SOCIEDAD

El puente de La Boca está en Ezeiza y quiere volver

Una maqueta del viejo trasbordador, desactivado hace más de 40 años, fue instalada en el Aeropuerto, como parte de una campaña para que vuelva a funcionar.

La estructura de hierro oscuro contrasta con el aspecto de modernidad, de paredes blancas y grandes publicidades colgantes, que tiene el Aeropuerto de Ezeiza. La oposición se destaca en ese concurrido ámbito y logra el objetivo: la obra, una maqueta de 2 metros y medio de alto del histórico puente trasbordador de La Boca, llama la atención de los pasajeros, argentinos y extranjeros, que enseguida recurren a la información que muestran las láminas. Así se cumple parte del propósito de la Fundación X La Boca, que la instaló ayer en el hall de Ezeiza, como primer paso de su propuesta para que el Estado recupere y ponga nuevamente en funcionamiento el puente, hoy abandonado.

Desde la fundación, integrada por vecinos de La Boca, sostienen que la idea pasa por llamar la atención –tanto a la sociedad como al Gobierno– sobre el “despropósito” que significa el abandono en el que se dejó caer a esta estructura, uno de los íconos del barrio y de la ciudad, inactivo desde la década del ’60.

Gilda Illuminatti, coordinadora general de la fundación, destacó que con la exposición de la maqueta en el aeropuerto “intentamos poner en la agenda la necesidad de poner en valor y en funcionamiento el trasbordador, y pensamos que Ezeiza era el lugar adecuado”.

La maqueta está realizada en hierro por el artista boquense Walter Verde. “Allí será vista por mucha gente, que se podrá informar sobre la historia del puente. Además, no hay turista que llegue a Argentina y no pase por La Boca, no hay que desaprovechar la posibilidad de que conozcan la estructura que conecta a La Boca con la isla Maciel”, explicó Illuminatti.

Además de la presentación de la maqueta, la fundación firmó en marzo de 2006 un acuerdo con el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos, por su nombre en inglés) y el Colegio de Arquitectos de Avellaneda para gestionar que el puente, construido en 1914, sea declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. El hecho de que la estructura esté fuera de funcionamiento complicaría la posibilidad de que se logre esa mención.

Entre los siglos XIX y XX, en el mundo se construyeron 20 puentes con las mismas características que el Avellaneda, pero sólo quedan en pie ocho, de los cuales el argentino es el único que no se puede utilizar. La idea de Icomos, cuentan en la fundación, es que todos los trasbordadores de este tipo que aún existen sean nombrados Patrimonio de la Humanidad.

De todas maneras, no es el turístico el único sentido del proyecto. Hace más de 40 años, la construcción del nuevo puente Avellaneda marcó el cierre del antiguo, pero no lo reemplazó en su totalidad. El más moderno está realizado con un formato tipo autopista, por lo que sólo sirve para automóviles y no para peatones.

“El viejo puente de La Boca tenía la particularidad de que, a través de una plataforma colgante, trasladaba carros, peatones y al propio tranvía por encima del Riachuelo. Cuando se clausuró, la gente que lo usaba sin vehículo se quedó sin la forma más rápida de cruzar”, relataron desde la fundación.

La iniciativa, entonces, también tiene un fundamento comunitario, el de devolverles a los vecinos un servicio fundamental. “Aunque parezca mentira, aún hoy los chicos de la isla Maciel que concurren a escuelas porteñas se tienen que levantar una hora antes para cruzar el Riachuelo en bote”, comentaron los vecinos que integran la fundación.

Los próximos pasos de los vecinos serán llevar la propuesta a los funcionarios de las tres esferas que tienen jurisdicción sobre el trasbordador, que son el gobierno nacional, el gobierno de la ciudad de Buenos Aires y la Municipalidad de Avellaneda “para que se realice un relevamiento serio con el objetivo de determinar la mejor forma de recuperarlo, los materiales que todavía sirven y los que hay que reemplazar”, enumeró Illuminatti.

Lo cierto es que, según un estudio del Colegio de Arquitectos de Avellaneda, el plan para recuperar la histórica estructura es viable, por lo que las imágenes en color sepia que rememoran las épocas de señores de sombrero y carros tirados por caballos utilizando el puente podrían tomar color y presente.

Informe: Eugenio Martínez Ruhl.

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La maqueta fue hecha en hierro por el artista Walter Verde.
 
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