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Miércoles, 17 de septiembre de 2014

HISTORIETA  › CUATRO MUESTRAS HOMENAJEAN AL CéLEBRE PERSONAJE CREADO POR QUINO

Días de Mafalda... hasta en la sopa

Hoy se inaugura la enorme exposición Mafalda en su sopa, en la Biblioteca Nacional, y mañana será el turno de Reinterpretando a Mafalda, en el marco de Comicópolis. Convivirá con El mundo según Mafalda, en la Usina del Arte, y Quino por Mafalda, en el Museo del Humor.

 Por Andrés Valenzuela

Las salas culturales oficiales de Buenos Aires viven días de mafaldismo extremo. Es que no hay una muestra dedicada al personaje de Quino. Hay cuatro. Y como el universo del humorista gráfico mendocino es tan amplio, las cuatro exposiciones se las arreglan para complementarse sin repetirse. Hoy, a las 18, inaugura Mafalda en su sopa, en la Biblioteca Nacional (Agüero 2502), y se enfoca en la relación de los lectores con la mítica niña dibujada. Mañana abre al público Reinterpretando a Mafalda, en Tecnópolis, y como parte del festival internacional Comicópolis. En ésta, 50 artistas celebran el medio centenario del personaje reversionándolo. Por otro lado, el lunes se inauguró en la Usina del Arte (Caffarena 1, esquina Pedro de Mendoza) El mundo según Mafalda, curada originalmente por el Museo Barrilete de Córdoba hace algunos años y que desde entonces gira por el país acercándose a los chicos. Finalmente, desde junio se puede disfrutar Quino por Mafalda en el Museo del Humor porteño (Av. de los Italianos 851), que aborda la obra de Quino desde sus principales ejes temáticos: la guerra, el mundo, la vejez, la muerte y el poder.

Todos los curadores y responsables de los espacios consultados por Página/12 señalan que, por un lado, la coincidencia de tantas muestras fue simple casualidad: cambios de fechas inesperados y postergaciones que terminaron solapando los trabajos. Por otro, que en todas estuvo la mirada atenta de Julieta Colombo –representante y sobrina de Quino– y la aprobación del propio humorista. También dialogaron algunos de los curadores para evitar insistir sobre los mismos aspectos de la obra.

De todas las muestras, la más breve será la de Comicópolis, pues durará lo que el festival: cuatro días. “Pero están dadas las condiciones para que luego yire por varios lados”, considera su curador, Andrés Accorsi, quien cuenta que de ella participan tanto los autores esperados que “predican el Evangelio según Quino”, como “gente del palo de la ilustración u otras improntas”. En esos 50 trabajos, los autores invitados hicieron sus propias versiones de Mafalda o de los otros personajes de la tira. “Lo que me llamó la atención es que muy pocos se animaron a hacerla interactuar con sus propios personajes”, reflexiona Accorsi sobre el respeto que impone Quino en el medio.

La que podrá verse en la Biblioteca Nacional, en tanto, es enorme: ocupará la Plaza del Lector Rayuela con una docena de gigantografías, la sala Juan L. Ortiz, la Sala de Lectura General Juan Bautista Alberdi y el hall de la Hemeroteca Ezequiel Martínez Estrada. El espacio supera incluso otras de las grandes exposiciones que se hicieron en el edificio de Agüero y Las Heras, como Los libros de la buena memoria, dedicada a Luis Alberto Spinetta. A partir de hoy, los visitantes podrán ver originales, bocetos, las publicaciones en las que salía Mafalda originalmente, y una galería sorprendente que pone el foco en los lectores y su relación con la obra de Quino: desde graffiti callejeros hasta tatuajes, merchandising de todo tipo, cartas de lectores y hasta la calle de Bruselas que lleva el nombre del personaje.

“Esto empezó cuando él vino a ver la muestra de Calé”, cuenta Judith Gociol, curadora de la muestra y co-responsable del Archivo Nacional de Historieta y Humor Gráfico, que funciona en la Biblioteca Nacional. “Y fue creciendo a medida que la hacíamos: primero era la sala, después queríamos usar el pasillo, pero estaba ocupado y nos contrapropusieron estos otros lugares, y con la idea ésta de Mafalda hasta en la sopa, estar en todos lados sonaba bien.”

Entre las joyitas que los asistentes encontrarán allí hay un boceto para posters del famoso “palito de abollar ideologías”, cartas manuscritas de Quino al cineasta cubano Padrón, responsable de los cortos animados del personaje, los papeles de calcar que el mendocino usaba para copiar sus personajes (porque temía que el paso del tiempo los fuera deformando), algún original jamás publicado y las publicaciones en sus medios originales, que en algunos casos generan una sorpresa notable. “Uno está más acostumbrado a la tira suelta o recopilada, no al contexto del diario, lo tiene tan visto en los libritos que olvida que aparecieron ahí”, explica Gociol, y detalla que la célebre tira de “¿Y entonces... eso que me enseñaron en la escuela?”, que se publicó al día siguiente del golpe de Estado de Onganía, apareció junto al horóscopo y los crucigramas. “Hoy no te la imaginás ahí”, afirma.

Entre las cartas de lectores, llaman la atención algunas como la de una mujer presa durante la última dictadura militar, que le escribió a Quino contándole cómo con las otras detenidas se contaban chistes de Mafalda para alivianarse los días. A ese relato, se suma la respuesta del propio autor, y luego una carta más, actual, de los hijos de la mujer. También está el mail de la empresa que pidió autorización a Quino para ponerle “Manolito” al satélite aeroespacial argentino que orbita la Tierra. Y en la Hemeroteca, un símbolo: el guardapolvo firmado por los maestros que le regalaron a Quino cuando visitó la Carpa Docente.

Tanto Hugo Maradei, del MuHu, como Gociol coinciden en celebrar la muestra de la Usina del Arte. “Está muy bien montada y es muy participativa para los chicos”, comenta el primero. “Tiene para que dibujen y jueguen con las viñetas.” Si algo atraviesa a todas las muestras, es el evidente sentimiento de que Mafalda forma parte de todos. De los niños que juegan con ella en la Usina, de los colegas que la revisitan constantemente en Comicópolis, del propio Quino –quien nunca podrá quitarse su marca, aunque haya hecho décadas de otros trabajos– y de los lectores que la hicieron suya y la tomaron como bandera. Hay Mafalda para todos y todas, hay Mafalda para siempre.

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La muestra de la Biblioteca Nacional es la más grande presentada en ese ámbito.
 
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