espectaculos

Sábado, 2 de julio de 2016

TEATRO › DOS PROPUESTAS ATRACTIVAS EN EL ESCENARIO DEL TEATRO NACIONAL CERVANTES

Descubrir el juego detrás de la tramoya

Desde el circo y desde los títeres, Leonardo, trabajo práctico número 1 y Con esta lluvia coinciden en una mirada lúdica sobre el hecho teatral. Gerardo Hochman y Carlos Martínez explican su modo de jugar con el artificio.

Abrazados por el espíritu nómade de sus orígenes, el circo con sus artistas y el retablo con sus títeres adaptaban los espacios a sus necesidades artísticas. En esta oportunidad, las salas del Teatro Cervantes le dan cobijo a dos espectáculos que, a pesar de tener su recorrido, siguen atrayendo tanto a grandes como a chicos: Leonardo, trabajo práctico número 1, obra circense de Gerardo Hochman, y Con esta lluvia, espectáculo titiritero de Carlos Martínez y Silvina Reinaudi. En diálogo con Página/12, Hochman y Martínez coinciden en destacar al hecho artístico como un espacio lúdico para compartir con el otro. “Mi idea es que los espectáculos estimulen la imaginación, despierten la curiosidad, activen los sentidos y el juego, ponerse en acción. Y se respira y transmite la idea de un hecho colectivo”, destaca Hochman, y el titiritero resalta que lo importante del hecho teatral es “lo que sucede ahora, el espectador viene desprevenido sobre cosas que suceden en el escenario y eso lo puede emocionar. Somos como luthiers que vamos armando sensaciones para llevar al espectador a donde queremos que vaya”, comenta.

Leonardo, trabajo práctico número 1 es un espectáculo creado en el marco de la licenciatura en Artes Escénicas de la UnSam (ver recuadro), en la que un grupo de estudiantes debe preparar una presentación sobre Da Vinci. Para ello, bucean en sus investigaciones artísticas, científicas y también culinarias, y prueban sus teorías con las artes circenses: destreza física, acrobacia, coreografías y humor. “El personaje siempre me atrajo por lo multifacético, que cruza arte y ciencia; pero además escribió sobre cocina, y nosotros convocamos eso también”, afirma el director de la Compañía La Arena. “Me parece que muchas de sus observaciones sobre el cuerpo humano y el movimiento son muy cotidianas para nosotros, que las hacemos al entrenar acrobacia, o dando clase: energías, palancas, proporciones. Nos era muy afín ese material”, asegura, y cuenta que “el humor, lo físico y el manejo de los objetos son bien de nuestro mundo, por lo que era muy cómoda la vinculación con el personaje”.

En Con esta lluvia los autores buscan, a través del juego y el humor (una característica cordobesa, según Martínez) poner en escena diferentes facetas de las relaciones humanas, y algunos conflictos que pueden aparecer, con una puesta en escena que combina a títeres y actores. Como en todo espectáculo de títeres, “a partir de ciertos objetos se genera toda la situación dramatúrgica, que sostiene la relación entre arte y juego y los lenguajes corporales”, explica el titiritero. “Expresiones no verbales que todo el tiempo estamos produciendo, y el teatro de títeres trabaja constantemente con eso: primero es lo que ves, y después entra la palabra, que en este caso es con mucho humor”, analiza, y promete que, como actores–titiriteros, intentan llevar a cabo una “ruptura brechtiana” en la interacción entre títeres y actores. “Desde el punto de vista del espectáculo son estímulos distintos: si hay algo muy dulce o poético, después tiene que venir algo más fuerte. Y después volvemos a algo más intimista. El espectador necesita de estos descansos… Y además construye una relación más poderosa entre el títere y actores”, define.

Los espectáculos, a su manera, ponen al descubierto el artificio del hecho escénico: Leonardo trabajando con objetos cotidianos y el cuerpo, y Con esta lluvia explicando qué es un títere, armando uno a partir de una naranja y poniendo sobre el escenario a títeres y titiriteros. ¿Qué le aporta a estos espectáculos abrir la puerta para mostrar el detrás de escena? Martínez devuelve la pregunta: “Yo lo pondría al revés: ¿qué le puede aportar al espectador ver que con una naranja se puede hacer un títere?”, y se responde: “Las herramientas de juego. Es como el títere de media, la misma idea. La palabra ‘expresión’ significa sacar afuera lo que está bajo presión. Bueno, nosotros proponemos hacer eso a través de los títeres”, apuesta. Hochman dice que “En Leonardo hay algunos objetos de utilería, pero también construimos los espacios con los cuerpos, porque además de expresarse los cuerpos hacen bailar también al espacio. Nuestros espectáculos no ocultan ni la trama ni la tramoya. Es como mirar el interior de un reloj en funcionamiento. La obra y la acción deberían poder generar misterio a pesar de no ocultar”, resalta.

–En Argentina hay ya una tradición tanto circense como titiritera, con los hermanos Podestá o Javier Villafañe, por nombrar sólo a uno de cada arte. ¿Existe una identidad reconocible en estas disciplinas?

Carlos Martínez: –Existe una marca cordobesa, te aseguro. Este espectáculo tiene mucho humor mientras reflexiona con ternura sobre las relaciones humanas. Villafañe y los hermanos Héctor y Eduardo Di Mauro fueron pioneros no sólo acá sino en América Latina. Ellos viajaron por toda América, y creo que hay una identidad nuestra en el teatro de títeres. Una gran calidad de manipulación, y la visión poética y de aventuras con mucha acción, como las cosas que hacía Villafañe. Tenían una visión poética y hasta política…

Gerardo Hochman: –Hablando históricamente, la primera marca fue el circo criollo. Esa tradición no llegó intacta hasta nuestros días, por lo que los artistas practicantes de la última época tuvimos que reinventarnos, encontrar nuestra propia versión. No sé si ya hay una marca, pero creo que hay una estrecha relación entre el idioma que uno habla y como se mueve. Y el nuestro es un arte de movimiento, que se hace con el cuerpo. Si uno puede observar y comparar a artistas que son de otra lengua, podría identificar cuáles son los artistas que se “mueven” en argentino. Se puede ver en los festivales de circo con compañías de otros países, porque si bien muchas veces la técnica es la misma, los trucos son los mismos, la imaginería es muy distinta por las culturas pero no por los temas, sino por cómo se mueve. Yo creo que se mueve en sueco, se mueve en francés, se mueve en ruso. Y creo que acá la gente hace circo ni siquiera en español: en argentino.

* Leonardo, trabajo práctico número 1 se presenta los fines de semana a las 15 y Con esta lluvia los mismos días a las 16 en el Teatro Cervantes (Libertad 815). En vacaciones de invierno estarán de miércoles a domingo en los mismos horarios.

Compartir: 

Twitter

“La obra y la acción deberían poder generar misterio a pesar de no ocultar”, sostiene el dúo.
 
CULTURA Y ESPECTáCULOS
 indice

Logo de Página/12

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados

Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.