SOCIEDAD › OPINION

Unión civil y fantasmas

Por Patricio Echegaray *

Asistimos a un debate en torno al proyecto de ley de unión civil presentado en la Legislatura de la Ciudad por la Comunidad Homosexual Argentina e impulsado por nuestro bloque. Algunos medios opinan sobre la supuesta inconstitucionalidad del proyecto y, demostrando su pelaje ideológico, agitan ideas decimonónicas. Aclaremos. En primer lugar, el proyecto de unión civil cuenta con el aval de reconocidos juristas del Colegio Público de Abogados, la Universidad de Buenos Aires y la de Palermo.
¿Quiénes se opusieron? El Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires. De más está aclarar las diferencias entre el Colegio Público de Abogados y el de la Ciudad de Buenos Aires: este último tuvo entre sus integrantes al personero de la última dictadura Guillermo W. Klein y reclama más represión policial contra los/as manifestantes. Pero veamos lo que dicen. ¿El proyecto es inconstitucional? No. La ley pretende crear un registro como sistema de prueba de una unión entre personas adultas sin discriminación por orientación sexual para, de este modo, determinar cuáles son los derechos de los/as implicados/as. Esta ley alcanza a los/as trabajadores/as de los tres poderes de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Estos derechos son: cuidado de familiar enfermo, ayudas familiares, entre otros. La ley no alude al derecho civil y en nada refiere al matrimonio: no modifica el estado civil. Por esto, los/as legisladores/as que impulsamos esta iniciativa no vamos contra la letra de las leyes de fondo. Pero sabemos que esta consideración caerá en “saco roto” de los que esconden bajo el argumento de la inconstitucionalidad sus reales intenciones: sectores de la derecha están batiendo argumentos insostenibles, como el de la ley natural. ¿Quién se puede tomar en serio estas ideas en el siglo XXI? Y agregan: “Tratar distinto a lo que es distinto”. A lo que nosotros/as contestamos: tratar distinto lo que es distinto, pero no para discriminar autojustificándose en prejuicios, sino para construir una sociedad igualitaria. El Estado no puede ser ajeno a la discriminación y por eso debe intervenir con políticas públicas claras en la materia. Nosotros/as proponemos “Diversidad para convivir e igualdad para vivir”: para la izquierda, los derechos de las minorías sexuales son parte de las reivindicaciones sociales y populares con las que trabajamos para construir una nueva sociedad en la que estas posiciones retrógradas sean lo que deben ser: un mal recuerdo, un fantasma que la derecha ya no podrá agitar.
* Diputado del PC en Izquierda Unida.

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