El lonko (jefe) de la comunidad tehuelche-mapuche Pu Fotum Mapu, Angel Ñanco, afirmó que lograr la restitución de los restos de Inacayal “es un hecho histórico de mucha trascendencia que nos fortalece en nuestras reivindicaciones, estamos recomponiendo nuestro pueblo”.

“Con la Campaña del Desierto se buscó el exterminio de nuestro pueblo en beneficio de quienes planificaron construir una nueva nación en base al exterminio. El Estado argentino se conformó con gente de origen europeo, por lo que respondieron a intereses extranjeros”, dijo Ñanco.

El lonko consideró que la restitución de Inacayal, uno de los últimos jefes de pueblos originarios en resistir la campaña militar a la Patagonia comandada por el general Julio A. Roca, “es un hecho histórico de mucha trascendencia, que viene a fortalecernos en nuestras reivindicaciones y nos hace entender que luchando todos juntos hacemos que se cumplan nuestros derechos”. “Argentina fue generosa al abrir sus puertas y recibir a los inmigrantes, pero a no-sotros nos tocó vivir la otra cara de la moneda. ¿Qué hicimos de malo para merecer todo esto? Hoy estamos recomponiendo nuestro pueblo”, apuntó.

Y continuó: “Es importante que nuestra juventud sepa nuestra historia. Tenemos que cuidarlos y prepararlos para que continúen reconstruyendo nuestra historia y fortaleciendo nuestra cultura, incluso con el uso de las nuevas tecnologías y las nuevas formas de participación en la sociedad en general”.

Luego de la Campaña del De-sierto y por varias décadas continuaron los despojos en los territorios mapuche-tehuelche por parte del poder político nacional, el Poder Judicial y la complicidad de ganaderos y funcionarios. Se reconocía argentinos a los hijos e hijas de inmigrantes nacidos en esos territorios, pero se consideraba extranjeros a los mapuches y tehuelches.

Cuando en 1937 se produjo la expulsión de los casi 500 integrantes del Boquete Nahuelpan (Esquel), comunidad cuyos miembros son descendientes de Inacayal, el Estado argentino de aquel entonces determinó que los desalojados “eran araucanos y por lo tanto extranjeros”, señaló el historiador, antropólogo e investigador Walter Delrío.

Por su parte, Lucas Antieco, integrante de la comunidad Antieco e hijo de Don Julio, creador de la bandera mapuche-tehuelche, expresó que “entrar al Museo de La Plata fue algo muy fuerte. Sentir la fuerza de los diez mil espíritus de nuestros hermanos y hermanas que están encerrados allí y quieren descansar en paz es aterrador y muy movilizante”. “Para mí es un honor acompañar el traslado de los restos de Inacayal desde La Plata hasta Tecka (Chubut). Es lo que nuestro pueblo busca, que nuestros ancestros descansen en paz. A nuestra gente le va a hacer muy bien saber que nuestros mayores están volviendo al lugar donde pertenecen”, reflexionó.

Antieco, quien acompaña desde hace años el reclamo de restitución de los restos del Inacayal y su familia y que participó como veedor durante las extracciones de muestras de sus restos, contó que descubrió que existía “otro idioma” a los siete años.

“Los mayores de mi comunidad me contaron que el general Roca había prohibido nuestro idioma y que a muchos de nuestros hermanos les cortaban la lengua cuando los escuchaban hablar en chezungun (palabra de nuestra gente). Hoy lo vamos recuperando, vamos recomponiendo nuestra cultura y nuestra historia”, subrayó.

Los últimos restos de Inacayal (Modesto Antonio, como lo llamaron los blancos), que estaban expuestos en el Museo de Ciencias Naturales de La Plata, regresarán mañana a Chubut, 129 años después del viaje del lonko mapuche a la capital de la provincia de Buenos Aires, prisionero del Ejército argentino.

Luego de la restitución, en 2013, de 13 integrantes de pueblos originarios de Chubut, sepultados en Loma La Torta (Gaiman), se conformó la Mesa de Consejo (valle, costa, cordillera y sur) a través de la cual se coordinó, en conjunto con el colectivo Guías y la Secretaría de Cultura de Chubut, la restitución del los restos de Inakayal y su familia.