SOCIEDAD › TESTIMONIOS QUE COMPLICARON AL EX ENCARGADO MANGERI

Tres testigos para la querella

Un integrante del consorcio del edificio de Ravignani aseguró que entre los vecinos se rumoreaba que Mangeri intentaba seducir a empleadas. La empleada doméstica de la familia de Angeles complicó al ex portero. También la administradora del edificio.

Prosiguió ayer el juicio oral por el crimen de la adolescente Angeles Rawson, ocurrido el 10 de junio de 2013 en el edificio de Ravignani 2360, de Palermo. Un vecino integrante del consorcio declaró ayer como testigo del caso en el que el ex encargado del edificio Jorge Mangeri es el único imputado. El testigo, Osvaldo Carlos Sidoni, de 47 años, sostuvo que entre los propietarios ya se rumoreaba desde hacía tiempo que el portero había intentado seducir en varias oportunidades a mujeres que trabajaban en el edificio. También declaró Dominga Trinidad Torres, mujer empleada en la casa donde vivía Angeles, quien afirmó que la joven –que aparece ingresando en el edificio de Ravignani, según muestra una cámara de seguridad– nunca llegó a entrar al departamento de la planta baja A. También declaró la administradora del consorcio, Lidia Berrojaldis.

El testigo Sidoni, quien hace 20 años vive en el departamento de la planta baja B, es abogado y además integra el consejo de administración del edificio, dijo a los jueces del Tribunal Oral 9, que entre los vecinos había comentarios sobre “intentos de seducción, levante y conquista” del imputado hacia personas que trabajaban en el edificio. A preguntas del abogado querellante Pablo Lanusse, Sidoni dijo que “no hubo quejas formales pero sí informales” sobre algunos comentarios que Mangeri les hacía a las mujeres. Uno de los comentarios apuntaba a que Mangeri había acosado a una empleada doméstica que trabajaba en el edificio, pero que en esa oportunidad no se adoptó ninguna sanción contra el portero porque dentro del consejo de administración quedaron en esperar a ver si esa conducta se repetía.

El abogado recordó que “hubo otros hechos anteriores” e hizo mención a un episodio en el que la víctima fue “una empleada de una inmobiliaria”, quien dijo que en una oportunidad Mangeri le ofreció “cien pesitos” para ir al sótano. Además, el testigo relató a los jueces que recibió cuatro llamadas de Diana Saettone, la esposa de Mangeri, y de un amigo de éste entre el viernes 14 de junio y el sábado 15 de junio de 2013. En el primero de ellos, el viernes a la tarde, Saettone le dijo que estaba preocupada porque el portero no aparecía y lo habían citado a declarar, a lo cual Sidoni le aconsejó que realizara una denuncia por averiguación de paradero. En la segunda, un amigo de Mangeri llamado Jorge le dijo que el encargado ya había aparecido y que estaba yendo a declarar a la Fiscalía.

El tercer llamado, según este relato, se produjo el sábado, cuando Mangeri ya estaba detenido, en el cual Saettone le preguntaba si conocía un abogado penalista. El último llamado se produjo el domingo y Diana le dijo a Sidoni que se había ofrecido el abogado Miguel Angel Pierri para defenderlo.

Por su lado, Berrojaldis, la administradora del edificio donde vivía Angeles Rawson, aseguró que el lunes 10 de junio, cuando se cometió el homicidio, el portero Jorge Mangeri la llamó al mediodía para decirle que se sentía mal y que no iba a poder trabajar. Agregó que un día antes de ser detenido por el crimen, el encargado la volvió a llamar para decirle que “la situación en el edificio estaba difícil” y que se iba a lo de un amigo. “El lunes llamó a la oficina al mediodía y dijo que ya había hecho la limpieza de la mañana, pero que no se sentía bien. Que había estado pintando y quizá el olor a pintura lo había hecho descomponer. Le dijimos que fuera al médico”, explicó la mujer. Luego, aclaró que “el martes (Mangeri) llamó de nuevo y dijo que no había podido ir al médico porque la calle estaba llena de gente. Además, dijo: ‘No saben lo que pasó con Angeles... no aparece’”.

La testigo agregó que ese mismo día se enteró por televisión del hallazgo del cuerpo de Angeles y que a la tarde lo llamó a Mangeri “para ver cómo estaba”. Esa comunicación la atendió Diana Saettone, la esposa de Mangeri, quien le dijo que “estaban destrozados por lo que había pasado con Angeles, que no iba a poder retirar la basura”. La siguiente comunicación entre ambos se produjo el jueves de la misma semana, cuando Mangeri llamó al teléfono de su casa y le dijo que “había mucho lío”, que “la situación en el edificio estaba difícil” y que eso “le hacía mal a su señora, por lo que se iba a ir a lo de un amigo”.

Por su lado, Dominga Torres dijo que el 10 de junio “no entró absolutamente nadie”. La importancia del testimonio de Torres reside en que la Justicia dio por acreditado en la instrucción que a las 9.50 –como quedó grabado en una cámara de seguridad de la cuadra–, Angeles llegó al edificio en el que vivía, pero nunca entró a su departamento, donde la mucama estaba trabajando. La acusación da por sentado que Mangeri interceptó a Angeles en el hall central y con un engaño la llevó hasta algún otro sitio del edificio donde intentó violarla y la asesinó. La mujer les contó a los jueces Fernando Ramírez, Ana Dieta de Herrero y Jorge Gettas que los lunes Angeles solía regresar de gimnasia entre las 9 y las 9.30, cosa que no hizo ese día.

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Durante la audiencia de ayer, la situación de Jorge Mangeri se vio complicada con los testimonios.
Imagen: DyN
 
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