SOCIEDAD › UNA JOVEN AUTISTA JUNTO AL CADAVER DE SU MADRE

Un crimen rodeado de misterio

Un misterioso crimen sacudió ayer al barrio porteño de Villa Urquiza. Una mujer de 70 años fue asesinada de 22 puñaladas y el cuerpo fue hallado en el comedor de su propia casa, donde vivía junto a una hija con problemas psiquiátricos. Los accesos de la casa no estaban violentados ni se robaron objetos de valor. El cadáver fue hallado por un yerno de la mujer, diez horas después de que la hubieran asesinado. Los investigadores no quisieron arriesgar una hipótesis, apenas rompieron su hermetismo y adujeron que el asesinato pudo haber sido por “razones personales”. Aún no hay detenidos. Y la muchacha con discapacidad mental que podría ser la única que estuvo presente en el momento del crimen quedó internada en un hospital porteño.
El hecho ocurrió en Altolaguirre 2942 y fue descubierto ayer por la mañana, cuando el yerno de la mujer llegó al domicilio, tocó timbre y no fue atendido por nadie. El hombre, ante la falta de respuestas, debió trepar por los fondos de la vivienda y encontró a su suegra, ensangrentada y tirada en el piso del comedor. Tenía 22 heridas punzocortantes, la mayor parte de ellas en el cuello y la cabeza. Su hija, que sufre de autismo, estaba en una habitación contigua.
Con ese cuadro, el hombre llamó a la comisaría 39ª, cuyo personal llegó junto con peritos de la Unidad Criminalística. Fuentes de esa dependencia informaron a este diario que la joven hija de la mujer asesinada fue internada en el Hospital Tornú por determinación de la Justicia de Menores e Incapaces, que ordenó sobre ella la “protección de persona”. El juzgado dispuso, además, que se iniciaran los estudios psiquiátricos correspondientes para determinar si la muchacha podría aportar datos sobre el crimen. “Hasta ahora no habló”, confió un investigador que negó que especialistas de algún tipo le tomaran declaración “porque a una persona ‘incapaz’ no se la puede indagar”.
Las pericias forenses determinaron que la muerte ocurrió el martes por la noche. El cuerpo también presentaba golpes, especialmente en el torso; y cortes en brazos y manos, por lo cual los investigadores dedujeron que la mujer luchó con su asesino, ya que los golpes y marcas de ese tipo serían signos de defensa.
Las ventanas y puertas por las cuales algún extraño pudo haber entrado a la casa no fueron forzadas, por lo cual se estima que el homicida pudo ingresar por alguna puerta dejada abierta por olvido o bien, con el consentimiento de la víctima o con un engaño de por medio. “Era una mujer de clase media, pero que llevaba puestos anillos, reloj, cadenita, y estaba su cartera con la billetera en uno de los ambientes y tampoco fue robada”, reveló uno de los investigadores. De todos modos, la hipótesis del robo no está descartada.
Sin embargo, efectivos de la comisaría 39ª dialogaron con varios vecinos de la zona y, según revelaron, “ninguno aportó nada” que pueda dilucidar el hecho: ni gritos ni personas que entraron o salieron de la casa. La causa es investigada por la División Homicidios de la Policía Federal y el fiscal de Saavedra, Marcelo Martínez Burgos.

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