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Viernes, 27 de enero de 2006

CULTURA 250 AÑOS DEL NACIMIENTO DE MOZART

Amadeus sigue siendo pasión de multitudes

Hoy, a 250 años de su nacimiento, Viena y el mundo entero le rinden homenaje al genio que no sólo dejó su huella en la música: la imagen de la marca Mozart mueve 5000 millones de euros.

Fue el niño prodigio del siglo XVIII. Con sólo tres años demostró sus dotes musicales y a los cinco compuso su primera obra. A los ocho ya tenía escrita una sinfonía, y a los 11, una ópera. Pero no fue sólo un genial y precoz intérprete, que deslumbró al rey Luis XV de Francia, Jorge III de Inglaterra y tantas otras pomposas cortes. De adulto se convirtió en uno de los compositores más notables de la historia, adorado por muchos y también envidiado por otros tantos. Y por estos motivos, hoy, a 250 años de su nacimiento, Viena y el mundo entero le rendirá homenaje a Wolfgang Amadeus Mozart.

Nacido en Salzburgo el 27 de enero de 1756, Johannes Chrysostomus Wolfgang Amadeus Mozart –como fue bautizado–, fue criado para tocar el piano. Su don natural le permitió viajar con tan sólo ocho años por Alemania, Francia, Inglaterra y Holanda, lo que no era habitual para un niño de aquella época. Su padre, también músico, fue quien decidió salir de gira para mostrar a su pequeño talento como una curiosa extravagancia y complacer así a los principales monarcas de Europa.

Si en un comienzo fue reconocido por su estilo galante, a partir de la Sonata Nº 9 el Mozart maduro les otorgó un sello más personal y profundo a sus composiciones. Cuando aún no alcanzaba los treinta años, ya era el músico más popular de su tiempo. En 1786 compuso la ópera Las bodas de Fígaro, reconocida como una de sus predilectas. Además, fue el creador del Ave Verum Corpus, Réquiem en Re menor, La flauta mágica, y Don Giovanni. Sus éxitos, destacados por la opinión pública y la crítica, no tardaron en procurarle importantes rivales. Entre ellos el gran maestro italiano Antonio Salieri, cuya relación con el “elegido de la corte” –conocido tanto por su talento como por su egocentrismo– fue retratada en Amadeus, el film de Milos Forman ganador de ocho premios Oscar en 1985. Más allá de la fidelidad histórica de la versión de Forman –a su vez retomada de la fábula de Alexander Pushkin–, sí es verdad que en aquellos tiempos quienes amaron o execraron a Mozart lo llamaron simplemente “Amadeus”: “el que ama a Dios”, en latín.

Amadeus vivió tan sólo 35 años y, sin embargo, en su producción se encuentran 626 obras –entre ellas 22 óperas y 41 sinfonías–. En todas ellas, los expertos coinciden en afirmar que tras la aparente sencillez de la composición se encuentra una complejidad técnica que deja a la vista el más mínimo error en la ejecución. Por ello, los críticos de todos los tiempos lo alabaron y su audiencia lo amó y nunca dejó de aplaudir sus piezas. Y aun así, paradójicamente, Mozart murió en soledad, enemistado hasta con su propia familia, el 6 de diciembre de 1791.

Si la vida de Mozart ha sido interesante en general para el público y la prensa, en igual medida lo ha sido su muerte. Varias hipótesis han sido desplegadas acerca de la causa de esta fatalidad, a tan temprana edad. Algunos historiadores la han adjudicado a un envenenamiento, producido por alguno de sus rivales, tal vez el mismo Salieri. Sin embargo, la hipótesis más aceptada es la que dice que el compositor austríaco fue asesinado por el marido de su amante, como lo relata la investigadora italiana Gabriella Bianco en su novela histórica Wolfgang y Magdalena que se presentará próximamente en la Argentina (ver recuadro). Pero no sólo estas hipótesis sobre la causa de su fallecimiento generaron polémica. También su cadáver fue motivo de sucesivas investigaciones, luego de ser robado –se dice– para ser estudiado mediante la pseudociencia de la frenología, que a través de mediciones del cráneo encontraría las razones que motivaron semejante genialidad.

En el 250º aniversario del nacimiento de este genio de la música, su Austria natal le tiene preparada una gran fiesta. Salzburgo ofrecerá durante todo el año –denominado el Año Mundial Mozart– 260 conciertos y 55 misas dedicadas a la música sacra del célebre compositor. Mientras tanto, Viena reabrirá hoy la casa restaurada donde Mozart compuso Las bodas de Fígaro. Los fanáticos de Amadeus, que viajarán de todas partes del mundo hacia Austria para presenciar el homenaje, también podrán apreciar los más variados artículos del artista del siglo XVIII (desde anotaciones garabateadas hasta botones de sus chalecos, naipes y mechones de su cabello) en su casa de Salzburgo, donde nació, y en el Museo Carolino Augusteum en donde hoy se inaugura la exposición ¡Viva Mozart! Además, la Biblioteca Nacional Austríaca ha puesto en exhibición el manuscrito original del Réquiem, pocas veces visto. Como si todo esto fuera poco, el Año Mundial Mozart llevará a los austríacos a realizar su tradicional maratón de Viena –que se lleva a cabo a lo largo de un trayecto de 42 kilómetros– con músicos a los costados del camino, con vestimenta de época, que animarán a los corredores ejecutando las conocidas piezas de Mozart.

Sin embargo, no es sólo en Austria donde se respira la mozartmanía. Esta noche habrá presentaciones dedicadas al compositor en Nueva York, París, Berlín, Londres y Praga. En la Argentina, la señal de cable Films & Arts transmitirá durante todo el día una programación especial dedicada al homenajeado (ver aparte). En el mundo entero, una enorme maquinaria comercial se ha puesto en marcha para saciar esta euforia y todo tipo de productos –desde yogures hasta chocolates, salchichas, cervezas o albóndigas– llevan el apellido del célebre músico. “Mozart se encuentra entre las 50 mayores marcas del mundo”, asegura Arthur Oberascher, director de publicidad en Austria, quien estima que el precio de la imagen de marca de Mozart es de unos 5000 millones de euros. Y hay mucho más: en Alemania, una encuesta realizada por la revista Stern reveló que el 84 por ciento de los alemanes considera más importante a Mozart que a las grandes estrellas pop de la actualidad. Efectivamente, el prodigio austríaco aún les pasa el trapo a todos, desde Robbie Williams hasta Madonna.


Producción: Alina Mazzaferro.

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Una enorme maquinaria comercial se ha puesto en marcha para saciar la euforia Mozart.
 
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