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Domingo, 10 de febrero de 2002

IMPACTO DE LA DEVALUACION Y LA PESIFICACION EN LA BOLSA

Ganadores y perdedores

Exportadoras y empresas con alto endeudamiento son las preferidas. Los papeles de los bancos son los más castigados. Cesación de pagos de varias compañías provocan quebrantos a inversores.

 Por Claudio Zlotnik

El mapa accionario quedó bien parcelado. Después de la licuación de deudas, algunos papeles aparecen como opciones de inversión. No hay dudas de que las compañías exportadoras son las más beneficiadas: por sus ventas cobran en dólares mientras sus deudas fueron pesificadas uno a uno. No ocurre lo mismo con aquellas a las que, si bien también les pesificaron los pasivos, siguen dependiendo de su suerte en el castigado mercado interno. Los financistas ya tomaron nota del regalo del Gobierno y se lanzaron a comprar acciones.
En lo que va del año, la acción de Acindar casi se cuadriplicó, mientras que la de Siderca se triplicó. La de Atanor se multiplicó por tres. Y Pérez Companc se duplicó. Los más castigados son los bancos. Apenas sostenidos en pie por el corralito, paraavalancha para que no queden vacíos, los inversores se desprendieron de esos papeles. En la Bolsa, el Banco de Galicia vale la mitad que a principios de año, mientras que la acción del BBVA Francés cayó 30 por ciento. Para los financistas, por ahora, las entidades financieras no tienen ninguna chance de resurgir. No importa que el Estado les compense el desbalance por la pesificación a 1,40 de los depósitos. La realidad les indica que pasará mucho tiempo hasta que los ahorristas vuelvan a confiar en los bancos. En el medio, en la city creen que habrá quiebras bancarias. En este marco, muy pocos van a apostar antes de ver qué queda después del terremoto.
No bien se instauró el corralito, el mercado accionario fue el refugio para los inversores. Con la devaluación esa defensa se acentuó. Y esa movida amaga con profundizarse después de la licuación de deudas. Las empresas que tienen atadas sus ventas a dólares quedarán como las ganadoras, con sus patrimonios notablemente fortalecidos. Más aún si, como creen en el microcentro, el dólar sigue fortaleciéndose. A mitad de camino quedaron las empresas de servicios privatizadas. Si bien pesificaron sus deudas bancarias, muchas de ellas se endeudaron mediante Obligaciones Negociables (ON) que quedaron en dólares, lo mismo que las líneas crediticias acordadas con sus casas matrices. El cuadro se ensombrece porque aunque lo desearan, por el control de cambios ni siquiera pueden girar divisas al exterior. Algunas, como Autopistas del Sol, Scotiabank Quilmes, Multicanal y Fargo ya se declararon en default. Es por ese motivo que vienen reclamando una especie de seguro de cambio, por el cual el Estado les compense la devaluación. Y también un aumento tarifario que, ya adelantó Economía, recibirán.
El panorama se completa con aquellas compañías que dependen del mercado interno y que, saben, no obtendrán ningún resarcimiento. En la lista figuran la cementera Juan Minetti, cuya valuación bursátil en dólares se desplomó un 50 por ciento, al ritmo de la contracción en el sector de la construcción, e IRSA. Este grupo, que amagó ser un coloso tras una fuerte expansión, depende del consumo popular en los shoppings y de los créditos del Banco Hipotecario, una entidad que quedó endeudada en dólares (se fondeaba exclusivamente con ON) y con activos pesificados.

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Los financistas van marcando con sus compras a los beneficiarios del plan económico de Duhalde.
 
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