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Viernes, 7 de noviembre de 2008

UNA NUEVA EDICION DE FIERRO, MAÑANA CON PAGINA/12

Apunten contra Quattordio

La inclusión del autor de Retorno a Fierro en el número 25 de la revista es una oportunidad para reencontrarse con un nombre que trabaja siempre en la cuerda de lo autobiográfico, considerado como una oveja negra del comic local.

 Por Lautaro Ortiz

Entre los lectores de Fierro, dibujantes y críticos de la historieta de la historieta argentina, hablar del marplatense Juan Carlos Quattordio es marcar fronteras. Se lo ama o se lo odia. No hay términos medios. Sus historias, siempre en la cuerda de lo autobiográfico, han despertado interminables polémicas, convirtiéndolo en una suerte de oveja negra del comic local. Buscado o no, aquella historieta que hizo el marplatense titulada Retorno a Fierro (publicada a principios de año) lo marcó a fuego. Parecería imperdonable que alguien pudiera escribir y dibujar sobre el mundo editorial y la crítica de historieta durante los ’90, década de crisis para el género. Tampoco le perdonaron que hablara sobre el uso del lápiz óptico como herramienta para trabajar (“elimina los errores pero también el estilo”) y durante un tiempo se armó una campaña en su contra en blog y webs especializadas en el tema.

Pero a Quattordio poco le importan las voces que lo defenestran al opinar sobre sus guiones y sus dibujos: “Lo mío será una mierda, pero tiene mi olor”, lanza desde el principio de esta entrevista pautada con motivo de la publicación del tercer capítulo de su serie Los años metálicos –sobre el mundo de la música del heavy metal– que saldrá mañana en la edición 25 de la revista Fierro.

Autor de recordadas historias como Roger Corman presenta (con guión de Alejandro Pose en la primera época de Fierro) y de la exitosa Chico conoce chica que se difundió por Internet y en las páginas de la nueva Fierro, Quattordio ha sabido ganarse un espacio no sólo por prepotencia de trabajo, sino por manejar un registro único, de humor ácido, directo, matizado siempre a través de un relato autobiográfico de excelente factura en cuanto a la narración. Y tanto pesa el nombre de Quattordio que –como confiesan algunos colegas, aunque siempre en voz baja– logró algo impensado: “Entre los que lo odian y los que lo aman, sus historias son las primeras en leerse cuando está anunciado en la Fierro”. Este es Quattordio, quien quiera oír que lo haga.

–¿Por qué cree que ha despertado entre los lectores tantas emociones encontradas?

–No sé. La polvareda que se levantó en ciertos sectores del comic sobre mis dichos e historias la provocaron personajes que se molestaron porque hoy por hoy la historieta no pasa por sus manos. Les jode el no-gravitar. Yo tan sólo dije lo que veía, no soy el único, pero, claro, el único en haberlo dicho públicamente (y que se difunda públicamente). Sucede que hay una legión de gente frustrada que tira mierda porque no la publica nadie, aunque sean buenos técnicamente.

–¿Podría contar cómo es el proyecto completo de Los años metálicos sobre los años ’80 y el heavy metal?

–Los años metálicos es una obra conceptual de historieta y música, la única que se ha hecho por entregas en una revista de alta circulación como Fierro y en Internet, en el mundo y en la historia del medio. Me gustó la idea de entregar comic y música como los folletines del siglo XIX, ir cotejando el ida y vuelta con los lectores. Internet me dio la posibilidad de ser leído y escuchado por gente de toda Hispanoamérica.

–¿Cómo es su proceso creativo?

–Es muy distinto cuando trabajo para Estados Unidos o para Fierro. Estoy haciendo series para afuera con otro proceso de trabajo que no aplico a la hora de ponerme a trabajar páginas para Fierro. Soy muy caótico, pero trato de mantener un orden. Obedezco a flashazos de inspiración, transformo ideas en minutos, acomodo las historias, relaciones, agrego cosas, le busco la lógica y los porqués a todo. Es como domar un potro. Muy excitante.

–¿Qué evaluación podrías hacer de tu trabajo desde aquel Quattordio de la primera Fierro a esta nueva etapa?

–El nuevo Quattordio es más neurótico (risas). Te diría que mis caminos se ampliaron y tengo más proyectos, como escribir guiones para otros dibujantes, hacer un comic para celulares, sólo espero que las telefónicas se pongan las pilas antes de que nos invadan Snoopy, Garfield u otro producto de afuera.

–¿Cuáles cree que son las claves de la historieta actual para que se hable hoy de una suerte de resurgimiento editorial?

–La historieta argentina de hoy es una preadolescente que se está poniendo buena. El presente es auspicioso. Me parece interesante que los dibujantes hayan dejado Internet y los fanzines y puedan ver sus trabajos publicados en libros, pero sería mejor si pudieran tener un rédito económico por eso. Ya es hora de que ciertos editores dejen de decirles “esta publicación te sirve como promoción”. Basta de favores. A mí me ofrecieron por un libro de 60 páginas lo mismo que gano en Fierro por ocho páginas. Hay que saltar de las comiquerías a los kioscos. El fenómeno de Fierro es la frutilla en el postre de algo que viene haciendo fuerza desde abajo. Ojalá no se desinfle.

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Juan Carlos Quattordio construyó una obra conceptual que ensambla la historieta con la música.
 
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