en la Argentina, con una distribución geográfica muy desigual: afecta particularmente a la ciudad de Buenos Aires, a distritos bonaerenses como La Matanza, y en algunos distritos de Formosa se enferma más gente que en Bangladesh.

Un testeo tradicional para tuberculosis es la “baciloscopia”, que consiste en detectar, con microscopio, la presencia del bacilo de Koch en una muestra de saliva del paciente. Se puede hacer en 24 horas pero sus resultados no son precisos: según datos de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria, este test da un 16 por ciento de “falsos negativos”, es decir: 16 de cada cien personas diagnosticadas como sanas, en realidad están enfermas. El segundo método es el cultivo de los bacilos: es mucho más sensible pero tarda de 20 a 40 días. Las limitaciones de ambos métodos afectan, no sólo al paciente, que así ve demorado el comienzo de su tratamiento, sino a la comunidad, ya que, mientras no se trata, la persona con tuberculosis sigue contagiando a la gente de su entorno.

En cambio, “el diagnóstico por biología molecular da resultados precisos en dos horas”, destacó Juan Garberi, titular del equipo cuyo trabajo “Test diagnóstico rápido y bioseguro para tuberculosis” –publicado en la revista Cell Biochemistry and Biophysics– muestra resultados exitosos en un ensayo con 189 pacientes. El procedimiento utiliza una muestra de saliva del paciente pero, en este caso, “se mata el bacilo y se extrae el ADN; se lo multiplica mediante un proceso llamado PCR (el que se utiliza para pruebas de ADN en general) y se le incorpora una molécula llamada fluorocromo, que sólo emite fluorescencia cuando está presente el ADN del bacilo de Koch. Este método permite que la muestra sea procesada en lugares alejados, sin necesidad de enviarla a un laboratorio central, mediante procesos sencillos que utilizan dispositivos informáticos de uso habitual”, explicó el investigador.

Un sistema parecido se desarrolló en la Universidad de Harvard, pero, según Garberi, “requiere laboratorios de biología molecular de alta complejidad y los costos son prohibitivos para países del Tercer Mundo”.

Raúl Alvarez, titular del Programa de Control de la Tuberculosis del Ministerio de Salud de la Nación, señaló que “Brasil y El Salvador ya incorporaron métodos diagnósticos por biología molecular, recomendados también por nuestro Grupo Técnico Asesor, integrado por asociaciones profesionales”. En cuanto al método desarrollado por el equipo de Garberi, “también por recomendación del Grupo Técnico, no podemos considerar su utilización hasta tanto se hagan las pruebas que lo validen epidemiológicamente con suficiente cantidad de casos”.

Alvarez subrayó que “la tuberculosis es una enfermedad infectocontagiosa con un componente social importante. Se asocia con la pobreza y es una problemática de las grandes ciudades, donde cada boca respira más cerca de las demás; especialmente en los conurbanos suele haber asentamientos sin acceso a saneamiento ambiental y agua potable. El 20 por ciento de la población en peores condiciones sociales aporta el 29 por ciento de los casos, mientras que el 20 por ciento en mejores condiciones sociales aporta el 13 por ciento de los casos de tuberculosis”.

Esto implica que aun los sectores más favorecidos no están libres de esta enfermedad. “Pero la percepción de riesgo es baja –observó Alvarez–. Cuando uno la menciona, la gente exclama: ‘¿Todavía hay tuberculosis?’. En realidad toda persona que tenga tos y catarro durante más de 15 días debería consultar al médico. Son más vulnerables las personas inmunosuprimidas por VIH, por trasplantes de órganos u otros tratamientos, y también las personas ancianas. Sólo el diez por ciento que toma contacto con el bacilo enferma; la mitad en los dos primeros años y el resto a lo largo de su vida, y por eso aumentan los casos en edades avanzadas: la persona ha portado el bacilo durante muchos años y eventualmente, cuando es anciano, sus defensas bajan y desarrolla la enfermedad.”

En todo caso, “el tratamiento temprano es importante para cortar la cadena de transmisión: aproximadamente a las dos semanas de iniciado el tratamiento, la persona ya no contagia –destacó Alvarez–. Pero muchas veces los pacientes llegan al hospital ya con la enfermedad en estado avanzado, y ese tiempo es suficiente para establecer un índice de contagio importante a personas de su entorno”.

La cantidad de fallecidos por tuberculosis fue de 703 en 2011, último año con cifras aportadas por el Ministerio de Salud de la Nación.

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En Estados Unidos utilizan también el ADN pero el método utilizado es de costos prohibitivos.
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