SOCIEDAD › LO AMENAZARON CON AMPUTACIONES Y UNA EJECUCION
La odisea de Don Ernesto
“Este hombre es guapo.” Así definió el médico de cabecera, Alfredo Cahe, a Ernesto Rodríguez. Es que el padre de Jorge “Corcho” Rodríguez sobrevivió 43 días encadenado a una cama, a pan y agua, con los ojos vendados, mientras por el cuerpo le caminaban piojos y compartía la comida que “le tiraban” con ratas que huían hacia los rincones, cuando los secuestradores lo torturaban psicológicamente “gatillándole el arma en la sien” o amenazándolo con amputarle los dedos, como ocurrió con otras víctimas de secuestros. Bajó 12 kilos y las diarreas y cólicos no lo ayudaron. Sin embargo, Rodríguez, atado a un catre en un inhóspito lugar, todos los días realizaba ejercicios físicos para paliar el intenso dolor de columna y para sentir que aún estaba vivo. “No nos explicamos el autocontrol que logró elaborar este paciente”, destacó el director del Instituto Sagrado Corazón, Carlos Alvarez, donde Rodríguez está internado desde el miércoles pasado tras ser liberado. El lunes, Rodríguez será dado de alta, pero continuará con el tratamiento médico.
“El está muy bien, es un hombre de una fortaleza increíble. Lo alimentaron escasamente, así que tiene sus proteínas muy bajas, presenta anemia; es un paciente que tiene un solo riñón; la hipertensión está controlada; la arritmia también. La parte coronaria logramos controlarla porque tampoco le daban la medicación correctamente”, explicó Alvarez.
En el momento de internación se encontraba “excitado, motriz y psicológicamente, y contaba muchos detalles” de lo que había pasado, afirmó Alvarez, quien destacó el “autocontrol” que exhibió el paciente los 43 días que estuvo secuestrado. Además, el director se mostró sorprendido por “el nivel de sadismo” con que los secuestradores trataron a la víctima.
Los delincuentes “un día le tiraban un pedazo de pan y agua, un pedazo de pizza al otro día, y cuando le daban una factura había ratas cerca”, describió el médico de cabecera, Alfredo Cahe. “Las cosas que mepreocupaban eran la parte cardiovascular, por sus antecedentes coronarios, el cuadro de deshidratación, el síndrome de trastorno urinario y la parte gastrointestinal, con la presencia de diarreas debido a la comida que recibía”, agregó, en declaraciones a Radio Mitre.
El paciente, de 74 años, “tiene la característica de ser muy fuerte” y tuvo “sentido de supervivencia” ya que “no hizo un cuadro de decaimiento general” pese a la situación que vivió mientras estuvo en cautiverio, relató Cahe. “Rezaba, le pedía a Dios que le diera fuerzas, decía: ‘no me voy a caer, no me voy a caer’”, indicó Alvarez, quien señaló que probablemente gracias a la fortaleza espiritual, Rodríguez logró mantenerse en un estado de salud aceptable pese a sus problemas cardíacos y su hipertensión. Alvarez, también reveló que Rodríguez sufrió una fuerte arritmia al escuchar los disparos durante el operativo policial previo a su liberación.