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Sábado, 19 de diciembre de 2009

CULTURA › EXCAVACIONES EN BUSCA DE LOS RESTOS DE FEDERICO GARCíA LORCA

El enigma del cuerpo de un poeta

Los trabajos en la localidad de Alfacar, donde se creía que se encontraba el cadáver del escritor, no arrojaron resultados. Ahora la investigación debe recomenzar desde cero. “Pero la llama de Lorca sigue viva en la memoria colectiva”, sostuvo el historiador Gabriel Pozo.

A más de 70 años de su muerte, el lugar donde fue enterrado el poeta Federico García Lorca es todo un enigma. El misterio creció aún más en las últimas horas, ya que la excavación donde se creía que se encontraba el cuerpo no arrojó ningún resultado, según informó ayer la Junta de Andalucía. Desde fines de octubre, un equipo de arqueólogos y otros investigadores trabajan en la localidad granadina de Alfacar, guiados por una serie de investigaciones que habían situado allí el cuerpo del poeta. Por ejemplo, la teoría del hispanista irlandés Ian Gibson situaba la tumba de Lorca en un punto concreto entre Víznar y Alfacar. El director de la excavación se mostró sorprendido por no haber encontrado absolutamente nada, “ni lo habitual, como una esquirla, por pequeña que fuera, o una sola pieza dental”.

Por su parte, la consejera andaluza, Begoña Alvarez, aseguró que existen evidencias de que “nunca hubo entierros en esa zona”. Al parecer, la distancia entre la superficie de la zona excavada y la roca que se halló, de unos 40 centímetros, hace imposible que hayan existido fosas en ese lugar. Sobre la actuación del equipo en Alfacar, Alvarez aseguró que se manejaron “con rigor científico y sin especulación, colaboración y respeto a la privacidad de los familiares”. Los trabajos, que finalizaron el miércoles, se realizaron bajo una gran carpa metálica y se arbitraron medidas de vigilancia privada las 24 horas para preservar la intimidad de la investigación, en un espacio de alrededor de 268 metros cuadrados.

García Lorca, republicano, fue fusilado a los 38 años, el 18 o 19 de agosto de 1936, en los comienzos de la Guerra Civil española por los partidarios del después dictador Francisco Franco. Se supone que fue enterrado junto al maestro republicano Dióscoro Galindo y los banderilleros anarquistas Francisco Galadí y Joaquín Arcollas. Hace poco se apuntó a que también podrían haber sido sepultados con ellos el inspector municipal de tributos Fermín Roldán y un restaurador granadino, Miguel Cobo Vilches, muerto en 1937.

La búsqueda del cuerpo tuvo un comienzo polémico. Los herederos de García Lorca se opusieron a que, de hallarse los restos del poeta, éstos fuesen “removidos”. Asimismo, la familia se reservó el derecho a identificarlo mediante un cotejo de ADN en caso de considerarlo oportuno.

Finalmente, la excavación fue decidida por un acuerdo al que el gobierno regional de Andalucía llegó con los familiares de las otras víctimas que estarían enterradas en esa zona y la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) de Granada, luego de que se frustrase la investigación sobre los crímenes del franquismo que inició el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón.

Ante la frustración que generó la noticia, estos trabajos de exhumación se dan por cerrados. “Ahora aparece el reto de retomar las investigaciones desde cero”, concluyó la presidenta de la ARMH, Maribel Brenes. Desde siempre, sobre el cuerpo de García Lorca se postularon diversas teorías. Hay una muy vieja que sostiene que su familia desenterró el cadáver días después del fusilamiento en Alfacar y lo trasladó a una casa con el fin de guardar el secreto para siempre. Otra señala que milicias franquistas exhumaron el cuerpo y lo enterraron en un lugar desconocido para ocultar el asesinato.

Historiadores como Gabriel Pozo están convencidos de que los restos de García Lorca efectivamente se encuentran en Alfacar. “No hay que desencantarse. Lo fusilaron en esa zona y hay que seguir llevándole flores ahí”, aseveró. Para Pozo, la hipótesis de que la familia desenterró el cadáver es “difícil”. Sin embargo, precisó que varias fuentes le contaron durante su investigación –que plasmó en el libro Lorca, el último paseo– que fueron las milicias franquistas las que ocultaron el cuerpo del poeta en un lugar desconocido. Entre tantas dudas, “lo importante es que la llama de Lorca siga viva en la memoria colectiva española”, sostuvo Pozo.

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Lorca fue fusilado a los 38 años, en agosto de 1936.
 
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