SOCIEDAD

Gritos y fuertes cruces en un careo por la causa de Cromañón

La ex funcionaria Fabiana Fiszbin, imputada, y el defensor adjunto del Pueblo Atilio Alimena, testigo, ratificaron sus dichos. El eje: un diálogo que ambos mantuvieron sobre boliches en infracción.

 Por Carlos Rodríguez

Fue un careo ruidoso, y sin un ganador claro, el que protagonizaron ayer, en la causa por el incendio en Cromañón, la ex subsecretaria de Control Comunal del gobierno porteño Fabiana Fiszbin y el defensor adjunto del Pueblo, Atilio Alimena. “Usted es un mentiroso y un mitómano”, rugió Fiszbin, quien rechazó lo dicho por Alimena en el sentido de que la ex funcionaria habría admitido, en una reunión realizada en junio pasado, que faltaba “decisión política” para clausurar locales bailables que estaban en infracción, igual que Cromañón, lo que haría suponer la presencia de protección oficial para ciertos empresarios. “No le voy a permitir”, tronó Alimena, molesto porque Fiszbin lo llamara mentiroso. El defensor adjunto insistió en que le había pedido medidas a la ex funcionaria porque de 258 locales bailables porteños, apenas 36 estaban habilitados, y que ella mencionó como traba que era necesaria “una decisión política”. Alimena reconoció, no obstante, que esas decisiones dependían de funcionarios de mayor jerarquía que Fiszbin. De ella dijo que tenía “buena predisposición para escuchar los reclamos, aunque actuaba a paso de tortuga”.
Ahora, el juez Julio Lucini –quien tuvo que poner paños fríos para que Alimena y Fiszbin, la más ofuscada, dejaran de gritar– tendrá que decidir quién de los dos dijo la verdad. Alimena aseguró que en la reunión realizada en junio del año pasado, seis meses antes del incendio en Cromañón, le había pedido a Fiszbin que tomara medidas contra los locales bailables clase “C” que no estaban habilitados. Según el defensor adjunto, la respuesta de la funcionaria fue la siguiente: “No me pidas que cierre todo. Necesito una decisión política”. Alimena, más calmo que durante el careo, le aclaró a Página/12 que Fiszbin lo dijo “porque tenía que hacer unas 200 órdenes de clausura y tal vez necesitara del aval de una decisión política, por la cantidad de locales que estaban en infracción”.
El defensor adjunto recordó que el 3 de enero pasado, después del desastre en Cromañón, “el jefe de Gobierno (Aníbal Ibarra) dispuso el cierre de todos los boliches clase ‘C’ con una sola resolución”. Por eso interpretó que ésa podría ser la “decisión política” de la que hablaba la ex subsecretaria. Alimena insistió, sin embargo, en que hubo deficiencias en las tareas de control y que eso quedó ratificado ahora porque “hasta la semana pasada, en abril de 2005, sólo están habilitados 49 locales clase ‘C’, lo que confirma lo que habíamos denunciado en mayo del año pasado”. El defensor adjunto ratificó que hasta el trágico incendio “nunca hubo una respuesta formal de corrección por parte del Gobierno de la Ciudad”.
De todas maneras, Alimena reconoció que siempre hubo, de parte de Fiszbin, “una buena voluntad que fue indiscutible, pero el cumplimiento de la ley nunca estuvo, ni los resultados estuvieron”. Aseguró que el informe de la Defensoría, en el que se alertaba sobre deficiencias en los locales en materia de prevención contra incendios y sobre la posibilidad de “una catástrofe” con “procesos judiciales y muertos”, fue enviado el 5 de mayo del año pasado y llegó al Ejecutivo porteño dos días después. La ex subsecretaria Fiszbin lo recibió “el 17 de mayo”.
El abogado Marcelo Fainberg, defensor de Fiszbin, consideró que el careo tuvo “resultados satisfactorios” para su representada. Sostuvo, en ese sentido, que Alimena “admitió que cuando dijo que ella había señalado que se necesitaba una decisión política para clausurar, se refería a que las responsabilidades de decisión eran de la Jefatura de Gobierno y no de la Subsecretaría” de Control Comunal. “Por otra parte, el propio defensor adjunto reconoció que Fiszbin se preocupó siempre por la situación de los locales clase ‘C’ y, en lo personal, admitió que él también podía controlar y acompañar a los inspectores, algo que no había reconocido en la declaración testimonial” ante el juez Lucini.
El careo tuvo momentos de duro enfrentamiento entre Fiszbin y Alimena.
“¿Por qué me hace esto a mí? Esto es algo personal en contra mío”, fue el reproche que hizo, a grito pelado, la ex subsecretaria. El cruce de imputaciones, que duró 45 minutos, tuvo que ser moderado en varias ocasiones por el juez Lucini. “Usted es un mentiroso, un mitómano, me ocultó información”, dijo varias veces Fiszbin, mientras Alimena y el magistrado le pedían que bajara el tono de voz.
Antes del comienzo formal del careo, el defensor de Fiszbin le pidió al juez que le leyera a Alimena el artículo del Código Penal que sanciona el delito de falso testimonio, con hasta diez años de prisión si la declaración perjudica al imputado. El pedido provocó el primer encontronazo entre los protagonistas del careo.
La ex subsecretaria aseguró que un asesor de la Defensoría del Pueblo, de apellido Fernández, que estuvo presente en la reunión de junio mencionada por Alimena, declaró en la causa que “no recordaba” la frase en cuestión. El abogado de Fiszbin, Marcelo Fainberg, solicitó que se citara a declarar a una ex asesora de su defendida, Carmen Pruzac, que estuvo presente en el mismo encuentro. La declaración se producirá el lunes próximo.

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Marcelo Fainberg, abogado de Fiszbin, dijo que el careo fue beneficioso para su defendida.
 
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