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Domingo, 11 de diciembre de 2005

PRONOSTICOS EQUIVOCADOS

La culpa es de la realidad

 Por Fernando Krakowiak

Luego de los papelones sucesivos que protagonizaron en los últimos años, los gurúes de la city han sido más prudentes al momento de emitir juicios sobre el futuro. Sin embargo, Cash realizó un relevamiento de las declaraciones que formularon entre fines de 2004 y comienzos de este año y pudo comprobar que la mayoría nuevamente se equivocó.

A continuación se ofrecen algunos ejemplos.

El economista del CEMA Jorge Avila afirmó el 26 de agosto de 2004 en el programa televisivo de Roberto Cachanosky que, “si no se sabe con qué reglas de juego se va a jugar dentro de seis meses, todo se paraliza”. Luego agregó que “en un escenario donde no se plantea que vayamos a poder conseguir una adhesión del 90 por ciento de los acreedores a nuestra propuesta, en el que se vislumbran grandes dificultades para ponerse de acuerdo con el FMI, que no perfila que estemos yendo a una renegociación franca y razonable de las tarifas y los contratos de los servicios públicos, que desprecia y obstruye la posibilidad de integrarse al ALCA y en el que no se avanza en un nuevo modelo de coparticipación federal, yo no descartaría que entrando al año que viene la economía, en algún momento, se estanque”. El periodista le preguntó si esperaba que la tasa de crecimiento fuera de 2 o 3 por ciento y la respuesta fue lapidaria: “Claro. Y en algún trimestre puede llegar a 0 por ciento”.

El 16 de diciembre José Luis Espert fue un poco más optimista al ser entrevistado por el mismo programa, aunque no mucho: “Si se hace el acuerdo con los acreedores rápidamente –cosa poco probable– y si se da rápido un acuerdo con el FMI –que también es poco probable–, la Argentina podría crecer mucho más de 4 por ciento. Pero si el acuerdo no es como esperábamos, si nos va mal con la deuda, si el programa es demasiado estresante, si con el FMI no arreglamos, a lo mejor la economía crece menos del 4 por ciento. (...) 4 es el número con el que yo, si tuviera que planificar mi negocio, me sentiría tranquilo”.

Orlando Ferreres también se quedó corto al afirmar en la revista Debate del 3 de septiembre de 2004 que “el próximo año la tasa de crecimiento (...) va a estar entre 3 y 5 por ciento”. Luego agregó que “con la inflación no estamos viendo un aumento sustancial, calculamos que podría ubicarse entre 7 y 8 por ciento”. Respecto de la evolución de los depósitos tampoco fue certero. En la revista Apertura de febrero de 2005 aseguró que “la gente ha perdido la confianza en el peso, y más aún con aumentos de salarios del orden del 25 por ciento. Si no se establece un sistema de indexación al estilo de Chile, el sistema se dedicará a administrar el efectivo de las personas o la liquidez de las empresas”.

Otro que también vio pasar la realidad de lejos fue el consultor Ricardo Arriazu, quien el 15 de junio de 2004 afirmó, en una jornada organizada por la Asociación de Economía Política, que en el 2005 la economía apenas crecería 4 por ciento y lo justificó al afirmar que “aprendí con los años que no hay crecimiento económico sin instituciones”. Con la inflación tampoco tuvo suerte, pues en marzo de este año, cuando ya se sabía que los precios habían comenzado a repuntar, aseveró que “no creo que el Gobierno la deje subir mucho, por eso mi pronóstico es que la inflación este año estará en el 9,6 por ciento, incluso tal vez en el 9 por ciento”.

Vladimir Werning, economista de JP Morgan, también se equivocó con los precios al afirmar en Clarín el 19 de diciembre de 2004 que la inflación “es un tema controlado”, aunque el 28 de septiembre de este año quiso corregir su error al destacar que “si no discutimos cómo sostener altas tasas de inversión, como tienen los chinos, en un futuro no tan lejano enfrentaremos la restricción interna al crecimiento, que nos puede amarrar a un nivel inflacionario insoportable, similar al que por distintas causas sufrimos hoy”.

A los gurúes que lideraron el ranking del REM durante 2004 tampoco les fue bien. Miguel Bein, economista de Bein y Asociados, aseguró a Clarín el 2 de enero de 2005 que el PIB crecería apenas 6,3 puntos, la inflación se mantendría estable en 6 puntos y el superávit comercial se reduciría a 8785 millones de dólares debido al bajo crecimiento de las exportaciones que aumentarían un 5 por ciento para posicionarse en 35.583 millones. Por su parte, Javier Alvaredo, economista de MVA, la otra consultora líder del ranking, pronosticó un crecimiento de 6,2 puntos, una inflación de 6,0 a 6,5 y un superávit comercial de 9200 millones de dólares.

A todos los superó la realidad.

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