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Domingo, 23 de noviembre de 2003

INTERNACIONALES › PROGRAMA HAMBRE CERO DE BRASIL

Panes y peces

Frei Betto defiende el plan social más importante de Lula. Muestra resultados y enfrenta las críticas por derecha e izquierda.

Por Miguel Bayon *
Desde Madrid
Como todo lo que pasa en Brasil, el hambre allí es gigantesco. Lula se comprometió, al acceder a la presidencia en octubre de 2002, a que cada brasileño comiera tres veces al día. El hombre encargado de movilizar a la sociedad para el programa gubernamental Hambre Cero es Carlo Alberto Libânio Christo (Belo Horizonte, Brasil, 1944), o sea, Frei Betto. “Los gobiernos suelen querer una sociedad inmovilizada, pero lo que Lula me encomendó es lo contrario”, dice este dominico, que lleva décadas siendo una figura carismática en su país. Encarcelado por la dictadura militar, autor de libros de todo género, pero sobre todo de una biografía del líder guerrillero Marighela y de Fidel y la religión, no ve contradicción entre su fe y su compromiso: “A mis años estoy en la versión política de la multiplicación de los panes y los peces”.
En Brasil hay un millón de familias que sobreviven con 36 dólares al mes: unos 46 millones de personas. A ellos va dirigido el Plan Hambre Cero: municipios pobres, asentamientos rurales, comunidades de negros, gente que vive de la basura e indígenas. “Unos 180 niños mueren al año de hambre, pero el plan lo está reduciendo. Un ejemplo: en Guaribas, un municipio extremadamente pobre del extremadamente pobre Piauí, morían 59,9 niños de cada mil antes de cumplir un año de vida; desde abril, gracias al programa, ninguno. Y la comunidad tiene en marcha dos proyectos sintomáticos: una radio y un salón de belleza que me parece habla de autoestima”, dice Frei Betto.
Hambre Cero pretende no quedarse en el asistencialismo, sino provocar una dinámica de integración social. “¿Puede un pobre de solemnidad llegar a ser sujeto político? La respuesta es sí. Lula era así de pobre, y al menos también cinco de los 35 ministros de su gobierno, me consta: lo sé porque trabajé con ellos en las Comunidades Eclesiales de Base.”
El programa se inició en 1200 pueblos del interior, y ahora intenta aplicarse en las grandes ciudades. Cada comunidad forma un comité compuesto por tres funcionarios públicos y seis personas elegidas por las asociaciones cívicas y por las familias. “Se identifican al menos 500 familias en el municipio con renta de sólo un dólar al día, y se entrega a las mujeres 20 dólares, con lo que compran la comida que Hambre Cero ha adquirido directamente a los agricultores”, explica Frei Betto. Los beneficiarios tienen que comprometerse a erradicar el analfabetismo de la familia y a escolarizar a todos los niños, así como a seguir programas de salud. La inyección económica les permite integrarse en programas de microcréditos, construcción, huertos domésticos, etcétera.
Lula acaba de unificar todas las políticas sociales con un presupuesto para 2004 de 60.000 millones de dólares. Hambre Cero quedará, por tanto, integrado en ese esquema. El programa depende del Ministerio Extraordinario de Seguridad Alimentaria. No faltan las críticas. António Ermínio de Moraes, cabeza del imperio del cemento, califica Hambre Cero de “limosna” y la oposición afirma que, por cada real que el gobierno invierte en el plan, está gastando 1,77 en burocracia. “Hay cosas que me recuerdan a los fariseos”, rebate Frei Betto. “A De Moraes, que tiene el monopolio del cemento, habría que recordarle que el gobierno hace encuestas mensuales para medir la aceptación de sus políticas, y Hambre Cero es el programa más elogiado: un 60,3 por ciento, y un 71 por ciento de deseo de participar como voluntario. Sobre los gastos burocráticos, en Brasil es difícil la reducción: es imprescindible ir en avión, y lo que hacemos es utilizar las líneas civiles, bastante menos caras que los aviones del gobierno.” Frei Betto critica a otros críticos. “Mucha extrema izquierda creyó que Lula había hecho una revolución; pero Lula ganó una elección, lo que no es lo mismo.”

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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Frei Betto dice que Lula ganó una elección, no una revolución.

El mundo

China se convertirá en el 2004 en el segundo importador mundial de petróleo crudo, superando a Japón, según el presidente del grupo China Petroleum and Chemical Corp.

El Comité de Política Monetaria del Banco Central de Brasil redujo 1,5 por ciento la tasa anual de interés Selic, que descendió del 19,0 al 17,5 por ciento y se ubicó en el nivel más bajo desde junio del 2001.

La economía de Venezuela registró una contracción de 7,1 por ciento entre julio y septiembre de este año en relación con el mismo período
del 2002, informó el Banco Central de ese país.

 
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