SOCIEDAD

Militares y un policía en una banda de abrevalijas y contrabandistas

Tras una investigación de nueve meses, la Justicia detuvo ayer a quince personas, entre ellas dos suboficiales de la Fuerza Aérea y uno de la PSA. Hubo más de veinte allanamientos.

Una nueva olla se destapó en el aeropuerto de Ezeiza, pero esta vez lo que había en su interior salpicó hacia afuera de la aeroestación. Al menos 15 personas, entre ellas dos integrantes de la Fuerza Aérea y uno de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), fueron detenidas ayer en la estación internacional y en varios domicilios de Capital y el Gran Buenos Aires acusadas de formar una banda que hacía ingresar mercadería de manera ilegal al país y saqueaba valijas de pasajeros, para luego vender los elementos en comercios y domicilios.

Los arrestos se generaron a partir de más de veinte allanamientos realizados tanto en la terminal de Ezeiza como en la ciudad de Buenos Aires y varios puntos del conurbano. Mientras entre los procedimientos llevados a cabo dentro de la estación internacional estuvo incluida hasta la requisa de la oficina del jefe militar de la base aérea, Jorge Molina, los realizados afuera se enfocaron principalmente en domicilios particulares de empleados de entidades que operan en la aeroestación.

Aparatos electrónicos de última generación, ropa, perfumes, mercadería de computación y bebidas alcohólicas importadas fue lo que se encontró en grandes cantidades en las 25 viviendas allanadas y en un galpón de una empresa de cargas del Perú. Se trata justamente de los rubros preferidos de los ladrones de maletas, pues en general este tipo de elementos son de pequeñas dimensiones y, por ende, más fáciles de esconder y sacar del aeropuerto.

Según fuentes de la investigación consultadas por este diario, el operativo de ayer fue el resultado de una investigación que comenzó hace nueve meses, a cargo del juez federal de Lomas de Zamora, Carlos Ferreiro Pella, con la colaboración de la Policía de Seguridad Aeronáutica (PSA) y la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE).

La investigación culminó ayer, en “un allanamiento que se llevó adelante en un depósito que la compañía de carga Cielos del Perú tiene en Ezeiza”. “Encontramos elementos que no habían sido declarados al entrar al país, es decir, que eran de contrabando”, apuntó una fuente de la causa. Además, el subinterventor de la PSA, Nicolás Rodríguez Gámez, informó que las denuncias de varios pasajeros que fueron víctimas de robos en sus maletas en el aeropuerto también sirvieron como punto de partida.

Justamente sería Cielos del Perú la conexión internacional que permitía a la banda no sólo comerciar lo robado de las valijas en Ezeiza, sino extender su actividad al contrabando a través del ingreso de mercadería sin declarar desde las áreas en las que esa compañía opera, aseguraron las fuentes. Una vez llegados esos elementos de manera clandestina, la empresa proveía su depósito para almacenarlos hasta su colocación. Fue en la sede de esa empresa donde la investigación encontró la punta del iceberg.

Dos suboficiales de la Fuerza Aérea y un integrante de la PSA quedaron detenidos, acusados de integrar la asociación ilícita, y a ellos se sumaron al menos once personas, entre las que, según las fuentes, hay trabajadores de la empresa estatal Intercargo –que realiza el transporte de maletas desde y hacia los aviones– y de una aerolínea privada de origen extranjero.

Los allanamientos fueron ordenados por el juez Ferreiro Pella, a cargo del caso. Desde el Ministerio de Defensa confirmaron que “un suboficial” aeronáutico fue pasado a disponibilidad y puesto a disposición de la Justicia luego de quedar involucrado en el caso.

En un comunicado de prensa oficial, la PSA aseveró que “las actuaciones y tareas ordenadas por el juzgado, que se están realizando, han arrojado varias detenciones, secuestro de vehículos, mercadería robada y productos electrónicos”.

Si bien en un primer momento los voceros habían indicado que la información se iba a hacer pública, como la Justicia federal ahora investiga si todo lo descubierto es sólo la punta de una red de contrabando mayor, decidió mantener el secreto de sumario en cuanto a nombres y datos concretos.

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La banda se dedicaba a abrir valijas y robar objetos valiosos, que vendían en el mercado negro.
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