SOCIEDAD › DENUNCIAN EL CASO DE UN CHICO DE 16 AñOS BALEADO EN LA NUCA POR UN METROPOLITANO

Otra víctima considerada victimario

La muerte de Roberto Autero, de 16, ocurrió el 7 de febrero. Recibió un tiro en la nuca disparado por el metropolitano Sebastián Torres, quien aseguró que el chico le apuntó con un arma. Hoy en la Legislatura porteña Pablo Ferreyra denunciará el caso.

 Por Gustavo Veiga

Roberto Claudio Autero era un pibe de 16 años. Una bala acabó con su vida el sábado 7 de febrero, de madrugada. La disparó un agente de la Policía Metropolitana, Sebastián Ezequiel Torres, con tanta precisión que le impactó en la nuca. Su caso no tuvo hasta ahora una sola mención en los medios. Hoy a las 14, en la Legislatura porteña, el diputado Pablo Ferreyra, del Movimiento Seamos Libres, dará una conferencia de prensa donde contará su historia, informará sobre la causa judicial que se abrió con su asesinato (está caratulada “Robo con arma no apta para disparo”) y también participarán las autoridades del Centro Educativo Isauro Arancibia, donde estudiaba.

Su directora, Susana Reyes, trabaja con chicos en situación de calle, que viven en villas miseria o no tienen contención familiar. En Robertito –así lo llamaban– sintetizó las condiciones desfavorables en que llegan a su institución decenas de alumnos como él: “¿Quiénes son estos pibes? Son los que consumen paco, los que no han tenido infancia, los que asustan a los transeúntes desprevenidos... pero también son los que después de una noche desgarradora, interminable, en la calle, se levantan de la vereda para venir a estudiar. Los que saben cosas que nos sorprenden: los malabares, el cuerpo humano, los animales, las difíciles cuentas de dividir, poemas de amor, los que sueñan su futuro no más de los 30 años, los que conviven con la muerte, los despreciados por la sociedad y abandonados por las políticas excluyentes del Gobierno de la Ciudad”.

Autero era el menor de cuatro hermanos. Junto a Juan, uno de los mayores, asistía al Isauro, como lo llaman con afecto los docentes y alumnos que pasan por sus aulas. Su mamá vivía en situación de calle y falleció en 2010. Su hermano fue internado en un instituto psiquiátrico. Su presencia en el instituto al que los niños y jóvenes de distintas edades concurren en forma voluntaria no era pasajera ni muy reciente. Comenzó al curso de nivelación en 2009, cuando tenía apenas 10 años. “Alternaba en hogares, en situación de calle y en la casa de su padre”, cuenta Juan Pablo Mantello, uno de sus profesores, que le enseñaba cine.

Robertito estaba junto a tres jóvenes más en Parque Rivadavia, la madrugada del 7 de febrero en que lo mató el policía Torres. Su cuerpo quedó tirado sobre la calle Rosario, en la puerta del 302. De la causa judicial a la que tuvieron acceso colaboradores del diputado Ferreyra se desprende que el agente de la Metropolitana los sorprendió tratando de romper el vidrio de su auto estacionado. Dio la voz de alto y los cuatro salieron corriendo. Autero recibió un disparo mortal en la nuca, otro menor de su misma edad fue capturado por Brian Díaz, un efectivo de la Policía Federal que estaba en la zona, y los dos restantes lograron escapar.

El joven detenido le contó a Díaz lo que había pasado. Según consta en el expediente, Torres le dijo a su colega de la Federal que Autero había recibido el balazo de frente porque en un momento dado se habría detenido para apuntarle con un arma. El policía metropolitano hoy está bajo tratamiento psiquiátrico. Pero en la autopsia quedó comprobado que la trayectoria de la bala fue de atrás hacia adelante y que salió por la frente.

La comunidad educativa del Isauro Arancibia se enteró de este nuevo caso de gatillo fácil por Tati, un militante del Centro Cultural y Social Agustín Tosco, que les avisó. El pibe asesinado paraba con otros compañeros en el local que funcionaba en San Telmo, en la calle Estados Unidos y Balcarce. Los docentes del instituto lo recuerdan como “un muchachito tímido y cariñoso, que tartamudeaba. Aprendía con rapidez. Tenía un vínculo de pertenencia muy fuerte con la escuela y los maestros”. Era tal que después de abandonar el Isauro, cuando mudó su sede, en 2011 –de Humberto Primo 2260, en San Cristóbal, a Paseo Colón 1318, en San Telmo– volvió a concurrir entre 2012 y 2014.

El diputado Ferreyra presentará un pedido de informes al Ejecutivo para conocer de primera mano cómo fue el accionar del agente de la Policía Metropolitana aquella noche de febrero en que Autero recibió un tiro en la nuca. “A Robertito no lo volvimos a ver. Quedó ese banco vacío, esa carpeta inconclusa”, recordó Reyes, la directora del Isauro.

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El metropolitano Torres dijo que le disparó en la frente, pero el peritaje demuestra que fue a la nuca.
Imagen: DyN
 
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