SOCIEDAD

Hay veces en que la diferencia de tamaño parece tener importancia

Una investigación revela que las mujeres que tienen un pecho más grande que el otro tienen más riesgo de padecer cáncer de mama. Recomiendan una mamografía anual.

 Por Pedro Lipcovich

Las mujeres que tienen un pecho más grande que el otro presentarían mayor riesgo de desarrollar cáncer de mama, según un estudio publicado ayer en una prestigiosa revista científica. Esto vale sólo para aquellas en que la diferencia entre ambos pechos sea notable –un volumen superior a cien centímetros cúbicos–, ya que es habitual que no sean exactamente iguales. La razón de este riesgo aumentado consistiría en que –al igual que la menopausia temprana– esa asimetría puede indicar un aumento en la actividad hormonal, que a su vez se vincula con la aparición de tumores. De todos modos, según especialistas, el principal factor de riesgo es, en realidad, la negligencia de muchas mujeres en hacerse mamografías periódicas a partir de los 40 o, si tienen antecedentes familiares, desde los 35 años: aun en los países desarrollados sólo el 40 por ciento de las mujeres observa esta precaución que, al detectar tempranamente los tumores, permite tratarlos con altísimas chances de curación y sin necesidad de extirpar el pecho. En la Argentina, según un especialista, “las mujeres que se hacen la mamografía son todavía menos”, por el deterioro en las coberturas de salud.

La investigación ofrece “la primera evidencia de que la asimetría de los pechos es mayor en mujeres que desarrollarán cáncer”, sostiene el artículo publicado en Breast Cancer Research, firmado por un equipo de la Universidad de Liverpool dirigido por Diane Scutt. Los científicos examinaron mamografías de mujeres sanas tomadas entre 1979 y 1986: compararon las de 252 mujeres que, luego de la mamografía y hasta 2002, habían desarrollado cáncer de mama, con otras 252 que se habían mantenido libres de la enfermedad. A partir de los tamaños de los pechos, registrados en las mamografías, la investigación concluyó que, si las mamas de una mujer diferían entre sí más de cien centímetros cúbicos, había un 50 por ciento más de riesgo de que desarrollara la enfermedad, en comparación con aquellas cuyos pechos eran simétricos. Esa diferencia se registra en el examen mamográfico.

Al buscar las razones de esa correlación entre asimetría y riesgo, los investigadores de Liverpool señalan que “la simetría puede ser perturbada por diversos factores, incluso la secreción de hormonas como los estrógenos”. Y “la probabilidad de que una mujer desarrolle cáncer de pecho depende en parte del tipo y duración de la exposición a los estrógenos”. Por ese mismo motivo, en las mujeres que han tenido pubertad más temprana hay mayor incidencia de cáncer de mama.

De este hallazgo –verificado en un número limitado de mujeres– no se sigue en principio que las mujeres con esa característica física deban tomar ninguna precaución adicional, más allá de los controles mamográficos que, según advierten especialistas, la mayoría de las mujeres no cumple. “Muchas veces una mujer dice: ‘¿Para qué me voy a hacer una mamografía, si no me toco nada en los pechos?’. Precisamente, la mamografía sirve para diagnosticar tumores que, al ser menores de un centímetro, no son palpables”, comentó Federico Coló, especialista en mastología del Instituto Alexander Fleming. El especialista advirtió que el cumplimiento de los controles mamográficos “aun en países desarrollados, no llega al 40 por ciento de la población; en la Argentina no hay cifras pero sin duda es mucho menor, ya que las mujeres que han quedado sin cobertura social deben ir a los hospitales, donde las facilidades suelen ser más limitadas”.

Jorge Itala, jefe de patología mamaria del Hospital de Clínicas, destacó que “la indicación es, como mínimo, que la mujer se haga una mamografía cada dos años a partir de los 40 de edad, y cada año a partir de los 50; pero lo recomendable es que sea todos los años desde los 40, y, para las que tengan algún antecedente familiar de cáncer de mama, desde los 35”.

Coló subrayó que “cuando la enfermedad se detecta a tiempo, los tratamientos actuales permite la conservación total de la mama, extirpando sólo el nódulo”.

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La conclusión del estudio vale sólo cuando la diferencia supera los cien centímetros cúbicos.
 
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