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Sábado, 16 de julio de 2011

CULTURA › LAS CURIOSIDADES DETRáS DE LA VISITA DEL MúSICO ESCOCéS A BUENOS AIRES

Byrne, más bicicleteado que en bicicleta

El ex Talking Heads vino a presentar su libro Diarios de bicicleta, charlar sobre planeamiento urbano y dialogar con la gente. Pero el encuentro fue manipulado por operadores PRO.

 Por Luis Paz

El músico escocés David Byrne llegó a Buenos Aires entusiasmado por el reencuentro con una ciudad que, como Rosario, le resulta acogedora, y por lo que significaba presentar su libro Diarios de bicicleta y reencontrarse con amigos y seguidores. Pero dejó la ciudad confundido, con más de una zona gris alrededor de su presencia, el jueves, en la Ciudad Cultural Konex. Según averiguó Página/12 entre personas del entorno del ex Talking Heads durante su reciente visita, él llegó dispuesto a firmar ejemplares del libro, disertar sobre lo importante que una planificación urbana sea integradora y esté basada en la convivencia; y hasta con voluntad de responder las preguntas de su público. Poco de eso pasó.

Byrne estaba al tanto de las ciclovías y del convite del Gobierno de la Ciudad para probarlas, horas antes de la charla. De ese encuentro surgió el paseo en bicicletas amarillas y las fotos que ilustraron los diarios de ayer, también su reunión con el jefe de Gobierno, Mauricio Macri, en la plaza Vicente López. Pero hasta que comenzó la conferencia creyó que se trataría de una experiencia para ocuparse de aquellos intereses suyos y una oportunidad para compartir con su público y otros ciclo-amantes. La charla, sin embargo, duró hora y media y Byrne habló quince minutos, apurado y atosigado por presentaciones de diapositivas tan institucionales como la decoración; e injustamente relegado (hasta en el modo de presentarlo), cuando era precisamente el eje convocante del acto. El tiempo que le fue quitado para hablar también le quitó a sus fans esos otros placeres.

Byrne fue, aseguran las fuentes, presa inconsciente de un acto que casi nada tuvo que ver con su intención. En su alocución, que Página/12 siguió desde el público, se refirió a la necesidad de cambiar las ideas de orden o caos en lo urbano y criticó las ciudades donde la convivencia y la comunicación no son comunes, justo antes de ser apurado para redondear por la moderadora de la charla. Entonces fue el turno del subsecretario de Transporte porteño, Guillermo Dietrich, que comenzó citando “a Mauricio” y se ganó un justiciero “vinimos a escuchar a David” de parte del público, ante la mirada atónita de Byrne. “David se fue muy confundido por cómo se dieron las cosas. El esperaba otras. Sé positivamente que él no sabía quién era Macri ni que iba a ser un acto proselitista e institucional. El sólo quería hablar de urbanismo y firmar unos libros, charlar con la gente. Cenamos con él, preguntó por qué hubo lío (ese abucheo ‘a Mauricio’ y las preguntas picantes que incomodaron a Dietrich) y se interesó en saber qué opinaban los artistas de Macri y cómo eran sus políticas culturales. Su gesto cambió cuando se enteró realmente cómo son las cosas. David es un hombre progresista y no estaba al tanto de con quiénes estaba”, confió a Página/12 Amelia Lafferriere, su ex agente de prensa, hoy simplemente amiga.

“Inclusive preguntó si Macri era opositor o cercano a la Presidenta, realmente no sabía de qué se trataba”, insistió la fuente. Por cierto, en Diarios de bicicleta figura la fotografía que Byrne se tomó con Cristina Fernández en la casa de Mercedes Sosa. Y así cenó Byrne, preguntando lo que nadie le explicó antes. Y así se quedaron sin preguntas los que fueron a verlo: las únicas cuatro fueron manejadas por la moderadora. Una de ellas fue la insólita: “¿Cómo hago con la transpiración si voy en bicicleta a una reunión importante?”. Otra apuntó a cómo había visto Byrne a Buenos Aires en esta nueva visita: “Sólo estuve dos días, no podría decirlo”, fue la respuesta del escocés, que luego confiaría que respondió eso porque fue entonces que se dio cuenta de que “algo raro pasaba”.

Sin haber podido entrar en contacto con aquellas personas más afines a él y sus intereses, que estuvieron presentes en el encuentro, y con unas cuantas zonas grises sobre su estancia en Buenos Aires. Así se fue David Byrne, más bicicleteado que en bicicleta.

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David Byrne quería firmar ejemplares en público: sólo pudo hacerlo en camarines.
Imagen: Télam
 
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