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Miércoles, 15 de septiembre de 2010

DANZA › HOY COMIENZA EL FESTIVAL INTERNACIONAL COCOA

Un ámbito de encuentro para la danza autogestionada

La segunda edición del festival llega en un momento complejo para la danza contemporánea, como lo exponen Liliana Tasso y Gabriela Romero, dos de las coreógrafas organizadoras. Además de una nutrida agenda de espectáculos, habrá jornadas de debate.

 Por Alina Mazzaferro

Hace dos años, con motivo de su primera década de vida, la Asociación de Coreógrafos Contemporáneos Asociados CoCoA DaTeI (Danza-Teatro Independiente) convertía su ciclo de danza bianual en un festival internacional. Tras una labor de hormiga en la gestión de la danza independiente, la agrupación presenta la segunda edición del Festival Internacional de Danza Independiente CoCoA, que comienza hoy con una nutrida cartelera de espectáculos y una serie de jornadas en las que se debatirá acerca de la producción autogestiva y la modificación de las leyes que protegen y estimulan la actividad. Como siempre, CoCoA brinda un espacio a los que recién se lanzan a la coreografía, pero también a los que vienen abriéndose camino en el campo en los últimos tiempos –por ejemplo, habrá obras de Valeria Pagola, Mariela Ruggeri y Gabily Anadón– y a artistas de más amplia trayectoria, como Roxana Grinstein, Vivian Luz, Liliana Tasso y Gabriela Romero. Uno de los segmentos más esperados será el Encuentro Iberoamericano, en el que podrán verse producciones de grupos del interior del país (de Mendoza, Bariloche y Rosario), así como también de algunos creadores de Paraguay, Ecuador, España y Uruguay, invitados para la ocasión.

En los últimos años, CoCoA ha redefinido sus funciones y cada vez tiene más injerencia en cuestiones vinculadas con las políticas culturales que repercuten en la actividad. “Hace cinco años que venimos trabajando en sostener un espacio donde el poder lo tengan los independientes”, explica Gabriela Romero, una de las organizadoras del evento y directora de la asociación hasta el año pasado. Actualmente es Liliana Tasso, quien está a la cabeza de CoCoA, quien ha continuado con las políticas iniciadas por Romero: “Buscamos mantener la institucionalidad más allá de que cambien las gestiones, esto es algo que la asociación viene logrando y ojalá que pueda servir como ejemplo a las instituciones gubernamentales”, asegura la nueva directora.

Más allá de la fiesta que supone este festival, la realidad de la danza independiente –sus dificultades, sus inconvenientes– es algo que los miembros de CoCoA no pretenden esconder, sino todo lo contrario. En diálogo con Página/12, Romero y Tasso exponen algunos de los debates que actualmente se están llevando a cabo (y que se abordarán en dos jornadas del Encuentro Iberoamericano: “Marcos regulatorios para el desarrollo de la danza independiente”, el martes 22 a las 11 en el C. C. de la Cooperación, y “El artista independiente y la gestión”, el sábado 25 a las 10 en Lavalle 3119). Las coreógrafas explican la necesidad de sancionar una ley nacional de la danza, consideran que hay que revisar la ley de Prodanza para modificar el funcionamiento de la institución, critican la ley de mecenazgo y explican los objetivos y criterios con los que pusieron en marcha este festival. “No convocamos a coreógrafos como si fuésemos una productora privada, lanzamos una convocatoria abierta con una única condición: quienes quisieran presentar sus obras debían comprometerse a participar de la organización del evento. Esto redujo la cantidad de postulantes”, explica Romero.

–¿Esta decisión explica por qué muchos de los coreógrafos más conocidos no participan de este espacio?

Liliana Tasso: –Por un lado, éste es un festival alternativo pensado para estimular el trabajo de artistas, algunos nuevos y otros con trayectoria, pero que no están interesados en transitar por ciertos lugares oficiales. Somos muchos los que defendemos ser independientes. Por otro lado, bogamos por el trabajo colectivo, algo que no es habitual en la comunidad de la danza y que no le interesa a todo el mundo.

–¿Los más nuevos necesitan de estos espacios para adquirir visibilidad?

L. T.: –Muchos de los coreógrafos que están trabajando están invisibilizados. Sólo unos pocos son visibles. Lo que separa al primer grupo del segundo no son diferencias de profesionalidad o de trayectoria, sino de circuitos en los que se mueven.

–Para realizar el festival recibieron apoyo gracias a la ley de mecenazgo. ¿Cómo se llevó adelante ese tema en la práctica?

Gabriela Romero: –Cuando salió la ley, el Gobierno se había comprometido a instruir a las empresas para recibir a los artistas. Eso no sucedió.

L. T.: –La ley de mecenazgo no funciona. El Estado te aprueba un proyecto por un monto de dinero y nosotros tenemos que salir a buscar los auspiciantes. El problema es que las empresas no se ven beneficiadas de ninguna manera por esta ley y para ellas es un trámite: tienen que poner a disposición un contador y encima temen que el Estado no le debite el monto de los ingresos brutos. Además, sólo podemos ir a buscar a empresas muy grandes, porque lo que nos pueden adjudicar ellos es el dos por ciento de sus ingresos brutos. Con lo cual tienen que ser empresas que facturen una millonada por año, y no hay tantas. Cuanto más grande la empresa, es más burocrática y además está menos interesada en auspiciar este tipo de actividades.

–¿Qué relación tiene CoCoA actualmente con Prodanza?

L. T.: –La política de CocoA siempre fue generar un vínculo con las instituciones gubernamentales, poder dialogar, acercar las inquietudes del sector. Convivimos con los artistas y padecemos nosotras como coreógrafas los problemas recurrentes de la danza independiente, entonces creemos que podemos aportar y enriquecer las políticas culturales. Actualmente el diálogo con Prodanza se mantiene, aunque no siempre es fácil porque hay diferencias de criterios. Necesitaríamos que Prodanza apoye más al festival.

G. R.: –Hay una cláusula en Prodanza que debería reverse: ahora el monto que recibimos para el festival es el mismo que recibe una producción de una obra. Consideramos que con todo el trabajo que nosotros hacemos deberíamos recibir un apoyo mayor.

–¿Están trabajando para modificar la ley de Prodanza?

G. R.: –Me han convocado en el verano como asesora desde dos bloques distintos de la Legislatura para dar mi opinión sobre la ley de Prodanza. Esta tiene falencias importantes, errores gramaticales que permiten interpretarla de manera muy diversa. Son sutilezas sobre las que va a haber que trabajar en el futuro.

–¿Esto cambiaría sustancialmente el funcionamiento de Prodanza?

L. T.: –Sí, porque hoy en día Prodanza sólo puede dar subsidios a la creación y nosotras entendemos que a la danza le faltan otro tipo de apoyos: para investigaciones, viajes, becas de estudio. Por otro lado, necesitamos que haya un poco de dinero para hacer gestión desde la instancia gubernamental. Porque no se trata solamente de repartir plata. Prodanza hoy, con ese dinero, no puede generar marcos para que las obras que subsidia funcionen mejor, adquieran más visibilidad y convoquen más público. Ese es uno de los inconvenientes que tenemos: mucha cantidad de gente trabajando y poca cantidad de público.

–¿Qué otros problemas sufre la danza independiente?

L. T.: –El de los espacios escénicos. Antes había muchos que hoy están cerrados para nosotros, como el Centro Cultural Recoleta, el Centro Cultural San Martín o el Complejo Teatral de Buenos Aires. Las salas independientes que hay, como tienen subsidios del Instituto Nacional del Teatro (INT), tienen mejor recepción para las propuestas teatrales que para las de danza. Nos cuesta mucho encontrar espacios centrales; las obras de danza quedan programadas en horarios que no son buenos o en días de semana. Otro de los problemas es que hemos perdido el diálogo con el Festival de Danza Contemporánea de la Ciudad. En otras oportunidades CoCoA había sido convocada para asesorar o para votar por los jurados, hoy ni siquiera nos responden las cartas.

–¿Ya hay un anteproyecto de la futura ley nacional de danza?

L. T.: –Lo presentamos en el marco del festival. Nos llevó un año de reuniones, consensos y discusiones. La ley se hace a semejanza de la que creó el Instituto Nacional del Teatro (INT). Tiene como objetivo crear un Instituto Nacional de la Danza y el Movimiento, que cuente con un presupuesto propio y autónomo. A diferencia de la ley del INT, intentamos darle un carácter más participativo, representativo y federal. Estamos tratando de generar asociaciones en todo el país para que éstas elijan a los representantes que dirigirán este instituto; éstos deberán conocer cómo es el desarrollo en su región y serán recambiables para que no queden enquistadas personas durante mucho tiempo, porque eso no es saludable para ninguna institución. La idea es que este instituto apoye a grupos y salas y otorgue becas y pasajes. Actualmente nos cuesta mucho conseguir el traslado de grupos que están invitados a participar de festivales en todo el mundo.

–¿Este proyecto de ley surge porque el INT ha relegado a la danza?

G. R.: –El INT ha tenido momentos en que ha apoyado más a la danza y otros en que no. En 2008 no recibimos apoyo para hacer el Festival CoCoA, cuando cumplíamos diez años. Este año contamos con ese apoyo, aunque de todas formas el dinero es muy poco. El nuevo instituto albergará todos los géneros de la danza, no sólo la contemporánea, sino también la folklórica, la clásica y otras, a pesar de que los que participamos en la gestión de la ley somos todos coreógrafos de danza contemporánea.

–¿El nuevo instituto apoyaría más a las compañías, una política no tan importante en el teatro pero fundamental para la danza?

L. T.: –Sí, cada vez son menos las compañías y esto sucede porque no hay una política de fomento y sostén para ellas. El nuevo organismo tendrá que resolver eso.

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La coreógrafa rosarina Paula Manaker presentará ¡Oh! Imperfecta el martes en el Teatro del Pueblo.
 
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