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“Los políticos siempre dicen que ‘todo está controlado’. Los técnicos decimos que a la naturaleza no se la puede controlar y por eso hay que estar preparados.” Ramón Vargas es titular de la Administración Provincial del Agua del Chaco, organismo en el que comenzó como vocal y en el que tuvo su primera experiencia organizando un Plan de Contingencia en las inundaciones de 1998. El programa sigue vigente aunque no haya ningún alerta que venga del río. Y lo más increíble, teniendo en cuenta que el Chaco es Argentina, Vargas no sólo sigue en funciones sino que fue ascendido y su palabra “es escuchada”.
“El plan fue elaborado en el año 1998, a partir del fenómeno de El Niño, que provocó lluvias en el Brasil y una gran creciente del Paraná.” En Resistencia, la ciudad está acosada por el Paraná y el río Negro, que atraviesa parte del territorio y desemboca en el otro gran río. Cuando el Paraná crece, el Negro no puede drenar con normalidad. En 1998, los dos cursos crecieron en forma simultánea. “Ante una situación así las defensas son insuficientes y hay que pensar en evacuar a los posibles damnificados. Para un operativo de evacuación ‘en seco’, antes de que llegue el agua, hay que estar preparados.”
La primera información sobre el fenómeno de El Niño la tuvieron en agosto de 1997. Las inundaciones fueron en abril de 1998. Tuvieron ocho meses para prepararse. Había que idear un plan de evacuación para “cinco o seis mil personas” que vivían en tres poblaciones. En octubre se hizo la primera reunión del Comité organizador y se llamó a licitación para la compra de camiones, excavadoras, motoniveladoras y otros elementos necesarios. “Las compras hay que hacerlas antes porque después, cuando el desastre es inminente, empieza la especulación y el precio sube.”
Uno de los temas más difíciles fue preparar a la gente que debe abandonar sus hogares. “Para hacerles comprender el problema se hicieron asambleas en los barrios durante 15 días y se publicó información en los diarios sobre las razones y la forma del operativo.” Se determinaron “los lugares defendibles y se acondicionaron los centros de evacuación”. El operativo fue un éxito y no sólo lo dice Vargas. Lo certifica el ambientalista santafesino Carlos Zapata, que estuvo colaborando en el Chaco en 1998.
“En países desarrollados como Estados Unidos se han eliminado en algunos casos las defensas costeras, que a veces provocan un exceso de confianza, y se mantiene, muy aceitado, el plan de evacuación. Pasa en el Mississippi, donde la gente tiene pautas culturales muy claras. En eso hay que trabajar, porque no sé como hubiéramos reaccionado en Santa Fe si nos decían que había que evacuar”, afirmó Zapata.