El roller no sólo se hace fuerte en lugares tan visibles como Palermo, Puerto Madero o el vial costero de zona Norte. En los countries, “porque la gente se aburre y pide actividades”, cuenta Ferraiuolo, suelen darse clínicas; además, “es ideal para esos lugares, porque las calles están en buen estado”. Pero hay más.

En Rosario la cantidad de grupos que se dan cita para practicar y salir en recorridas crece; sólo el año pasado se vendieron 10 mil pares de patines. En pueblos pequeños de la provincia de Buenos Aires, como Chivilcoy, Suipacha, Baradero, Olavarría, Lezama, donde el tránsito vehicular es menos riesgoso que en las ciudades, la práctica se vuelve tan intensa que, además de armar grupos para recorrer los fines de semana, se anotan en carreras como las de Buenos Aires. En Mar del Plata, donde el patín carrera es tradición, también aumentan las ventas. “Y la actividad está creciendo mucho en Mendoza. Hay grupos estables en Neuquén, en Tucumán.” Entre todos, los intercambios mediante redes sociales son fluidos, y se extienden más que como foros para resolver consultas puntuales.

Con la proximidad del verano, aumentan las posibilidades de que los grupos ya activos en Punta del Este y alrededores multipliquen sus actividades. Sin ir más lejos, hace sólo tres semanas algunos patinadores viajaron desde Buenos Aires para participar de una carrera en Punta del Este.