SOCIEDAD

Las jugueterías siguen esperando, pero la avalancha aún no aparece

Las ventas para el Día del Niño cayeron, según la Cámara del Juguete, entre el 20 y el 30 por ciento, aunque en algunos barrios dicen que es superior. La gente mira, pero compra poco.

La mujer ve en un enorme cartel el precio de los cochecitos para muñecas. “Ah, no –le dice a una amiga que la acompaña–. Están muy caros, ¡25 pesos!, Hilda dijo que los conseguía a 10.” Y se da media vuelta para salir de la juguetería. Como ella, muchos padres, tíos, abuelos, padrinos y demás personas que se enfrentan al ineludible regalo del Día del Niño, están midiendo cada peso. Según calcula la Cámara Argentina de la Industria del Juguete, las ventas cayeron entre un 20 y un 30 por ciento con respecto al año pasado, aunque –según los barrios– algunos comercios hablan de hasta un 60 por ciento de reducción. Si bien todavía no hay una estimación oficial sobre el promedio que gasta cada consumidor, se cree que rondaría los 20 pesos. Los jugueteros tienen la esperanza de que una avalancha de compradores invada los locales durante hoy y mañana para cambiar el panorama. Casi como si creyeran en los Reyes Magos.
“Si tuviera plata, les llevaría un microscopio pero uno bueno sale más de 100 pesos”, explica Patricia, que recorre el supermercado de juguetes con sus hijas de ocho y diez años. Lleva en la mano un juego de mesa que le salió 23 pesos para la mayor, mientras que la otra sigue empecinada en un rompecabezas que no consiguen. “Está en 15 pesos y el año pasado valía 7 –agrega–. Pero me parece importante regalar este tipo de juguetes porque los estimulan a pensar e imaginar.” Daniel, encargado de la sucursal Congreso de la cadena Cebra, destaca que la empresa organizó una promoción de entre 50 y 60 artículos “con rebajas de entre 10 y 50 por ciento, por eso estamos teniendo una venta positiva a pesar de los incrementos de precios que oscilan entre un 20 a 30 por ciento”. El stock acumulado les permite también tener algunos productos a valores de 2001.
Distinta es la situación en el negocio de Corrientes al 2000. Uno de sus dueños asegura que en su local la venta cayó “en un 60 por ciento porque la gente quiere comprar pero no tiene plata, por lo que elige en general productos de entre cinco y diez pesos”. Néstor, dueño de una juguetería de Barracas, coincide con el diagnóstico y agrega que “encima se cortó la financiación con las tarjetas de crédito”. “A esta altura del año pasado ya teníamos vendida más cantidad de productos y además de mayor costo”, sostiene.
De acuerdo a los datos de la Cámara Argentina de Industria del Juguete –que reúne a los fabricantes nacionales– la importación descendió un 73 por ciento en el primer trimestre de 2002. El presidente de la entidad, Miguel Faraoni, recalca el lado positivo: “Si bien todavía hay muchos productos importados en stock, porque la gente en diciembre no se llevó tantos, la producción nacional subió en un 15 por ciento”. Y estima en un 20 o 30 por ciento por debajo de los indicadores del Día del Niño anterior las ventas para esta celebración. “Esperamos que los comerciantes obtengan resultados favorables, porque esto es una cadena y si les va bien nos compran a nosotros y así podemos generar más fuentes de trabajo”, deseó.
En la provincia de Buenos Aires, el Ministerio de Producción habla de un 45 por ciento de caída en las ventas en comercios de La Plata y el sur del conurbano. Los datos fueron obtenidos de una encuesta realizada en 35 negocios de la zona, donde también se comprobó que los precios subieron un 200 por ciento en relación al año pasado. Además, se presume que habrá un consumo promedio de 20 pesos.
Adrián Marabi es uno de los socios de la cadena Apio Verde que tiene cinco sucursales en Recoleta y Belgrano. “Viene muy lento pero posiblemente la gente venga a último momento”, dice. Y añade que es habitual que los interesados “se acerquen un día para consultar y sondear los precios, y luego vuelvan para adquirir el juguete”. Sus locales ofrecen productos de entre 5 y 600 pesos, por lo que “es muy difícil encontrar el patrón de artículo más pedido, se vende de todo un poco”.
En un local del centro, Marta empuja un carrito lleno de juguetes. “La verdad es que están caros pero, bueno, a los nietos hay que llevarles –justifica–. Estoy sacando la cuenta de cuánto dinero voy gastando y trato de buscar productos de entre 30 y 40 pesos, pero es para compartir entredos”. En otra de Mataderos, Viviana acaba de calcular el promedio del día. “Es de 30 pesos contra el mejor de 57 pesos, que fue en 1993”, recuerda. Y añade que sus clientes siempre fueron “bastante marqueros, les gustaba darles a los chicos lo que se publicita en los canales de cable infantiles pero, como todo, esto también fue decayendo”.
Algunos viejos dueños de comercios rememoran la época en que los juguetes se reservaban para asegurarlos antes de la fecha clave. Sin embargo, todavía hay locales que tienen en plena calle una mesa especial para envolver la esperada sorpresa dominical. “Todavía no hay mucho movimiento pero ojalá que repunte durante el fin de semana, lo que pasa es que hay muchos que piden productos difundidos por la tele y jugueterías chicas como la nuestra no los tienen porque son inaccesibles”, dice Rosa, empleada en un local de Villa del Parque.
Producción: Romina Ruffato

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A la espera: en las jugueterías sueñan con que entre hoy y mañana lleguen los clientes.
 
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