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Domingo, 6 de junio de 2010

GUSTAVO HERNáNDEZ, DEL GOBIERNO DE CHáVEZ

“Democratizar el acceso al financiamiento”

 Por Federico Bernal

Un puñado de países sudamericanos se propone dar a luz una nueva arquitectura financiera regional. Cash entrevistó al viceministro de Economía de Venezuela, Gustavo Hernández, quien entre sus reflexiones destaca y explica la trascendencia de esta iniciativa y del Sistema Sucre.

¿Qué opinión le merece la actual crisis financiera y económica global?

–Esta crisis tuvo su origen en los principales centros financieros del mundo, principalmente en los Estados Unidos. Luego se propagó por toda la economía mundial, impactando de manera directa y alarmante en el ámbito social, político y económico. Sin duda es un fenómeno de carácter sistémico y estructural y no una crisis cíclica más.

¿Estamos presenciando el comienzo del fin de la crisis?

–Es bastante prematuro aseverar que la crisis financiera y económica ha llegado a su fin y que se ha iniciado un proceso de recuperación. No existen elementos firmes que comprueben dicha afirmación, por el contrario, es notoria la persistencia de grandes problemas de endeudamiento. Vemos también que la economía real no se recupera en la medida en que se esperaba de acuerdo con los esfuerzos financieros empleados.

¿Qué hechos positivos ha desencadenado esta crisis en la región?

–Debido a los desequilibrios originados por la actual crisis se ha tomado conciencia de la necesidad de configurar una nueva arquitectura financiera regional con instituciones más inclusivas, democráticas y solidarias. Por ejemplo el ALBA, el Banco del Sur y el Sucre. Todas esas iniciativas han sido concebidas para democratizar el acceso al financiamiento y la participación de los países menos favorecidos.

¿Qué significa nueva arquitectura financiera regional?

–La posibilidad de ofrecer alternativas e instrumentos de cooperación orientados a dar respuestas efectivas a los problemas de orden socioeconómicos de los Estados partes, promoviendo la instauración de un nuevo modelo socio-productivo que garantice equidad en la distribución de los recursos. Adicionalmente, es necesario emprender acciones encaminadas a la transformación de las instituciones económicas y financieras imperantes en la región, a la luz de la revisión de sus objetivos, esquemas de participación y estilos de toma de decisiones, en aras de un multilateralismo democrático basado en la solidaridad, la complementación y la cooperación internacional.

¿Qué piensa que ocurrirá con el dólar en América del Sur?

–La reconfiguración del sistema monetario y financiero regional, la superación de los modelos basados en la lógica del capital y la necesidad de crear una nueva ética basada en el principio de corresponsabilidad, nos obliga a repensar el uso del dólar como medio de pago para el comercio intrarregional. Quiero decir, nos sentimos obligados a implementar mecanismos que promuevan el desarrollo económico y social sostenible de los Estados, contribuyendo así a la disminución de los costos de oportunidad que implica la compensación y liquidación en dólares. En este sentido, tenemos el caso del Sistema de Monedas Locales implementado por la Argentina y Brasil. En igual dirección, podemos también citar el Sistema Unitario de Compensación Regional de Pago (Sucre).

¿En qué consiste?

–El Sucre fue creado mediante el Tratado Constitutivo suscripto por el Estado Plurinacional de Bolivia, Cuba, Ecuador, Honduras, Nicaragua y la República Bolivariana de Venezuela en la VII Cumbre del ALBA-Tratado de Comercio de los Pueblos. Se trata de un instrumento financiero dirigido a estimular y profundizar las transacciones comerciales entre estos países, con base en los principios de complementariedad, cooperación, solidaridad y respeto a la soberanía. En otras palabras, es un conjunto de propuestas e iniciativas dirigidas a la conformación de una nueva arquitectura financiera regional. Es una búsqueda, con resultados ya materializados y visibles, de normas, procedimientos, órganos y mecanismos novedosos y audaces orientados a reducir la vulnerabilidad externa de nuestras economías, que propicien, impulsen y dinamicen la capacidad productiva de la región, contribuyan a transformar el aparato productivo, promuevan y faciliten el intercambio comercial y coadyuven a la reducción de nuestras asimetrías.

¿Y qué hay de su filosofía?

–Su filosofía se expresa en el propósito de rescatar y afianzar nuestra independencia y soberanía monetaria y financiera

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