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Domingo, 25 de febrero de 2007

¿Soja vs. bosques nativos?

 Por Mauro Federico

El Informe Geo Argentina 2004 determinó que nuestro país “se encuentra en estado de Emergencia Forestal y si se mantiene la meta de llegar a los cien millones de toneladas de producción de granos, tendría que extenderse la frontera agropecuaria entre 12 y 15 millones de hectáreas, con lo que en los próximos años estaríamos convirtiendo a la actividad agropecuaria el 50 por ciento de la actual cobertura de bosques nativos”. Paralelamente, Greenpeace sostiene que “en la Argentina se desmontan 250 mil hectáreas de monte nativo por año”. De este diagnóstico surgió el proyecto de ley de Presupuestos Mínimos Ambientales para la Protección de Bosques Nativos impulsado por el diputado Miguel Bonasso (PRD), que declara el estado de Emergencia Forestal para impedir la tala de montes, incluso en terrenos privados, hasta tanto no esté en funcionamiento el sistema de control previsto en la misma norma. La iniciativa pudo obtener media sanción de la Cámara de Diputados de la Nación, pero encontró freno en el Senado debido a la presión de los sectores agrícola y forestal.

La especialista Claudia Peirano destaca que a la industria forestal “se la vincula erróneamente con la depredación de bosques nativos, cuando en realidad la principal causa de los desmontes se debe a la actividad agrícola: claramente no es lo mismo la soja que el eucalipto”. Así lo confirma el informe 2005 de la FAO (Food and Agriculture Organization): “Se deforestan 13 millones de hectáreas por año, esencialmente a fin de utilizar la tierra para agricultura”.

Para Peirano, “forestar de modo programado aparece como la solución más viable ante la necesidad de preservar las áreas naturales para proteger la biodiversidad”. Claro que en el año de la lucha contra las pasteras y teniendo en cuenta que varias de las empresas forestales son, a su vez, enormes plantas de producción de pasta celulósica, la tarea de convencer a la sociedad no es sencilla y Peirano lo reconoce: “Lamentablemente el No a las papeleras derivó en una percepción negativa hacia la forestación. Pero es necesario que se entienda que el sector forestal puede proveer bienes reciclables y renovables, puede utilizar procesos industriales energéticamente neutros, con impacto también neutro o positivo en la emanación de gases de efecto invernadero”. Aunque admite que “todavía algunas de las empresas papeleras de Argentina no han adquirido la tecnología necesaria como para que el proceso de blanqueado de la pasta no produzca efectos nocivos en el medio ambiente. Lo importante es que la tecnología está disponible”.

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