SOCIEDAD › OPINIóN

El procurador que lamenta la muerte de Darwin

 Por Shawn Thompson *

Un prominente e influyente letrado del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires ha llegado a la notable conclusión de que “Darwin está muerto” por el caso del tribunal de esa ciudad donde se discuten los derechos para la orangutana Sandra.

El procurador general de la ciudad de Buenos Aires, Julio Conte-Grand, escribió un artículo sobre el tema el pasado 25 de agosto en el diario La Nación.

Conte-Grand sostiene que el verdadero clavo en el ataúd de la Teoría de la Selección Natural de Darwin es la idea de que una orangután como Sandra deba tener derechos legales básicos como “una persona no humana”.

Estoy jugando un papel en este caso después de formar un “comité de expertos” en orangutanes junto a Leif Cocks, presidente de The Orangutan Project, y Gary Shapiro, presidente de la Orang Utan Republik Foundation, escribiendo un informe al tribunal sobre las condiciones para el tratamiento ético de Sandra. El informe fue presentado a la corte por la Asociación de Funcionarios y Abogados por los Derechos de los Animales (Afada). Sandra actualmente es residente del zoológico de Buenos Aires hasta que la jueza del caso tome una decisión.

Sería interesante preguntarse, ¿cuáles son los motivos del procurador general Julio ConteGrand en comentar lo que él hizo en un caso todavía en progreso? y ¿a qué intereses responde este artículo?

Ciertamente, parecería justo concluir que la Procuraduría General representa un aparente sentimiento generalizado en la Argentina acerca de que el caso de Sandra es peligroso en algún sentido. El artículo sería visto como una forma de ejercer cierta presión pública sobre un magistrado de pensamiento liberal en el caso, el de Elena Amanda Liberatori, aunque el artículo no dice explícitamente que la jueza pueda terminar matando a Darwin por su decisión.

Conte-Grand reconoce la versión “popular” y “cruda” de la selección natural de que el “hombre desciende del mono”. Por supuesto, es una versión falsa de la ciencia de la teoría, y Conte-Grand es cuidadoso en apuntar que esta versión no es digna de confianza. Sin embargo, al mismo tiempo él está sutilmente, o no tan sutilmente, invocando un error para apoyar su posición. Es por eso que disfrutamos de la habilidad de los abogados. Son inteligentes Homo sapiens.

Conte-Grand dice que el caso de Sandra va mucho más allá de la necesidad de proteger a Sandra de la crueldad, que es el límite de nuestra responsabilidad ética como seres humanos. La regla ética sería entonces que podemos matar a otros seres vivos de una manera amable como por alguna razón lo hacemos. ¿Debe ser este realmente el límite de la ética?

Dar status legal a un orangután destruiría la lógica y la ciencia de la selección natural, dice Conte-Grand. Aunque él no indica claramente su argumento, sostiene que la evolución es un proceso de desarrollo de “inferiores” a “superiores” formas de vida. En su argumentación, los simios serían una forma de vida “inferior” y los seres humanos una forma de vida “superior” y su concepto de la ética se basa en esta idea de ir desde formas “inferiores” a formas “superiores” de vida. Para él, un orangután como persona legal “no humana” tendría los derechos básicos que un embrión humano no tiene. Un ser humano en una etapa temprana de desarrollo sería “menos” que un orangután, un “Darwinismo a la inversa”, dice Conte-Grand.

El argumento esbozado tiene serios errores por diferentes motivos. En un nivel muy básico, la evolución no hace la distinción entre formas de vidas “inferiores” y “superiores” de la manera en que lo hacen los seres humanos. Los elementos que valoramos y distinguimos como “superiores” e “inferiores” son conceptos desarrollados por los seres humanos, no por la naturaleza. Nosotros también podríamos cuestionar que un ser “superior” libre guerras devastadoras, cree pobreza masiva y dé rienda suelta a la destructividad del cambio climático global.

Pero el error más grave es que la evolución no es un sistema de ética. Por ende, la evolución no debería utilizarse para construir decisiones éticas. Por ejemplo, la evolución no nos dice que está mal comer a otros seres humanos. Así como el mundo se llena de más y más gente y los recursos disminuyen a través del desperdicio humano, los mecanismos de la evolución podrían favorecer la ingesta del sobrante de carne humana. Pero diríamos que eso es incorrecto y que no es ético. Y sospecho que Darwin estaría de acuerdo.

Probablemente el procurador general no es un vegetariano por razones éticas, pero come carne, es decir, bifes o pollos, y tal vez lo hace con gusto. Y eso es considerado como “legal”, porque las vacas y los pollos son “objetos” y “propiedad” para la ley. ¿Pero quiere realmente el procurador general que Sandra sea considerada legalmente como un objeto o propiedad a la cual se la pueda comer? Tengo serios problemas para imaginar a Julio Conte-Grand con cuchillo y tenedor listo para comer un filete de orangután o de chimpancé porque cree que no hay nada en la evolución que le prohíbe a él hacer eso. El procurador general tiene fuertes valores y ética que la evolución no tiene. Debemos estar agradecidos por eso.

Entonces, ¿cuál es la verdadera razón para oponerse a un tratamiento un poco más ético de Sandra? Esto parece el viejo argumento de que si usted libera a las mujeres y a los esclavos, luego todo aquel que no sea una mujer o esclavo perderá. Alguna vez, ese fue un argumento “crudo” y “popular” que tuvo mucho peso, pero creo que ya no lo es.

Conte-Grand termina diciendo que Darwin y Newton están enterrados en la Abadía de Westminster no tan lejos entre sí y que “deben estar preguntándose uno a otro qué es lo que hicieron mal al ver” que hoy un orangután está siendo considerado para tener status legal como una persona nohumana. No está claro por qué el procurador general está arrastrando a Newton a la discusión, aunque Newton tenía intereses fascinantes en el estudio de lo oculto, de la alquimia y del Apocalipsis, prediciendo que el mundo no terminaría por lo menos hasta el año 2060, que puede ser la previsión sobre los efectos de nuestro cambio climático infligidas a sí mismo.

En cuanto a Darwin, su Teoría de la Evolución puede significar una deuda para los orangutanes. Después de que Darwin regresó a Inglaterra de su viaje alrededor del mundo y estuvo varios años pensando en su teoría, encontró su primer simio, una orangután llamada Jenny, en el Zoo de Londres en marzo de 1838. Darwin escribió en su cuaderno de notas de aquel entonces sobre cómo el comportamiento de Jenny lo hizo pensar en una “persona”. Jenny estaba vestida con ropa de humano en los planos de la época. Darwin tocó una armónica frente a Jenny y le dio un caramelo de menta para ver si ella reaccionaba como un ser humano. Observó cómo reaccionó al verse a sí misma en un espejo. Darwin quedó intrigado por las similitudes de pensamiento y emoción existentes entre su orangután y los seres humanos, y luego escribió su libro La expresión de las emociones en el hombre y los animales.

¿Cómo debemos interpretar la extraña ansiedad de Conte-Grand sobre los orangutanes, desde que no hay realmente una importante población de orangutanes en Argentina por la cual preocuparse? ¿Se vería realmente socavada la estabilidad de comer carne en la Argentina si Sandra tuviera unos pocos derechos? Yo diría que es siempre interesante ver cómo el Homo sapiens se siente amenazado por la idea de que un compañero inteligente de una especie de primate podría merecer algunos pocos derechos legales, como el derecho a la vida y a la libertad, y a liberarse del daño de los seres humanos.

El caso de Sandra en Buenos Aires parece haber tocado un nervio, basado en esta respuesta del procurador general. Todo lo que quiero decir a Sandra es que “no pierda la esperanza de que todavía, el sistema jurídico, es más fuerte en sus extremos, que el egoísmo humano”. Por esta razón hemos creado el sistema jurídico, para protegernos de nosotros mismos. Lástima que no podemos hacer eso con el cambio climático global.

* Primatólogo. Autor de The Intimate Ape. Orangutans and the Secret Life of a Vanishing Species (2010).

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