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Martes, 22 de agosto de 2006

UN RECORRIDO POR LOS MUSEOS A TRAVES DE LA RED

En cualquier lugar del mundo, el arte es un placer virtual

El Louvre, el Museo del Prado, el Van Gogh, entre otros, son escalas de una visita global que sólo requiere de un click.

La expansión de las comunicaciones digitales no sólo aleja, sino que en algunos casos hasta logra el efecto contrario, y esto no se relaciona únicamente con los vínculos personales. Una clara muestra es la posibilidad vigente de recorrer museos a través de la red. No se necesita dinero para viajar, ni hacer horas de cola para recorrer los grandes capitolios del mundo. No es lo mismo que disfrutar “in situ” pero se acerca bastante, y da la posibilidad de conocer sin necesidad de visados especiales.

El Museo del Prado (http://museoprado.mcu.es) y el Reina Sofía (www.museoreinasofia.es) tienen su tour virtual en España. En este momento y hasta septiembre se puede recorrer una muestra especial realizada en honor a la vuelta del Guernica de Pablo Picasso de Nueva York; el artista había dejado expresamente dicho que cuando las libertades políticas volvieran a su país la obra podría volver también. Al cliquear el vínculo que lleva a la recorrida se accede a una pantalla. En el centro se ve una de las salas que se pueden elegir para ver. El festejo del retorno es una de las exhibiciones, acompañada por muestras de Dalí, Roy Lichtenstein y otros. Como si fuese un videojuego en primera persona, a través del mouse se maneja el desplazamiento dentro de la sala y la distancia a la cual se está de la pieza expuesta. Asimismo la recorrida permite posicionarse frente a un mapa de las salas e ingresar a la elegida, o transitar desde un punto pasando por pasillos y puertas.

Otro de los míticos lugares por los que es posible pasear es el Museo del Louvre de París (www.louvre.fr); en este caso la cámara está fija y se puede dar vueltas en cada espacio que se desee recorrer, aunque no está permitido –a diferencia de los museos españoles– acercarse a las obras. En la ciudad de las luces está el Palacio de Versalles (www.chateauversailles.fr). En la página se pueden bajar audios y videos para recorrer el castillo. No da la posibilidad de modificar la imagen o el punto de vista, sino de mirar casi como si se estuviera viendo un documental en televisión. En Holanda, el Museo Van Gogh (www.vangoghmu seum.nl) permite en su página principal elegir el idioma y recorrer el museo en un tour de 360º a través de un programa gratuito que se baja rápidamente.

El continente africano también tiene su espacio en la web en el Museo de Egipto (www.egyptianmuseum.gov.eg), donde es posible transitar las salas del interior y el exterior del edificio. Las atracciones del lugar son –como es de prever– las momias y sus ornamentos funerarios, además de los utensilios relacionados con la vida de la antigua ciudad de los faraones. Hace unos años la primera colección porteña y la única por el momento en tener tour en el ciberespacio es el Museo de Arte Decorativo (www.mnad.org). El Museo de Bellas Artes (www.mn ba.org.ar), en cambio, ofrece una página web donde se accede a su acervo, tanto de cuadros como esculturas. A través de botones se pueden ver los mapas de las salas y repasar pieza por pieza a través de fotos que recorren la planta baja y los dos pisos superiores del edificio. La mayoría de los museos argentinos rastreados por Internet sólo contiene información institucional: los funcionarios a cargo, una breve mención de su colección, con algunas fotografías del museo y algunos de los objetos de su patrimonio.

Hay otra forma de ver los recorridos virtuales: como incentivo para realizar después la visita física. Estas visitas, además, quizá posterguen el desgaste de ciertas obras, que ya no pueden estar en contacto con la luz, o el aire, debido a su antigüedad. La presentación de los museos en red posibilita que a este producto cultural accedan usuarios de un rango de edad de veinte a treinta años, que son los que están fuera del “target” de los que realizan visitas guiadas físicas en lugares históricos.

Con la aparición de Internet se han roto las fronteras de espacio y tiempo: a través de la red se puede acceder a las exposiciones fuera del horario de visita y desde los puntos más alejados del planeta. No se trata de sustituir el mundo real por el virtual, sino que el mundo virtual se convierte en estos casos en una prolongación del mundo real.

Informe: Suyay Benedetti.

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Para la “contemplación” del patrimonio artístico de la humanidad no hace falta pasaporte.
 
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