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Miércoles, 18 de junio de 2014

TEATRO › POR EL DINERO, UNA OBRA QUE ROMPE LAS CONVENCIONES

El rol del artista en el mercado

 Por Paula Sabatés

Si se está dispuesto a llamar teatro a Por el dinero, obra de Luciana Acuña y Alejo Moguillansky, entonces serán necesarias algunas consideraciones. Que en poco y nada se parece al que desde Eurípides se llama así, es la primera. Que también rompe con las formas que luego transgredieron a aquella manifestación tradicional y primaria, es la segunda. La obra que se ve los jueves a las 21 en el Centro Cultural San Martín (Sarmiento 1551) es algo nuevo. Bueno, tan nuevo no: es una más de las expresiones –de teatro, de danza, de performance, de artes visuales– que desde los ’70 intentan plantear una nueva relación entre el arte y la vida real. “Teatro posdramático”, en términos del (discutido) alemán Hans-Thies Lehmann, “teatro de la presentación”, según otros de sus colegas. Porque Por el dinero ya no representa (una historia, un personaje), sino que presenta (una acción, al actor en ese momento y en ese lugar). “Dice y hace lo que dice”, como reza el programa de mano, que es tan explícito como la obra misma. Lo anterior se evidencia desde que comienza el espectáculo. En la sala se puede ver a Acuña (coreógrafa y directora del Grupo Krapp), a Moguillansky (cineasta) y a Matthieu Perpoint (bailarín y actor francés) comparando boletas de servicios, gastos de alimentación, salud y educación de sus hijos y otras cuentas. Pero no están en la piel de personajes: son ellos mismos y los que hacen públicos son sus propios consumos. Así, la obra narra con prolija exactitud la vida económica real de estos artistas y de un cuarto, Gabriel Chwojnik, un músico que tiene poca participación pero un valioso aporte. Lo que se intenta mostrar es cómo lo que ellos aman y eligen hacer (como esta obra, por ejemplo) nunca es la fuente de dinero con la que pagan esos gastos. Porque Perpoint vive de dar clases de francés en Buenos Aires, Chwojnik de componer jingles para comerciales, Acuña de bailar coreografías de otros y Moguillansky de hacer trabajos por encargo mientras distintos fondos de financiación europeos lo entusiasman con proyectos y préstamos que nunca llegan.

Por otro lado, más allá de que los ¿actores? (es difícil decidir cómo llamarlos) hagan de sí mismos y de que lo que se escenifique sea su vida, en la obra hay otra relación entre el arte y la realidad, en este caso, la realidad teatral. Por un lado, Por el dinero surgió del ciclo Proyecto Manual, una iniciativa del Centro Cultural Rector Ricardo Rojas que invita a distintos directores a poner en crisis un manual de instrucciones para construir a partir de él un espectáculo. La obra hace referencia a este ciclo. Uno de los personajes dice que con los 10 mil pesos que ofrece el Rojas es muy difícil hacer un espectáculo. Justamente, otra de las obras surgidas de la misma edición de Proyecto Manual (2013), llamada El director, la obra, los actores y el amor y escrita y dirigida por Alberto Ajaka, también ponía de relieve esta cuestión, dando cuenta de que se trata de una necesidad real y concreta. En aquélla, los actores decían que el dinero que les daban no era mucho, pero especulaban con que si gastaban poco les podía quedar plata para otra obra que estaban haciendo. Por otro lado, y paradójicamente, luego de aquella primera temporada en el Rojas, Por el dinero se presenta ahora en la Sala Alberdi, que estuvo tomada por dos años y medio por un conflicto económico-cultural. Así, la obra es también reflejo de un momento cultural específico, aunque esto no haya sido previsto por los creadores.

Pero como aclara también el programa de mano, lejos de ser una queja o una denuncia, la obra se postula como un análisis sobre el absurdo rol del artista en el mercado y sobre lo trágico de sus sueldos y remuneraciones (de los que no son famosos, claro). “Si el dinero y el amor son mundos irreconciliables, Por el dinero pone en primer plano esa tragedia”, definen los creadores. La obra es cruda por eso, porque lo que pasa es real. Los intérpretes cuentan en vivo la cantidad de espectadores que hay en esa función y sacan cuentas de cuánto van a tener de ganancia luego de restar lo que tienen que pagar al centro cultural por el derecho a presentarse allí. Es poco, claro. Impacta. Porque ésa no es la historia de otros-lejanos, de mundos irreales, ficcionales, sino la de otros como uno, como todos. Y entonces hace pensar. En el mundo, en el sistema, en la sociedad. “El teatro debe perseguir por todos los medios un replanteo, no sólo de todos los aspectos del mundo objetivo y descriptivo externo, sino también del mundo interno, es decir del hombre considerado metafísicamente”, postuló Artaud. Nada más cercano.

8-POR EL DINERO

De Luciana Acuña y Alejo Moguillansky

Actúan: Luciana Acuña, Alejo Moguillansky, Matthieu Perpoint.

Músicos: Gabriel Chwojnik.

Escenografía y vestuario: Mariana Tirantte.

Iluminación: Matías Sendón.

Fotografía: Sebastián Arpesella.

Asistencia general: Fernanda Alarcón.

Colaboración artística: Fernanda Alarcón, Agustina Muñoz.

Coreografía: Luciana Acuña, Alejo Moguillansky, Matthieu Perpoint.

Dirección: Luciana Acuña y Alejo Moguillansky.

Funciones: Jueves a las 21 en el Centro Cultural San Martín, Sarmiento 1551.

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