Entre las ediciones de la Biblioteca Nacional, una colección pone el foco en los libros para chicos, y lo hace de una manera tan encantadora como cuidada y original. Se trata de la colección Quelonios, que ya ha editado tres tomos de su Antología de cuentos infantiles –con relatos de autores argentinos como Juan José Manauta, Elsa Bornemann, Ana María Shua, Gustavo Roldán, Laura Devetach y Pablo De Santis, entre muchos otros– y ahora lanzó un nuevo título de los bellos y coloridos “Chiquitos de América latina”. Aquí, cada libro presenta a los chicos un país latinoamericano a partir de la obra de uno de sus autores, y ya han salido el de Brasil, con Clarice Lispector, y el de Perú, con Edgardo Rivera Martínez. La novedad es la obra de Dora Alonso, representando a Cuba. Los libros tienen la marca de las figuras de plastilina de la ilustradora Mariana Ardanaz, y al final incluyen una pequeña biografía del autor y una reseña sobre el país, contadas especialmente para los chicos, “no como un relato acabado, sino como una invitación a conocer un poquito más, a despertar una curiosidad”, señalan los creadores de la colección.

“La colección ‘Chiquitos de América latina’ tuvo su origen en una ya lejana conversación con David Viñas, quien había sugerido editar una colección de pequeños libros de escritores latinoamericanos. De esa inquietud nació este proyecto: pequeños libros de escritores de América latina... pero para los más pequeños”, cuenta Sebastián Scolnik, responsable del área de Publicaciones de la Biblioteca Nacional. Así apareció Clarice Lispector, una autora cuya obra infantil no es tan conocida en la Argentina. “Quedamos cautivados por su cuento ‘La mujer que mató a los peces’, cuya provocadora apuesta establece una complicidad con los chicos a partir de tópicos no muy comunes en el repertorio de la literatura infantil, por tratar temas que incomodan más a los adultos que a los niños”, destaca Scolnik. “Por otro lado, Brasil siempre se presenta como una singularidad respecto de América latina, pues es portadora de una lengua propia y distinta, y es un desafío pensar por fuera de los estereotipos que simplifican esa diferencia.”

“En el caso de Perú tuvimos un feliz encuentro con la obra de Edgardo Rivera Martínez, un escritor jujeño poco conocido en nuestro país, con un especial talento para retratar las formas de vida heterogéneas que habitan el Perú y que no siempre se reconocen en la mirada más tradicional sobre lo andino –sigue contando el editor–. Sus cuentos ‘Pimpiro’, ‘La sombra olvidada’ y ‘Una azucena de luz y de colores’ nos transportan a la Amazonia peruana, a un barrio de Lima, y también a lo profundo de la cultura andina en las sierras centrales del Perú, a partir de historias colmadas de ternura.” Entre los nuevos “Chiquitos...” que la Biblioteca Nacional ya imagina, figura por ejemplo uno con cuentos de la escritora cubana Dora Alonso. “Pero los nombres de los países y sus autores no son más que una excusa para acercarnos al universo latinoamericano, lleno de discrepancias, mezclas y problemas que no se circunscriben ni a las historias nacionales ni a las fronteras geográficas –advierte Scolnik–. Es un de-safío para la Biblioteca Nacional abordar esta complejidad desde una nueva colección de cuentos infantiles en la que textos e imágenes son parte de un esfuerzo por incitar una imaginación lectora de los niños.”

El nuevo título descubre el universo de la cubana Dora Alonso reuniendo sus cuentos “La gata de María Ramos”, “Tres lechuzas en un cuento” e “Historias de Juan Palomo”. Más allá de la riqueza que abren estas historias que llegan desde todo un continente, una marca importante de estos libros –de formato cuadrado y buena edición, pequeños pero bien legibles, tan manipulables para sus destinatarios– es la de la ilustradora Mariana Ardanaz y sus originales figuras de plastilina, y el diseño de Carlos Fernández, quien llenó de color las páginas de la colección. Tesoros chiquitos –o gigantes, según como se los mire– de América latina.