SOCIEDAD › LAS CRITICAS CONTRA EL INTENDENTE POR LA INACCION MUNICIPAL

Un náufrago político de la inundación

 Por Carlos Rodríguez

Si hubo un naufragio político en la inundación, ése fue el del intendente de Santa Fe, Marcelo Alvarez. Tal fue el fracaso de su gestión frente a la emergencia, que su figura pasó a ser motivo de innumerables bromas. Hoy, por ejemplo, los barrios inundados del Fonavi y de Chalet, para nombrar apenas dos, llevan un nuevo nombre: se los bautizó “Complejo Termal Marcelo Alvarez”, en homenaje al intendente y al agua, cuya autoría también le atribuyen. Y el nombre está en placas prolijas escritas por sus detractores, que suman miles, por no exagerar. “El pudo ser el Arca de Noé y prefirió el rol de Diluvio Universal”, dijo un jocoso funcionario de la administración provincial.
El punto inicial de la prematura declinación del joven intendente fue el martes 29, en el preámbulo de la gran inundación, cuando salió al aire, en vivo y en directo, por los micrófonos de LT-10. “Que se queden tranquilos los vecinos de los barrios Centenario Norte, Villa Fonavi y Chalet. Ellos no se van a inundar de ninguna manera.” Con voz clara y valiente, el intendente Alvarez salió a decir a los cuatro vientos todo lo contrario de lo que finalmente ocurrió.
Después, ante la evidencia del error, el intendente virtualmente desapareció de todos los lugares que debía frecuentar. Tanto se borró, para decirlo en concordancia con el sentimiento popular, que algunos voluntarios de la Universidad del Litoral le contaron a Página/12 que hasta recibieron llamados de muchas personas que querían saber “el paradero actual del intendente Alvarez”.
La broma se fue haciendo una inmensa pelota que comenzó a rebotar en todos lados y una radio de Rosario echó a correr una versión que decía que Alvarez se había suicidado. Todavía nadie puede determinar si fue un error o apenas una broma de mal gusto, referida elípticamente al “suicidio político” del jefe comunal.
En ese marco, uno de los primeros en condenar públicamente al jefe municipal fue el gobernador Carlos Reutemann: “Yo no soy el intendente”, respondió ofuscado cuando los periodistas le preguntaron sobre algunos aspectos de la emergencia que debían ser asumidos, sin lugar a dudas, por el fantasmagórico Alvarez. “No se lo vio recorrer los lugares afectados, ni tampoco ponerse al frente de las tareas de asistencia. Inacción que se extendió, además, a toda la administración municipal”, fue el comentario del diario La Capital de Rosario.
El sábado 3 de mayo, luego de las críticas de Reutemann, el intendente con pedido de paradero reapareció para renunciar al Comité de Emergencia, como si fuera necesario. Cuando ya todos creían que se había ido del país, Alvarez ofreció una conferencia de prensa y aclaró que se había ido del Comité “por los rumores que circularon” sobre su suicidio.
El intendente sorprendió a propios y extraños cuando aseguró, ante una pregunta de la prensa, que la Municipalidad con él a la cabeza había estado “en todos lados, pero con el bajo perfil” que él le impuso a su gestión. Y en los rostros de algunos hombres de prensa malignos se dibujó una cruel sonrisa cuando Alvarez sostuvo muy suelto de cuerpo: “Estoy con más fuerzas que nunca para ponerme al frente de la situación”. Sin sonrisas, algunos vecinos de la ciudad (ver aparte) quieren que renuncie y representantes de entidades no gubernamentales como Jorge Cappato, de la Federación Amigos de la Tierra, quieren que se lo juzgue por su “notoria ineficacia”.

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