SOCIEDAD › INICIA EL JUICIO POR UN CRIMEN OCULTO BAJO LA CAMA

Esos sueños de ultratumba

Durante ocho años, Mario César Freiro hizo como si nada. Dijo que su mujer, María de Luca, se había ido con otro, y siguió su vida de todos los días en su casita de González Catán. Recién a los ocho años, esto es, en 2005, uno de los nenes de Freiro decidió hablar. Dijo que en realidad su madre no se había ido sino que su padre la había asesinado, la había enterrado en el dormitorio, había armado un contrapiso sobre su cadáver y colocado encima la cama matrimonial. Freiro estuvo prófugo quince días hasta que lo detuvieron en la costa atlántica. Hoy comienza el juicio ante el Tribunal Oral en lo Criminal 4, de La Matanza.

Freiro llega a juicio imputado de homicidio calificado por el vínculo y podría ser condenado a la pena de prisión o reclusión perpetua si los jueces Franco Fiumara, Gerardo Gayol y Pablo Multedo dan por acreditado que en 1998 estranguló a su esposa María de Luca y la enterró bajo la cama matrimonial en su casa de González Catán. La acusación estará en manos del fiscal Ariel Panzoni, mientras que los defensores serán los abogados Miguel Racanelli y Damián Roberto Pérez, y la familia de la víctima estará representada por un abogado como particular damnificada.

El debate tendrá tres jornadas hasta el miércoles y se prevé que declaren varios testigos, entre ellos, los dos hijos de Freiro –hoy de 18 y 20 años–, que lo delataron ante la Justicia después de perder el miedo. El caso se descubrió en marzo de 2005, cuando el menor de los hijos, entonces de 16 años, le contó a la policía y luego a la Justicia que siete años atrás, en 1998, su padre había asesinado a su madre y había ocultado el cadáver debajo del piso donde estaba la cama matrimonial.

Con semejante denuncia, el fiscal que instruyó la causa, Sergio Carreira Fernández, allanó la casa que habitaba la familia en Juan Bustos 6004, de González Catán, y al excavar debajo de la cama encontraron el esqueleto de una mujer. El macabro hallazgo sorprendió hasta a la por entonces segunda mujer de Freiro, que declaró a la prensa que no podía creer que su pareja fuera un asesino y que desconocía que dormía en una cama matrimonial colocada encima del sitio donde se ocultó el cadáver.

Freiro estuvo prófugo 15 días durante los cuales estuvo deambulando por San Clemente del Tuyú y San Bernardo, hasta que el 22 de marzo de 2005 pactó junto a su abogado Racanelli su entrega y fue detenido en Virrey del Pino. El imputado fue sometido a una serie de pericias psicológicas y psiquiátricas para evaluar su salud mental, pero los estudios determinaron que es imputable.

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