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A razón de un auto por segundo, ayer al mediodía se registró uno de los picos del primer recambio turístico en la Autopista Buenos Aires-La Plata, en dirección hacia la costa atlántica. En Mar del Plata los operadores turísticos estaban de festejo con las cifras que indicaban un record de ocupación durante la primera quincena.
Ayer, igual que el sábado pasado, se registraron demoras muy importantes en el tránsito que se dirigía desde la Capital hacia la costa atlántica. Según el comisario inspector Eduardo Genaro, coordinador del Operativo Sol, durante el mediodía de ayer, a la altura de la rotonda de Alpargatas se registraba “hacia Mar del Plata, un flujo de 55 autos por minuto. En cambio, de regreso, el flujo es de 35 a 40”.
En Mar del Plata, los operadores consideraban que ya se habían superado los topes de ocupación de hace cinco años y que las plazas estaban tomadas en un 97 por ciento. La exitosa primera quincena había desatado todo tipo de expectativas para la segunda mitad de enero.
Los hoteles de cinco y cuatro estrellas superaba el 97 por ciento, pero los de tres, dos y una estrella, simplemente, contaban con escasas o nulas disponibilidades. Autoridades del Ente Municipal de Turismo de Mar del Plata, informaron que habían atendido alrededor de 300 personas que buscaban alojamiento a bajo precio, por lo que se decidió abrir un registro de casas de familia.
Pero para colmo de dichas y parabienes, los operadores turísticos manifestaban eufóricos, aunque con cierto recato por temor a la costumbre, que no sólo son más los turistas, además, son más gastadores: calcularon un 20 por ciento más que los bolsillos del año pasado.
Desde Ferrobaires indicaron que durante el fin de semana arribaron unos 12 mil visitantes, mientras que los micros adicionaron unos 40 micros diarios, duplicando los servicios regulares.
Mientras en la costa atlántica festejan con platillos y espanta suegras, en Punta del Este, habitual competidora de los balnearios argentinos, también se restregaban las manos bajo los mismos indicios: ocupación total en los hoteles, largas filas en los restaurantes, congestionamiento de tránsito y espectáculos con entradas agotadas.