SOCIEDAD

Juicio al ex policía que baleó a una mujer embarazada de 8 meses

Verónica Gauto, de 19, murió de un disparo en la cabeza en 2003. Los médicos lograron salvar la vida de su hija con una cesárea. El ex policía Antonio Sosa argumenta que disparó en defensa propia.

Un policía bonaerense acusado de matar de un disparo en la cabeza a una chica de 19 años que estaba embarazada de ocho meses y medio, de una niña que sobrevivió gracias a una cesárea de urgencia, comenzará hoy a ser juzgado en Quilmes. El efectivo también está señalado como el autor de otro tiro que, en el mismo episodio, hirió a un adolescente de 14 años. Además, en Campana empieza el juicio a otro integrante de la misma fuerza que estuvo seis años prófugo tras ser imputado por el asesinato de un joven de 20 años, al que habría confundido con un ladrón.

Hoy Melina Milagros tiene cuatro años. El 29 de enero de 2003, su madre, Verónica Gauto –con ella todavía en el vientre– estaba en el jardín del frente de su casa junto a su marido, Jorge Cejas, en Bernal. En la misma cuadra, un grupo de chicos jugaba al carnaval. Hasta que llegó un patrullero, del que salió, cachiporra en mano, el entonces cabo Antonio Sosa.

Según los testigos, luego de agredir con el palo a los chicos, el policía extrajo su arma reglamentaria y empezó a disparar. “Le empezó a pegar bastonazos a uno de los pibes y a su madre, que salió a defenderlo. Ahí el resto de los pibes se le abalanzó encima y Sosa dio tres pasos y empezó a disparar”, contó en aquel momento el marido de Verónica.

Uno de esos tiros le pegó en la cabeza a Gauto, que miraba todo desde atrás del portón de reja que separaba el jardín de su casa de la vereda. “Me di vuelta y la vi a Vero tirada. Pensé que estaba desmayada, pero sentí un agujero en su cabeza. En un flash me sacaron todo”, se lamentaba Cejas poco después del episodio. Otro de los disparos dio en la clavícula de Ezequiel Núñez, uno de los adolescentes que jugaban con las bombitas de agua.

El abogado de los Gauto, Ricardo Ferrari, afirmó que en la instrucción de la causa Sosa aseguró que había empezado a disparar porque fue agredido por los jóvenes con piedras, palos y botellas, lo que le hizo perder el equilibrio y caer al piso. Una pericia realizada por la defensa señaló que los tiros efectuados por el policía se desviaron en esos elementos contundentes antes de impactar en las víctimas, lo que pretende indicar que Sosa disparaba contra los objetos que le arrojaban, como en las películas.

Los análisis médicos que se le efectuaron a Sosa pocas horas después del hecho permitieron determinar que “no tenía ni un rasguño”. No sólo eso debilitó la versión del intercambio de agresiones entre el grupo de adolescentes y el efectivo sino que, además, no se secuestraron en el lugar de los hechos los supuestos objetos con los que los chicos habían agredido al policía.

En el episodio, Gauto murió en el instante, pero fue trasladada al Hospital Interzonal, donde le practicaron una cesárea de urgencia, y de esa manera pudieron salvarle la vida al bebé, que llevaba 8 meses y tres semanas de gestación. “Mi hija, cuando llegó al hospital, hacía 25 minutos que había fallecido. Le hicieron cesárea y nació mi nieta”, contó Esther Torales, madre de Verónica.

Sosa está acusado de homicidio simple con exceso de legítima defensa y lesiones leves y será juzgado por el Tribunal Oral en lo Criminal 3 de Quilmes, integrado por Alicia Anache, Alejandro Fortunato y Armando Topalian. Ferrari y el abogado de la familia de Núñez, Sergio D’Amico, intentarán demostrar que no hubo exceso de legítima defensa, y para eso aportarán un sumario que se le había iniciado a Sosa por actos agresivos en procedimientos previos a la muerte de Gauto.

En el juicio está prevista la declaración de una veintena de testigos, entre los integrantes del grupo de jóvenes que jugaban en la calle, el marido de Gauto, Jorge Cejas, el propio Núñez y su madre, además de peritos. También anunciaron su presencia las Madres del Dolor.

Lejos de Quilmes, en Campana, pero con la misma Bonaerense como protagonista, comenzará también hoy el juicio al ex sargento Ramón Medina, acusado del homicidio de un joven al que, se presume, confundió con un ladrón que días antes le había robado el vehículo a su hijo.

El episodio que se juzgará ocurrió el 9 de abril de 1997, cuando Pablo Martinoli, de 20 años, fue interceptado en el kilómetro 52 de la ruta Panamericana, por Medina, que viajaba en su automóvil junto a su hijo Pablo. El propio acusado declaró que persiguió a Martinoli porque creía que era uno de los delincuentes que poco antes habían asaltado a su hijo.

De acuerdo con la investigación, Martinoli descendió del auto en el que viajaba al ser interceptado, y supuestamente asustado porque debió creer que lo querían asaltar, corrió por Panamericana y luego por avenida de Los Inmigrantes, donde recibió un disparo en el glúteo y otro en la cabeza, y cayó muerto en el lugar.

Medina fue detenido, y admitió que él había disparado, aunque aseguró que en defensa propia. En ese momento le otorgaron la excarcelación, pero luego de varios cambios de jueces, se ordenaron nuevas pericias y se puso en duda la versión del policía. Entonces, se le dictó la prisión preventiva. Al enterarse, Medina escapó y estuvo seis años prófugo.

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Esther Torales, con la foto de su hija Verónica, poco después del crimen cometido en Bernal.
 
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