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Viernes, 24 de febrero de 2012

HISTORIETA  › MI BUENOS AIRES QUERIDO, PUBLICADA POR LOCORABIA

Inusuales relatos del corazón

El guionista y editor Alejandro Farías convocó a una multitud de dibujantes para crear dieciocho historias que transcurren en calles, edificios y plazas porteñas. Por su gran nivel, fue uno de los libros de historieta más sólidos e interesantes de 2011.

 Por Andrés Valenzuela

Mi Buenos Aires querido no tiene planteos metafísicos berretas ni palabrerío cursi. Tampoco quiere definir el amor ni encontrar su forma más perfecta. Sólo busca contar sus historias. El guionista y editor Alejandro Farías convocó a una multitud de dibujantes para crear 18 relatos de corazón que transcurren en calles, edificios y plazas porteñas. En el libro, uno de los mejores publicados en la historieta argentina durante el año pasado, cada barrio tiene una trama que rehúye de convencionalismos y finales obvios. Acá la ciudad es partícipe necesaria de la trama, pero no un personaje más, como suele suceder en esta clase de productos.

Cada historia cuenta con el dibujante indicado para su tono particular. Un lujo para un libro con tantos lápices y estilos distintos. Ahí está el jovencísimo Matías San Juan ofreciendo un trazo rabioso para el romance del punk con la extranjera que no habla español en “Plaza Serrano”, o el dibujo estilizado de Marcos Vergara en “Plaza Miserere”. También se podría mencionar a Rodrigo Terranova en “Lagos de Palermo”, con su tinta densa y terrible, lejos de la caricatura mordaz de Karlo Lottersberger en “Plaza de Mayo” (una simpatiquísima fábula del burlador burlado en clave fantasía de oficinista). Esto por nombrar sólo a unos pocos de los dibujantes, que son muchos y notables.

Más allá de la faceta gráfica, Mi Buenos Aires querido tiene otros méritos menos obvios. El más destacable es el impecable trabajo editorial del propio autor, pues Farías, además de un guionista de gran nivel, es co-responsable del sello editor LocoRabia, uno de los más interesantes de la nueva movida local. En lugar de ordenar cada cuento gráfico detrás del otro, el autor-editor entremezcló sus actos, con lo que cada relato gana en fuerza narrativa. Por ejemplo, así la historia de una chica que se cruza en la parada del colectivo con un antiguo metejón de universidad tiene dos cambios de rumbo que adquieren el tempo perfecto con las pausas que surgen de intercalársele otras historias. “Abasto” y “Parque Chas”, en distintos tonos, también se intensifican con esas pausas, quizá porque el amor se alimenta más de ausencias y sueños de lo que vendrá que de mañanas en sábanas transpiradas.

El otro gran mérito se sugería al comenzar esta reseña: no son historias convencionales. El lector no va a encontrarse aquí con la típica fábula edulcorada de las comedias románticas hollywoodenses y ni siquiera con esas versiones falsamente superadas que terminan siendo más de lo mismo. Los amores de Farías son desafortunados, gozosos, casuales, pícaros, angustiosos y fundamentales. A veces son el primero. Otras el último. A veces son uno más y otras, ni siquiera llegan a ser.

Y además, por si todo eso fuese poco, son historias bien escritas y construidas, con diálogos sólidos y buen ritmo. Hay mucho trabajo puesto en que cada relato tenga su propia voz, personajes interesantes y que construya un mundo en sí mismo. No es poca cosa, considerando que debe repartir los 18 relatos entre poco más de 130 páginas, pero Farías sale airoso en todas las ocasiones (y Dassance en la que le toca). En suma, por un excepcional trabajo de guión y edición, y por un gran nivel en la faz gráfica, Mi Buenos Aires querido es uno de los libros de historieta más sólidos e interesantes de 2011.

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