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Jueves, 29 de mayo de 2008

VISTO & OIDO

Desoyendo la maldición que el propio William Shakespeare eligió para su epitafio –“Maldito sea quien mueva mis huesos”–, el arquitecto Ian Stainburn dirige un proyecto de restauración de la tumba del célebre dramaturgo británico. El autor de Hamlet y Sueño de una noche de verano descansa en la iglesia anglicana de la Santa Trinidad, en Stratford-upon-Avon, 160 kilómetros al norte de Londres, donde fue bautizado en 1564. “No vamos a levantar las piedras, no vamos a excavar y la maldición es por los huesos enterrados, así que es irrelevante en este trabajo”, dijo el protavoz del grupo Shakespeare’s Friends. Al parecer, al respecto de la única cita de su autor favorito que no respeta.

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